Una masa de frío polar helará España

Se acerca el invierno. No es el lema de los Stark en Juego de Tronos, sino la realidad climática que imperará a partir de hoy. Para los que dicen que España se va a transformar en Invernalia, se equivocan. Es cierto que los termómetros van a bajar hasta ocho grados de golpe, pero no por ello se puede hablar de ola de frío. Las bajas temperaturas que ya se están registrando son propias de esta época del año y no se prevé, a priori, que su duración e intensidad se mantengan como para calificarse como tal. «Una masa de aire polar continental es la que está provocando este descenso tan brusco: primero, en las zonas de montaña; después en el resto del país», asegura la meteoróloga Mar Gómez. Para ella, este fenómeno frío y seco se extenderá este viernes por toda la Península y alcanzará su punto álgido el sábado. «Por sus características no habrá lluvias ni nevadas».

Aún así, parece que hace más frío de lo normal. Y tienen toda la razón: tras un diciembre más cálido de lo habitual, nos hemos acostumbrado a un clima más propicio del inicio de la primavera. «No estamos ante un invierno atípico. Hay que recordar que el diciembre de 2017 no fue nada lluvioso y que hubo que esperar dos meses para esas primeras precipitaciones. Se ha mantenido la tendencia y ahora notamos más el cambio». ¿La culpa? Del viento, que hará que la sensación glacial sea mayor. «Hay avisos en el nordeste peninsular, principalmente. Eso puede agudizar nuestras percepción personal, pero no serán tan extremos como en otras ocasiones», añade Gómez. Así, soplará con fuerza el cierzo en el valle del Ebro y la tramontana en el noroeste de Cataluña y el norte de Baleares.

Durante estos días, se producirán heladas generalizadas en buena parte del interior peninsular, descendiendo las temperaturas durante la noche por debajo de los -5ºC en las mesetas y zonas altas, incluso localmente por debajo de los -10ºC. En cuanto a las temperaturas diurnas, no se espera que superen los 5ºC en el interior de la mitad norte. El aire frío unido al viento del norte harán que la sensación térmica sea aún más baja. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) espera que éstas últimas se recuperen poco a poco a partir del sábado, aunque el viento se mantendrá durante el fin de semana con tendencia a disminuir de intensidad.

«El mayor descenso de las mínimas se va a notar en el sureste penisular. Especialmente en Cádiz, Huelva y Sevilla. En cuanto a las máximas, se notará más en Valencia, Murcia, Lérida y Huesca», recuerda Gómez. Esta bajada generalizada de temperaturas provocará heladas en zonas extensas. Asimismo, la atmósfera tenderá a inestabilizarse en el área mediterránea a partir de mañana para ir ganando estabilidad a lo largo del viernes.

La diferencia con los días previos es que las temperaturas nocturnas tan frías que se han registrado en las zonas llanas o de valle se van a extender al resto de la Península y Baleares. Es lo que se conoce como inversión térmica. «Anoche, en Aranjuez, el termómetro marcó 5ºC; en Navacerrada, a 1.890 metros de altitud, 0ºC. Es un tipo de característica que toma la atmósfera cuando la temperatura del aire, en vez de descender mientras subimos en altura, va ascendiendo cada vez más. Esto hace que la densidad del aire descienda con la altura limitando así las corrientes convectivas ascendentes que se producen en la atmósfera», explica esta meteoróloga.

De todos, el día más crudo será el viernes: una veintena de provincias estarán en riesgo amarillo por temperaturas mínimas. Además, Zaragoza, Huesca y Lérida tendrán aviso amarillo por niebla, además de riesgo por temperaturas mínimas. Y, además, la provincia catalana estará en aviso por fenómenos costeros. Las brumas y nieblas, en general matinales, afectarán a las depresiones del noreste peninsular, meseta sur y, con menor probabilidad, al interior de Galicia y meseta norte. De cara a la próxima semana, es probable que la atmósfera tienda de nuevo a una mayor estabilidad, con cielos poco nubosos y sin precipitaciones en la mayor parte del territorio. Así que no se les ocurra salir a pecho descubierto, como Jon Nieve a «cazar» caminantes blancos.