Herrero de Miñón y Pérez-Llorca previenen sobre los peligros de caminar hacia un Estado federal y Roca alerta de la falta de consenso

El político popular y padre de la Carta Magna Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón ha abierto este miércoles la esperada fase de las comparecencias en la nueva Comisión para la Modernización del Estado territorial. Su presencia, y la de los otros dos ponentes vivos del texto constitucional, no ha servido sin embargo para que los partidos nacionalistas y Podemos abandonen su actitud de boicot a este órgano y acudan a la sesión, sino como integrantes, como oyentes.

La sesión ha arrancado así con la única presencia de los representantes de PP, PSOE, Ciudadanos y el Grupo Mixto, a los que tanto Herrero como el segundo compareciente, José Pedro Pérez-Llorca, que en su día ejerció como ponente constitucional por designación de UCD, han advertido sobre los peligros que encierra el modeo federal defendido por los socialistas para reformar la Constitución.

Herrero ha sido el más tajante en esta cuestión negando directamente cualquier opción de seguir este camino. Para empezar ha advertido de que el federalismo no es la vía «conveniente» recordando que, como concepto, «es muy polémico con razón o sin ella». A su juicio, el fuerte rechazo que genera en un sector de la sociedad es ya un escollo para que cualquier reforma que se base en el federalismo alcance el consenso necesario para ser aprobada.

Pero ha continuado después atacando a la propia base del federalismo dada la amplia variedad de tipos existentes y la falta de concreción del PSOE en este sentido. «No tiene nada que ver el de Canadá con el de India. Hay docenas de federalismo, no hay dos iguales, hay que tener mucho cuidado con iniciar una reforma federal sin saber qué modelo se va seguir», ha avisado ante la vicesecretaria general socialista, Adriana Lastra, y el secreatrio de Política Federal del mismo partido, Patxi López, miembros de la comisión. El PSOE ha sido el impulsor de esta comisión que, en su primera sesión, está suponiendo en revés para sus propuestas.

Fracasos federales

Además, Herrero ha pronosticado que el modelo federal sería aún más costoso de mantener que el sistema autonómico, cuyo coste ha considerado ya demasiado elevado. Y ello porque las comunidades autónomas han reproducido en sus territorios las instituciones secundarias del Estado (defensores del pueblo, agencias protección de datos etc). Según su análisis, «si las comunidades se convierten en unidades federadas el fenómeno mimético con el Estado aumentaría» aún más.

Pérez-Llorca, por su parte, ha dicho no tener nada que objetar a los sistemas federales de éxito. Pero ha coincidido con Herrero en que el abanico de modelos federales es tan amplio que, sin una certidumbre y concreción previas del modelo hacia el que se quiere caminar, el fracaso es probable. Ha querido repasar aquí los mayores fracasos federales que han tenido lugar en distintas partes del mundo como Colombia, centroamerica o el Caribe, para acabar recordando el ejemplo de la antigua Yugoslavia, dentro de Europa. «Un camino que no debemos recorrer nunca», ha rogado.

Errores en la Constitución

Ambos, no obstante, admiten distintos errores y defectos de diseño en la Constitución y el sistema autonómico. En concreto, su conflictividad y la antes citada carestía. Como solución, Herrero y Rodríguez de Miñón propuesto una «mutación» de la Constitución para enmendar los defectos que él mismo ha detectado en la Carta Magna, sin tener que realizar una reforma que en el caso del Título VIII -el territorial- que, a su juicio, corre el peligro si se abre «de abrirse de más».

La mutación permitiría conservar los textos constitucionales pero adaptar la interpretación de ellos a los tiampos actuales, mediante un acuerdo alcanzado entre los principales partidos políticos que luego se desarrollaría normativamente. Ha citado como precedente los dos pactos de las autonomías alcanzados en democracia en España y ha citado numerosos ejemplos de este tipo de mutaciones en grandes democracias del mundo como Estados Unidos, Inglaterra o Alemania.

«La mutación puede llegar hasta dónde se pacte entre todos, sabiendo qué se quiere pactar, para qué y con qué fines. Se haría mediante una ley que formaría parte del bloque constitucional. La ley es la fuerza normativa de los hechos: si hay una voluntad de cambio y un pacto por el cambio, la mutación se lleva a cabo. Pero si el pacto no es global, no hay solución», ha explicado.

En este punto ha estado de acuerdo Pérez-Llorca que ha llegado a advertir de que éste no «es el momento de hacer una reforma constitucional» porque no se dan las condiciones necesarias para que concluya con éxito. La primera de ellas el necesario consenso previo. En este punto, ha recordado que cuando los siete ponentes constitucionales se reunieron para empezar a elaborar la Carta Magna, compartían un objetivo: ir a la democracia y hacerlo pacíficamente.

Ese consenso de mínimos no existe ahora por lo que Pérez-Llorca cree que sería conveniente esperar a que «la atmósfera se limpiara un poco», en alusión a Cataluña, antes de emprender ninguna modificación de la Carta Magna. «Hay que preguntarse, «A dónde vamos, hacia la integración o la desintegración?. Porque son dos dinámicas completamente distintas», ha advertido

Pero la crisis territorial no es el único obstáculo que este padre de la Constitución otea en el horizonte de una posible reforma. Ha considerado que si bien durante el bipartidismo el entendimiento político era difícil pero hubiera sido posible para arreglar distintos defectos de la Carta Magna, la irrupción de Podemos y Ciudadanos inviabilizan cualquier intento de acuerdo. Tanto, que ha admitido no saber «cómo se podrá solucionar». Por ello, sí ha visto una opción en esa mutación constitucional recordando el caso norteamericano, que «nunca ha tocado el texto primero, lo que han ido haciendo es añadir e interpretar».

Cambios necesarios

Ambos han señalado qué materias deberían incluirse en esa nueva interpretación de la Constitución. A juicio de Herrero, una reordenación de las competencias autonómicas, una fusión de los servicios municipales de los ayuntamientos, una reforma de las diputaciones provinciales, la inserción de la conferencia de presidentes en el Senado con convocatoria autonómica y la modificación del reparto de escaños provinciales. Esta última cuestión, manteniendo una representación mínima de dos escaños por provincia.

Pérez-Llorca ha reclamado, además, medidas de integración para reconducir la crisis territorial intentando evitar, por ejemplo, que se pierda el castellano en Cataluña. No obstante, ha considerado que el cupo vasco es «intocable». En su análisis, sobre los errores cometidos el que fuera elegido por UCD para ser uno de los padres de la Constitución ha considerado que los constitucionalistas «fuimos algo ingenuos» mientras parte de los nacionalistas tuvo «un elemento de deslealtad».

Pero el que ha señalado como «pecado original de la Constitución» ha sido la enseñanza, por no establecer su competencia estatal. En este punto ha advertido de que sería un error permitir un referéndum en Cataluña. Cuestión a la que también se ha referido Herrero cargando con dureza al anterior equipo de la Generalitat por saltarse la legalidad. «Ningún error puede justificar haberse saltado la legalidad. No se puede negociar sin el retorno a la legalidad: hay que aconsejar y forzar el retorno a la legalidad y una vez retornado se puede negociar mejorar la legalidad», ha criticado. Pero Herrero sí ha hecho hincapié en quela Constitución debe ser asimétrica y en que debe reconocer los elementos diferenciales de Cataluña y el País Vasco. «Estaría ciega si no los reconociera», ha espetado.

El PP: «la reforma no es el objetivo»

El secretario general del Grupo Popular, José Antonio Bermúdez de Castro, ha insistido en que esta comisión no nació para reforma la Constitución y que ésta no es una prioridad de este partido. Y aunque ha subrayado que no descarta «de antemano» una modificación de la Ley de Leyes de antemano, las exigencias que ha enumerado para que el PP diera su apoyo no se dan en este momento. «Si llegáramos a la conclusion de que fuera imprescindible (la reforma) y hubiera un acuerdo sobre ello, no con una reforma de titular sin saber qué ni para qué», ha hecho hincapié.

Lastra ha visto en estas palabras un avance y se ha mostrado convencida de que los trabajos de la comisión servirán para que los grupos políticos lleguen a un acuerdo que permita poner en marcha los trabajos de reforma. Ha insistido en que el federalismo es la vía más adecuada para adaptar la Constitución a los tiempos actuales, solventar sus deficiencias y resolver la crisis territorial.

Desde Ciudadanos, el vicepresidente primero del Congreso, Ignacio Prendes, ha subrayado que su grupo es partidario de emprender una reforma constitucional, pero ha rechazado de forma tajante el modelo federal. También se ha opuesto a una mutación de la Carta Magna al considerar que hurtaría a los ciudadanos la capacidad de decidir esas modificaciones.

En el turno de tarde ha sido el turno de Miquel Roca i Junyent, que representó al nacionalismo catalán durante la ponencia constitucional. A su comparecencia se han acercado a «escuchar» los diputados del PDECat, Carles Campuzano y Jordi Xuclà. Ambos han tenido que escuchar su defensa del orden constitucional: «La Constitución tiene que respetarse en su integridad. No hay vías al margen de la Constitución», aunque sí animaba a resolver políticamente «un problema político».

Roca, que fue portavoz de CiU en el Congreso de los Diputados entre 1977 y 1995, ha señalado que debe ser muestra de «orgullo y satisfacción» por haber «garantizado la normalidad democrática e institucional durante 40 años», algo que es «un hecho insólito» en la Historia de España. Y ha defendido el papel de quienes participaron de ella, en forma de recado indirecto a Podemos, ausente de este órgano: «Una de las críticas que se formula es que se hizo bajo el miedo. Ridícula acusación. Es no querer reconocer la valentía y el coraje que muchos aportaron a este proceso. No lo puedo aceptar»

De nuestra Constitución ha alabado «el consenso modélico» con el que se forjó, recordando que el referéndum al que se sometió recibió un apoyo del 88,5% de quienes ejercieron su derecho al voto. «Las propuestas alternativas tienen un reto, igualar el 88,5%». Ha recordado especialmente el dato de Cataluña, cuando se le ha preguntado también por la situación en Cataluña y el derecho a decidir: «¿Cómo quiere que yo acepte cualquier otra cosa que no tenga el 91,5%?». Al finalizar su intervenció ha acabado volviendo sobre esto, y alertando de cualquier intento de reforma que no pueda emular esos niveles de entendimiento: «Si no hay consenso no empecemos a hacer nada. Sin voluntad de consenso es imposible hacer nada».

Roca ha aceptado que «puede ser» necesario reformar la Constitución, aunque ha considerado que la Carta Magna «da margen todavía para sin necesidad de reformar, acometer cambios trascendentes en la organización territorial del Estado». Y ha puesto como ejemplo la financiación autonómica. Sobre este aspecto animó a renovar el modelo en tiempos de recuperación económica y no se mostró favorable de constitucionalizar los principios de la misma, pues eso restaría «flexibilidad» al modelo.

Al hablar del Senado ha aceptado que «al definir sus competencias no estuvimos brillantes». Ha hecho autocrítica al respecto: «No puede ser simplemente una cámara tan ámplia en el que se repite cada proyecto de ley». Su propuesta es crear «un escenario en donde se encuentren y hablen cada día desde una perspectiva de los intereses de cada CCAA». «Yo me inclinaría por Un senado más alemán. Incluso con una representación muy directa del propio ejecutivo».