Decenas de miles de personas, acompañadas por el buen tiempo (y algo de viento), han salido este Viernes Santo a las calles de la capital aragonesa para disfrutar del Santo Entierro, la procesión más multitudinaria de la Semana Santa aragonesa y una de las más importantes e impresionantes de España.
A participar en el Santo Entierro estaban llamados los cerca de 16.000 cofrades pertenecientes a las 25 cofradías y hermandades de la ciudad, con sus casi 3.000 tambores, timbales y bombos, la mayor concentración de este tipo de instrumentos del país. A las 18.00 horas, daba inicio la procesión desde la iglesia de San Cayetano. Este año, con motivo de las obras del Mercado Central, la procesión ha tenido que modificar ligeramente su recorrido, acudiendo a la plaza del Pilar por la calle Manifestación y la calle Alfonso, en lugar de por las murallas romanas y San Juan de los Panetes.
Durante más de tres horas el Santo Entierro, con una extensión de cuatro kilómetros, recorre las calles del Casco Histórico y del centro de Zaragoza procesionando con un total de 42 tallas y peanas que representan todos los misterios del viacrucis. De hecho, el Santo Entierro es la única procesión de España que cuenta con todas las escenas de la Pasión.
Uno de los momentos álgidos y más emotivos de esta procesión ha sido el paso del Cristo de la Cama, razón de ser de esta procesión y uno de los de mayor valor patrimonial de Zaragoza. Además de ser la única imagen que sobrevivió a Los Sitios de la ciudad.
A lo largo de su recorrido, el Santo Entierro pasa por puntos emblemáticos de la ciudad como la plaza del Pilar, la Seo, la plaza San Bruno, el paseo Independencia o la calle Don Jaime.
La procesión del Santo Entierro, que el año pasado cumplió 400 años desde el primer documento que acredita su existencia, está organizada por la Muy Ilustre, Antiquísima y Real Hermandad de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y Madre de Dios de Misericordia, una de las más antiguas del país.
El Santo Entierro es un evento de marcado carácter religioso, pero que va sumando adeptos con el paso de los años. Su espectacularidad no solo atrae a zaragozanos y aragoneses, religiosos o no, también son muchos los turistas de fuera de la Comunidad que no quieren perderse uno de los momentos de mayor fervor de la Semana Santa maña y española.
