Del negro al blanco. De la oscuridad más absoluta durante más de una hora de partido, a la luz del tramo final. Así llevó el Real Zaragoza el guión de un partido extraño, de enormes claroscuros, que tuvo perdido durante largo tiempo, que logró empatar en un corto espacio temporal mediada la segunda parte y que pudo acabar ganando si el portero del Mallorca no hubiese hecho un par de paradas providenciales cuando el reloj llegaba a la conclusión del choque. Al final, los de Alcaraz lograron salvar un punto gracias al efecto positivo de los tres cambios llevados a efecto por el entrenador andaluz pero, una vez más, se quedaron en puertas de lograr un triunfo en La Romareda, algo que sigue resistiéndoseles desde la primera jornada en agosto, y van ya seis duelos consecutivos sin éxito.
Un día más, y van muchos, la primera parte de los zaragocistas fue un desastre. Sin más epítetos anexos. Sobra así. En el minuto 20, los de Alcaraz ya perdían 0-2. De nuevo, salieron del vestuario en desventaja, pues el 0-1 llegó antes del minuto 6, en la primera llegada mallorquina, en un córner mal defendido, con la blandura final de Verdasca, que fue el que asistió a Lago Junior para que pusiera por delante a los baleares.
De ahí en adelante, los blanquillos fueron un flan. Un grupo obturado. Sin tensión. Sin resortes anímicos para salir airosos de ese contratiempo. Con una defensa llena de agujeros, como un queso gruyere. Con un medio campo atrancado. Y sin delantera. Y, por si fuese poco, hasta el portero anduvo fuera de onda todo el tiempo. El contagio fue general. Apenas hubo un par de fogonazos mirando a la portería de Parera, portero inédito del Mallorca, que ni se manchó la ropa. El público, muy sensibilizado por tanto tiempo sin catar un triunfo en La Romareda, comenzó pronto a censurar la espesura de los suyos. El caldo de cultivo, por decantación, ya no es el mismo del principio. Entre todos los ingredientes que se fueron sumando a la coctelera de la noche otoñal acabaron generando un medio ambiente impropio de un plan que hasta hace 60 días aspiraba a estar en lo alto de la tabla .
Tras el tempranero primer gol visitante, Pombo, el único con algo de rasmia y chispa para inventar entre tanta candidez, tuvo en su bota derecha el 1-1 en el minuto 13. Tras un centro de Delmás y una dejada de Álvaro Vázquez, de nuevo titular, el ‘8’ canterano remató mordido, fuera por un metro. Enseguida, de nuevo Lago Junior fue el autor del 0-2, tras un centro cerrado de Aridai que se paseó por el área pequeña sin que nadie, guardameta y centrales, despejase el peligro. El africano cabeceó a quemarropa el segundo de la noche y hundió en sus miserias a los blanquillos.
Pudo se peor la trama de la película. En medio del descontrol general de los anfitriones, el Mallorca introdujo el balón el la red por tercera vez en el minuto 29… pero el linier anuló el tanto por fuera de juego. Fue una falta de Salva Sevilla, directa desde 20 metros, que Cristian Álvarez rechazó en corto. Solo cuatro jugadores, todos del cuadro balear, fueron al rechazo. El que dio el pase para que Xisco Campos marcase no parecía estar en orsay, pero el asistente levantó el banderín. Así, el roto fue menos doloroso a esas prematuras alturas del duelo. Lago Junior volvía loca, él solo, a toda la zaga aragonesa. En el último cuarto de hora del primer acto, el Mallorca vivió cómodo y solo fue alterado por un disparo de Pombo a la media vuelta desde la frontal del área que se marchó literalmente rozando el poste derecho, fuera por escasos centímetros. Un ramalazo aislado que pudo haber metido en el partido a los zaragocistas, pero no era la noche.
Tras la pitada global de la afición en el pitido final y el periodo de descanso, Alcaraz movió el árbol por fuerza. Dejó en la ducha al caótico Verdasca y a un atribulado Zapater (que jugó por la lesión no anunciada hasta minutos antes del partido de Javi Ros) y metió en danza a Benito e Igbekeme. Prosiguió con su 5-3-2, el del éxito de Tarragona, con Delmás metido como central diestro en la tripleta de zagueros, con Perone y Nieto. No quedaba otra que experimentar una metamorfosis radical y lograr un gol tempranero que diera vida a un grupo muerto. En el Mallorca, la súbita lesión del veterano Salva Sevilla, gobernador del medio campo, provocó la salida de Baba al poco de reanudarse el juego.
El Zaragoza salió intentándolo todo, con más corazón que cabeza. Igbekeme ejecutó el primer remate, en el 52, pero se le marchó desviado desde el borde del área tras un ataque largo. Era lo primero potable que llevarse a la boca en la noche torcida. Los insulares respondieron enseguida, con un córner directo de Aridai que sacó como pudo Álvarez en el primer palo. Durante los primeros 15 minutos, los aragoneses apretaron al Mallorca hacia su área. Merodearon los balones colgados, pero no hubo remates sustanciales. Solo uno de Pep Biel, desviado, mal, fuera. Los baleares, con su enorme ventaja en el tanteador, jugaron a administrarla. No tuvieron pegas en dar varios pasos atrás.
Como la pretendida reacción no tuvo efectos visibles, a falta de 25 minutos Alcaraz quemó su último cartucho y dio entrada a Marc Gual por Lasure, cambiando el dibujo y acumulando piezas en punta. La iniciativa del técnico tuvo efecto inmediato. Gual, en la primera pelota que tocaba, anotó el 1-2 en la mejor jugada del envite, iniciada por Nieto, intermediada por un pase a la primera de Pombo y culminada por el badalonés con un chut seco que dio en los dos palos y acabó entrando. Era el minuto 66 y nacía un nuevo partido.
En el 68, en plena efervescencia local, llegó la polémica. Álvaro Vázquez esperó detrás del portero Parera a que este sacase. Al echar el balón al suelo, se lo robó por detrás y cayó derribado por el arquero mallorquín. El árbitro no consideró penalti, ni la aneja roja al portero que venía en el lote en tal caso. Pitó falta de Vázquez por molestar en el saque al guardameta y amonestó al zaragocista. El lío fue superlativo en lo sucesivo. En ese rato de desbarajuste, el Mallorca perdonó el 1-3. Pilló descolocada a la zaga aragonesa en un pase largo sobre Aridai, que se quedó mano a mano ante Cristian Álvarez. Esta vez, el argentino sí adoptó su rol de mesías y salvó el tanto, con réplica inmediata en el segundo remate del atacante bermellón tras su primera parada.
Y llegó el éxtasis de la remontada en el 74. Había perdonado el cuadro mallorquín y lo pagó caro. Pombo remachó el la raya un rechazo de Parera a disparo, de nuevo, del hiperactivado Gual, que se erigió así en el talismán del cambio total del equipo de Alcaraz. En apenas 8 minutos, el Real Zaragoza pasó de la morgue a la vida, a rescatar un punto y tener a mano, durante un cuarto de hora final, el volteo absoluto del marcador. La afición reaccionó como merecía la ocasión. Se olvidó el desastroso primer tiempo. El equipo, en el césped (como dicta el fútbol), se ganó a la gente y se hizo acreedor a todo lo bueno.
Gual, desde el borde del área, en el 78, forzó a Parera a sacar a córner por encima del larguero en un zurdazo precioso. Seguido, Benito entró en el área, sacó un chut duro por alto que de nuevo Parera diluyó con una gran parada cuando la pelota iba dentro. El Mallorca estaba grogui ante tamaña reacción zaragocista. Ya en el minuto 90, Pombo remató duro en el área tras una jugada de Igbekeme con Biel y el portero Parera volvió a evitar la victoria zaragozana. La recta final del partido fue un frenesí. En el 91, Benito cabeceó solo en el área pequeña un centro de Biel pero su remate se marchó fuera increíblemente, con todo a favor. Y, con Delmás caído en el suelo tras un duro golpe cabeza contra cabeza con el aragonés Buenacasa, los visitantes estuvieron a punto de llevarse la victoria en la última acción, pero Álex López de Groot marró un mano a mano ante Cristian Álvarez, que le adivinó la dirección de su remate.
El público, en una noche de contrastes como pocas, acabó aplaudiendo el 2-2 final. No fue la victoria pretendida, pero supo de modo similar por el formato del partido, que estaba perdido por completo hasta faltando 24 minutos, no tanto por el 0-2 que campeaba en el luminoso a esas alturas, sino por lo mal que había jugado hasta ese instante el Real Zaragoza. En tiempos de máxima necesidad, este punto no es suficiente para que el cuadro aragonés salga de la zona baja de la clasificación, por lo que deberá seguir remando en un mar agitado en las siguientes jornadas para lograr tal propósito.
Ficha Técnica
Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Delmás, Verdasca (Benito, 46), Perone, Nieto, Lasure (M. Gual, 65); Zapater (Igbekeme, 46), Eguaras, Pep Biel; Pombo y Álvaro Vázquez.
Real Mallorca: Parera; Gámez, Xisco Campos, Russo, Sastre; Pedraza, Salva Sevilla (Baba, 51); Aridai, Dani Rodríguez (Buenacasa 74), Lago Junior (Ferrán Giner, 83); y Álex López de Groot.
Árbitro: Ais Reig (Comité Valenciano). Amonestó a Pombo (44), Delmás (58) y Aridai (60).
Goles: 0-1, min. 6: Lago Junior. 0-2, min. 20: Lago Junior. 1-2, min. 66: M. Gual. 2-2, min. 74: Pombo.
Incidencias: Noche agradable en Zaragoza, con 13 grados. El césped de La Romareda prosigue con su excelente estado tras su completa sustitución hace poco más de un mes. En las gradas asistieron al partido alrededor de 21.500 espectadores, cifra oficial.