Rafael Correa: «Quiero evitar un golpe de Estado en Ecuador»

Los ecuatorianos están convocados hoy domingo a un referéndum con siete preguntas planteadas por el Gobierno de Lenín Moreno, que llegó al poder el año pasado con el apoyo de Rafael Correa, bajo cuyo gobierno Moreno fue precisamente vicepresidente. Ahora ambos son enemigos acérrimos. El izquierdista Correa –que gobernó Ecuador durante diez años (2007-2017)- cree que la consulta popular supone una ruptura del estado de Derecho, que se ha convocado al margen de la Constitución, y denuncia en esta entrevista telefónica con LA RAZÓN que el que fuera su delfín es hoy un presidente que ha entregado el país a la banca.

-¿Por qué es tan crítico con el presidente Lenín Moreno si fue su vicepresidente?

-Nosotros le apoyamos para la presidencia porque pensábamos que iba a continuar con el programa de la Revolución Ciudadana. Pero cuando asumió el cargo empezó a aplicar un programa de derechas. El centro de su propuesta es el que tenía el candidato de la derecha, el banquero derrocado Guillermo Lasso. Ahora están cogobernando en un amplio espectro, donde está lo peor de la política ecuatoriana. Los Bucaram, los Nebot y también la banca. Todos están en el poder o recibiendo concesiones impresionantes.

-¿Usted se sintió engañado por Lenin Moreno? ¿Cómo pudo fichar usted a una persona de centro derecha para su gobierno, que pretendía ser revolucionario?

-En uno de los pocos momentos de honestidad que ha tenido, Lenín Moreno reconoció que él era de centro derecha. Lo elegimos como candidato porque era quien tenía el consenso más alto. Nosotros no somos personas dogmáticas. El país había pasado momentos muy duros, dificultades económicas extremas en 2014 y 2016, incluido un terremoto. Así que se requería un poco de calma, que no hubiera cambios tan drásticos. Pensamos que él lo podía hacer, pero no sabíamos que era un traidor y que iba a entregar el poder a todas las fuerzas del pasado.

-¿Por qué asegura que este referéndum es inconstitucional?

-Es como el referéndum independentista de Cataluña, que no se ajustó al marco constitucional. No fue reconocido e incluso el ex presidente Puigdemont tiene una responsabilidad jurídica. En Ecuador se ha roto la constitución y el referéndum representa una alteración del orden constitucional de acuerdo a la Carta Democrática de la OEA. Si esto lo hubiese hecho la oposición se llamaría golpe de Estado. ¿Por qué es así? Lenín Moreno convocó un referéndum sin el dictamen previo de la Corte Constitucional. Él sabía que ese informe de la Corte estaba preparado y que era contrario a sus propósitos, pero aún así quiso seguir adelante con la consulta. Una de las preguntas que se plantea en el referéndum implica una restricción de derechos políticos, y eso es algo que sólo lo puede hacer una Asamblea Constituyente.

-También denuncia que el presidente Moreno va a acumular demasiadas atribuciones. ¿Está en entredicho la división de poderes?

-La pregunta 3 supone darle prácticamente todos los poderes al presidente durante un año a través del Consejo de Participación Transitoria, con poderes que no tiene la Constitución, para poder destituir hasta 150 cargos de control. Así, en un año Moreno se apodera del poder judicial, electoral, de la función de transparencia y de la Corte Constitucional. Y sólo cuando haya puesto a sus incondicionales se retomará el poder del Estado. Si esto lo hubiera hecho yo, me habrían denunciado para ser destituido, y con toda la razón, pero como ya no estamos en un estado de Derecho no pasa nada.

-El foco se ha puesto en su deseo de mantener la reelección indefinida para volver a ser presidente en un futuro. ¿Es este punto el que más le preocupa de las siete preguntas del referéndum?

-Yo no he venido al país por la pregunta dos, a conseguir que se mantenga la reelección. La pregunta tres es la preocupante, porque es un golpe de estado, y Moreno está quedando como un gran demócrata cuando ha atropellado la Constitución y yo como alguien que quiere la reelección.

-¿Se ha encontrado un país más dividido social y políticamente?

-Me he encontrado un país en franco retroceso a nivel democrático, de instituciones y derechos humanos. No hay estado de Derecho, sino un estado de opinión y de hecho, donde se permiten cosas increíbles. Por ejemplo, nuestra campaña ha estado acosada por grupos muy violentos apoyado por Moreno que han puesto en grave peligro mi vida, y no ha pasado nada. Esta violencia no existía antes.

-¿Es Ecuador hoy un país más próspero?

-Nosotros sentamos las bases para que continúe creciendo la economía y la creación de empleo. Hemos superado dos años muy duros (2014 y 2015) en los que perdimos 10.000 millones en exportaciones y 12.000 millones en ingresos fiscales. Tuvimos un terremoto de casi 8 en la escala Richter que nos llevó a perder el 3% del PIB. Ante estas penurias, el dólar, que lo usamos como moneda nacional, en vez de depreciarse se apreció muy fuertemente, lo que trituró la economía. Fue una tormenta perfecta. Superamos la depresión y hoy está estabilizada y creciendo. El FMI dice que vamos a ser el segundo país que más crezca en Suramérica, con el 2,7%. Pero el presidente está perjudicando este escenario con su politiquería, asustando a los inversores, diciendo que estamos sobreendeudados y que la economía está en una situación crítica.

-¿Se siente un presidente querido por los ecuatorianos?

-Claro, lo que pasa es que los medios de comunicación nacionales callan todo. Parece que Lenin Moreno tiene 120% de popularidad y yo menos 10%. Ellos saben que si mañana hubiera elecciones yo le derrotaría de una sola vez. Por eso quiere inhabilitarme, incluso con aberraciones jurídicas con una pregunta que implica medidas retroactivas.

-¿Le respalda la comunidad latinoamericana?

-Sí, me siento respaldado por muchos líderes que, lastimosamente ya no están en el poder. Hay un grave retroceso del orden democrático en la región, como indica el caso de Brasil, donde hubo un golpe parlamentario que muchos callaron. Es la estrategia de las nuevas fuerzas de derecha, primero hacen un linchamiento mediático en sus medios de comunicación, que son todos. Usan casos concretos de corrupción, y a veces se los inventan, involucrando a todo el mundo. Eso le hiciera a Dilma Rousseff. Después de ese linchamiento mediático te quitan el apoyo popular y cuando el caso llega al Parlamento o a la Justicia ya no tienes apoyo popular para defenderte. Ahora mismo hay un silencio cómplice en los medios nacionales y a nivel internacional y regional con el retroceso democrático en Ecuador.

-Moreno dice que en su Gobierno hubo una corrupción generalizada.

-Nosotros tuvimos dos casos graves de corrupción. En uno de ellos lo resolvimos rápido destituyendo al cabecilla. En el otro, el caso Odebrecht, había un acuerdo de confidencialidad con la fiscalía de Brasil hasta el 1 de junio para no hacer público nada antes de esa fecha, que es cuando se iban a revelar las delaciones. Antes de esa fecha investigamos en mi Gobierno todo y lo dejamos preparado, pero el 1 de junio yo ya no era presidente. La prensa deshonesta y este hombre tan desleal que es Lenin Moreno dijeron entonces que yo había tenido que salir de la presidencia para que el caso Odebrecht se pudiera investigar, lo cual es una tremenda mentira. Al hilo de Odebrecht se inventaron casos sin ninguna prueba y mucha propaganda en base a dos casos reales de corrupción. Hace uno año Lenín Moreno me ponía como el mejor presidente y el mejor Gobierno, y hoy dice todo lo contrario, que si en mi gobierno hubo corrupción generalizada y que yo hacía la vista gorda. Si es así, entonces él fue cómplice porque él fue vicepresidente o incompetente porque no se dio cuenta o está mintiendo.

-Las encuestas indican que no ganará la consulta popular. ¿Cree que puede haber un gran voto oculto?

-Tengo mucha esperanza en que haya un gran voto oculto. En estos sondeos siempre hay un sesgo a la posición oficialista. Cuando era presidente, me daban el 70% en una consulta popular que hice, y al final ganamos por 59%. A pesar de la campaña tan violenta que han hecho contra mí, tengo esperanzas en el despertar del pueblo ecuatoriano. Me quieren arruinar la vida, poner denuncias, que no pueda volver a mi patria y quebrarme económicamente, pero saben que mientras Correa siga vigente políticamente existe el riesgo de que vuelva a quitarles todo lo que han saqueado a la patria.