Nadal arrolla a Khachanov

Todavía le falta medirse con los mejores. Aunque ya dejó buenas pistas en su partido de Copa Davis contra Alexander Zverev. Pero este Rafa Nadal tiene muy buena pinta. Tanto como para que una derecha paralela que se va por milímetros sea un gesto contrariado en su rostro. Con un 5-1 a favor. Con la victoria más que asegurada. Pero es la exigencia que se impone esta versión del balear, arrollador ante Karel Khachanov y ya en cuartos del Masters 1.000 de Montecarlo.

No había nada que temer. La victoria estaba más que asegurada, pero este Nadal tiene ganas de asentarse en la tierra para hacerla suya a lo largo de la temporada. En apenas dos partidos, el balear ya ha dado muestras de que lo quiere todo y que tiene el tenis y al confianza para ello. Tanto al servicio como al resto, el número 1 del mundo mostró una versión incluso más férrea que la mostrada en el estrenoante Aljaz Bedene. Fuera los nervios, Nadal se libera sobre la tierra monegasca. Su tierra.

La derecha funciona a la perfección, abriendo pistas como siempre, pero con menos desgaste que nunca. Por el momento, no necesita correr demasiado para que el punto pase a estar a su merced. Las defensas son incluso más peligrosas que antes, porque mueve a los rivales y no tiene miedo de irse hacia delante para acortar los puntos y los minutos. Solo en el séptimo juego del primer set tuvo sus momentos de indecisión. Dos errores que le permitieron sacar su lado más guerrero para devolver la tranquilidad al marcador y hacerse dueño del partido desde ese instante. Porque anuló las ideas de Khachanov después de intentarlo e intentarlo sin premio.

Siempre ante Nadal ha resultado difícil jugar en tierra con esperanzas de sorprender. Pero parece haber hallado el balear todavía más consistencia en su 2018 y su vuelta tras la lesión. En estos dos primeros partidos encuentra antes las líneas sin tener que convertir cada punto en una batalla. Ante Khachanov, restó todo porque ha hecho más grande la pista, jugando en el límite de los jueces de línea. Atacó lo que pudo y cuando pudo, y fue casi siempre. Hasta los errores con el marcador holgado eran pequeños enfados en su interior. Es el hambre de quien lo quiere todo, ya.

Khachanov nunca recuperó sus peligrosos drives, esos que lo impulsan a ser uno de los líderes de la nueva generación. No le dejó Nadal, porque lo contestó todo, porque de mentalidad y confianza va sobrado y hurgó en las heridas del ruso en cuanto tuvo ocasión. Solo las dejadas le dieron cierto alivio. Pero cuando el balear volvió a quitarle el servicio, solo aguantó un juego más, con 5-1, con Nadal enfadado porque una derecha abierta de las que no se responden se marchó por milímetros al pasillo.

La exigencia de Nadal sube peldaño a peldaño. Como su nivel. Ahora toca enfrentarlo a jugadores del top ten. En cuartos, primera prueba: Dominic Thiem, verdugo de Novak Djokovic.