Papa Francisco: La fiesta del Sagrado Corazón nos recuerda que Dios nos amó primero

“Hoy es la fiesta del amor de Dios”: El Papa Francisco ha iniciado así su homilía esta mañana en la Misa matutina de Santa Marta, en la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.

El Pontífice ha aclarado que no somos nosotros los que hemos amado a Dios, sino que es Él quien “nos amó primero, Él es el primero en amar”, señala ‘Vatican News’ en español. Una verdad que los profetas explicaban con el símbolo de la flor del almendro, la primera en florecer en la primavera, así, el Papa subraya: “Dios es así: siempre primero. Nos espera primero, nos ama primero, nos ayuda primero”.

Francisco ha advertido que no es fácil entender el amor de Dios y se ha referido a la Carta del apóstol Pablo que han escuchado en la Eucaristía, que habla, de hecho, de “inescrutables riquezas de Cristo”, de un misterio escondido.

“Es un amor que no se puede entender –ha afirmado el Santo Padre–. Un amor de Cristo que supera todo conocimiento. Supera todo. Así de grande es el amor de Dios. Y un poeta decía que era como `el mar, sin orillas, sin fondo…´: pero un mar sin límites. Y éste es el amor que nosotros debemos entender, el amor que nosotros recibimos”.

El Señor “ha sido un gran pedagogo” –ha expresado el Papa– a lo largo de la historia de la salvación, nos ha revelado su amor, y retomando las palabras del profeta Oseas en el pasaje leído, explica que no lo ha revelado a través de la potencia: “No. Escuchemos: ‘Yo he enseñado a caminar a mi pueblo, lo llevaba en los brazos. Cuidaba de ellos”. En brazos, cercano: como un papá”.

El Obispo de Roma ha planteado: “Dios, ¿cómo manifiesta el amor? ¿Con las cosas grandes?. No, se empequeñece, se empequeñece, se empequeñece, con estos gestos de ternura, de bondad. Se hace pequeño. Se acerca. Y con esta cercanía, con este empequeñecimiento, Él nos hace entender la grandeza del amor. Lo grande se entiende a través de lo pequeño”.

Por último, el Papa ha aclarado que no se necesitan “grandes discursos sobre el amor”, sino hombres y mujeres “que sepan hacer estas pequeñas cosas por Jesús, por el Padre”. Las obras de misericordia “son la continuidad de este amor, que se empequeñece, llega a nosotros, y nosotros lo llevamos adelante”.