Las relaciones que explican el efecto en cadena bélico en Oriente Próximo

En el agitado Oriente Próximo cada movimiento produce una reacción en cadena entre países aliados y enemigos. El traslado de la embajada de Estados Unidos a Jerusalén originó protestas de palestinos en Gaza, reprimidas letalmente por Israel, y recrudeciendo el enfrentamiento diplomático con Turquía, entre otros. El bombardeo de Irán en los Altos del Golán, territorio tomado por el Estado judío a Siria, fue contestado con el ataque israelí a posiciones iraníes desplegadas en siria, donde cada país de la región apoya a un bando en la guerra civil. Todos los hilos están unidos. Estos son los aliados y enemigos del complejo tablero en Oriente Próximo:

Israel

Aliados

El principal aliado de Israel en la región no está en Oriente Próximo. Estados Unidos es su mejor apoyo. La decisión del presidente Donald Trump de trasladar la embajada a Jerusalén es la última muestra. En menor medida, y a pesar de guerras pasadas, Egipto ejerce de contención a la animadversión general de la región hacia el Estado hebreo. Su límite con la convulsa Franja de Gaza le compromete en un papel pacificador para calmar su frontera, como ha hecho ahora presionando a Hamás para apaciguar las protestas que han acabado con la muerte de más de 60 palestinos a manos de las fuerzas israelíes.

Neutralidad o desconfianza

La masacre israelí con las protestas en Gaza ha sido el motivo del último enfrentamiento diplomático con Turquía. Ambos se guardan una enorme desconfianza, con choques abiertos como el ataque a la flotilla del Mavi Marmara, pero mantienen cooperación económica y militar. Mejor es la situación de Israel con Arabia Saudí, de casi perfecta neutralidad. No mantiene relaciones diplomáticas formales con el reino wahabí, pero les considera fundamentales para la estabilidad de una región que le es mayoritariamente hostil, especialmente para la contención de Irán.

Hostilidad y enemigos

Irán e Israel han protagonizado este mes el último enfrentamiento militar abierto, con el bombardeo iraní en los Altos del Golán y la destrucción por parte del Ejército israelí de posiciones en Siria desplegadas por el régimen de los ayatolás en apoyo al gobierno de Al Assad. Irán se presenta como valedor de la causa palestina, en defensa del Islam, y tiene como objetivo la destrucción del Estado judío. Apoya de forma activa a grupos armados en Gaza, Cisjordania y el sur de Líbano. Israel, por su parte, es la principal oposición al desarrollo del plan nuclear iraní, y el país que más ha presionado y celebrado la ruptura del acuerdo firmado con Estados Unidos.

Irak y Siria son otros enemigos del Estado judío. Al Assad incluso ha amenazado con atacar Israel en caso de una intervención militar occidental contra su régimen en la guerra civil siria. Irak, desde la caída de Sadam Hussein, ha bajado su actividad como promotora de grupos insurgentes, pero sigue siendo hostil a Israel. Los palestinos, sin poder militar, viven a expensas del apoyo internacional.

Palestina

Los países árabes simpatizan con la causa palestina, pero su apoyo es menos activo de lo que desearían, suficiente para mantener el status quo de eterno conflicto. Arabia Saudí y Turquía les ofrecen sustento económico. El presidente turco, Erdogan, califica a Hamás de organización no terrorista, para escarnio de Israel, y se reúne periódicamente con su líder. El apoyo de Irán está más dirigido a Hamás, mientras que con la Autoridad Palestina se limita a mantener relaciones cordiales. El líder palestino Mahmud Abbas tiene unas estupenda comunicación con el gobierno de Irak.

Egipto, preocupado por su frontera con Gaza, ejerce un papel neutral, pero también de contención de la agitación de Hamás. Estados Unidos no tiene una hostilidad manifiesta contra la Autoridad Palestina (sí contra Hamás), pero apoya incondicionalmente a su enemigo, Israel. La relación con Siria es tirante. Neutral en la guerra civil, la penosa situación de los refugiados palestinos en siria es fuente constante de conflictos.

Irán

Irán es el archienemigo de Israel en la región, con el objetivo último de la desaparición del Estado judío. El régimen de los ayatolás es también enemigo de Estados Unidos, una animadversión encendida ahora por la ruptura del acuerdo nuclear por parte de Donald Trump. Mantiene también una hostilidad directa con Arabia Saudí, régimen de la corriente político religiosa wahabí, derivada de la rama suní del islam, mayoritaria, enfrentada al chiísmo del régimen de los ayatolás.

Irán colabora estrechamente con Irak, de mayoría chií, a quien ha proporcionado ayuda en su lucha contra los terroristas islámicos de Daesh. Teherán extiende también su influencia en Siria proporcionando soporte militar, armamentístico y económico al gobierno de Damasco, de la minoría religiosa alauí, derivada del islam chií. Estos apoyos a Irak y Siria generan la animadversión de Turquía. Irán y Turquía, potencias regionales enfrentadas desde tiempos de los otomanos y los persas, viven en un estado de paz fría, sin injerencias, pero llena de desconfianza.

Arabia Saudí

Como le ocurre a Israel, el mejor apoyo de Arabia Saudí en la región está fuera de Oriente Próximo. Estados Unidos mantiene una excelentes relaciones con el régimen saudí. Las hostilidades de Riad son principalmente hacia Irán y, por extensión, sus países de influencia, Irak y Siria. El reino saudí da apoyo militar a los rebeldes sirios.

El Egipto del general Al-Sisi, como lo fue el de Hosni Mubarak, es otro aliado. Arabia Saudí destinó una fortuna para reponer un régimen militar en el país.

Egipto

Además de Arabia Saudí, Egipto cuenta con el apoyo militar de Estados Unidos, que recientemente ha modulado para presionar a Al-Sisi por la falta de respeto a los derechos humanos. El presidente egipcio también mantiene unas excelentes relaciones con el gobierno iraquí, que le apoyó en el derrocamiento del líder de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Mursi. Al contrario que Turquía, que condenó el golpe de Estado contra Al-Sisi. Mursi animó apoyó a los rebeldes contra Al Assad, pero ahora El Cairo mantiene neutralidad, no exenta de desconfianza, en el conflicto siria.

Siria

En Siria, las alianzas están tejidas con los diferentes bandos de la guerra civil. El régimen de Al Assad tiene el firme apoyo de Irán, que proporciona apoyo militar, e Irán; y la oposición manifiesta de Israel, Arabia Saudí y Turquía, que apoyan a la oposición moderada. Turquía, a su vez, es enemiga de los kurdos, cada vez más fuertes en el norte de Siria, y que suponen una amenaza terrorista para Ankara.

Turquía e Irak

La relación de Turquía con los kurdos del norte de Irak supone una fuente de tensión con Irak, que lo considera una injerencia en su territorio. Irak y Turquía chocan por sus diferencias en las relaciones con Irán y Egipto, aliados de Bagdad y enemigos de Ankara. El gobierno iraquí, a su vez, es aliado de Estados Unidos; mientras que Turquía mantiene una relación de desconfianza con Washington, empeorada por las divergencias en la estrategia de la guerra en Siria, a pesar de los intereses militares compartidos.