Lambán: «El retorno de los bienes demostró que Generalitat puede ser obligada a cumplir la ley»

El presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, considera, cuando mañana se cumple un año del retorno al Monasterio de Sijena de las piezas que estaban depositadas en el Museo de Lérida, que esta efeméride demuestra que la Generalitat puede ser obligada a cumplir con la ley, «le pese a quien le pese».

En un artículo publicado hoy en La Vanguardia, el presidente aragonés recuerda el proceso judicial que culminó hace un año, cuando la segunda tanda de los bienes de Sijena, los que permanecían en el Museo Diocesano de Lérida, regresaron al cenobio, trasladaros por técnicos del Gobierno de Aragón en cumplimiento de una sentencia judicial dictada en 2015 y cuyos plazos se habían incumplido en dos ocasiones.

Según Lambán, este hecho no tuvo «nada que ver» con la suspensión de competencias aparajeda a la aplicación del artículo 155 de la Constitución, ya que el entonces responsable de las competencias de Cultura de la Generalitat, el ministro Íñigo Méndez de Vigo, «en lugar de facilitar el cumplimiento de la sentencia, se inhibió descaradamente, razón por la que el juez hubo de disponer de la fuerza pública».

Ese episodio lo considera Lambán en su escrito un «hito memorable» del ordenamiento democrático y una «vívida demostración de la independencia y pulcritud con la que son capaces de actuar los poderes del Estado».

Pero además, agrega, permitió «fijar una verdad sobre los hechos», que «pone en evidencia muchos de los argumentos desplegados por el independentismo».

Lambán, quien mañana reunirá a su gabinete en el Monasterio de Sijena para celebrar un Consejo de Gobierno, aspira a que, establecidos los hechos por los tribunales, «no se intoxique a la opinión pública de Catalunya con falsedades» y que no se engañe diciendo que Aragón no puede garantizar la correcta conservación de los bienes.

«No se utilice Sijena para contribuir y atacar la legalidad y el Estado de Derecho», reclama el presidente aragonés, quien lamenta que el independentismo catalán «se afana en construir una ficción cuyo único fin es suscitar un sentimiento colectivo de enfrentamiento visceral contra el Estado».

Lambán concluye el artículo con una reflexión: «Si en este asunto la mentira ha campado por sus fueros, qué no estará ocurriendo con otras cuestiones más apremiantes y graves para una proporción mayor de catalanes».