La derecha se une para gobernar Italia

Ya es oficial: el centro-derecha se presentará en coalición en las próximas elecciones generales en Italia, que se celebrarán el 4 de marzo. Una estrategia con la que Silvio Berlusconi,Matteo Salvini y Giorgia Meloni, líderes de Forza Italia, la Liga y Hermanos de Italia respectivamente, obtuvieron un gran resultado en los comicios regionales de Sicilia celebrados en noviembre y que ahora aspiran a replicar a nivel nacional.

Los medios italianos la han bautizado como la ‘alianza de Arcore‘, un pacto entre tres de los principales partidos de derechas con el objetivo de ganar las próximas generales. Este fin de semana Silvio Berlusconi reunió en su mansión milanesa -la misma donde celebraba sus polémicas fiestas– a Matteo Salvini, el líder de la xenófoba y en otro tiempo separatista Liga Norte, ahora rebautizada simplemente como Liga y con aspiraciones a nivel nacional, y a Giorgia Meloni, candidata de Hermanos de Italia, ex ministra en el último gobierno del ex Cavaliere.

Todavía falta por decidir el programa conjunto con el que se presentarán ante un electorado que estaba huérfano desde que Berlusconi fuera obligado a dimitircomo primer ministro en 2011 a causa de sus escándalos sexuales y la grave crisis económica en la que estaba inmerso el país. La inhabilitación para ejercer cargos públicos hasta 2019 después de ser condenado por fraude fiscal, parecía que supondría el último capítulo de su vida política, pero nada más lejos de la realidad. En las próximas semanas el Tribunal de Estrasburgo se pronunciará sobre el recurso que los abogados del magnate presentaron ante la Corte. Y aunque el resultado no se espera que llegue antes de las próximas elecciones, eso no ha sido impedimento para que Berlusconi se presente como cabeza de lista de Forza Italia, e incluso su nombre aparezca en el símbolo del partido en la campaña electoral. En caso de victoria de la coalición, y si el Tribunal de Estrasburgo no se pronuncia a favor del magnate, el cuatro veces primer ministro no podrá repetir en el cargo. Por el momento se desconoce quién sería el candidato oficial del centro-derecha para entrar en el Palazzo Chigi, sede de la presidencia del Gobierno de Italia, y es posible que no se decida hasta después del voto.

La reforma de las pensiones, la baza de la derecha

Este martes los tres líderes comenzarán las reuniones oficiales con las que pretenden dibujar la hoja de ruta de un posible gobierno. Y no será una tarea fácil. Menos burocracia, menos vínculos con Europa, control de la inmigración, reforma de la justicia y del sistema de pensiones, son algunos de los puntos en los que la nueva alianza ha anunciado estar completamente de acuerdo. Especialmente es este último punto, la reforma de las pensiones, con el que el centro-derecha cree que puede convencer a un electorado de mediana y avanzada edad, desencantado con los recortes impuestos por los tres últimos gobiernos técnicos, los dos últimos liderados por el Partido Democrático (PD), con Matteo Renzi y Paolo Gentiloni a la cabeza.

Antes de las Navidades, y tras el éxito cosechado en las regionales de Sicilia, que supuso el empujón definitivo para que el multimillonario empresario volviera a la primera línea política, Berlusconi anunció la creación de un Ministerio de la Tercera Edad, en el caso de que ganara las elecciones. Una promesa que no se debería subestimar si se tiene en cuenta que en Italia existen 16 millones de jubilados, lo que les convierte en un objetivo electoral muy interesante para todos los partidos políticos. La promesa de Berlusconi es aumentar las pensiones mínimas a mil euros. Una propuesta electoral que ya lanzó en 2001 -entonces se trataba de un millón de liras–, y que le llevó a ganar las elecciones aquel año. Pero el momento actual es diferente y los analistas calculan que para poder cumplir hoy esta promesa harían falta casi 37.000 millones de euros.

Según los últimos sondeos, la coalición de derechas obtendría alrededor del 36% de los votos, superando en al menos seis puntos al Movimiento 5 Estrellas, el partido anti-casta fundado por el cómico Beppe Grillo, que lidera la intención de voto sin aliarse con ninguna otra formación. En lo que coinciden la mayoría de las encuestas es en la caída sin freno que sufre el gobernante Partido Democrático del ex primer ministro Matteo Renzi, que estaría entorno al 22% de los votos. En las últimas semanas no son pocas las voces que se están alzando para pedir que sea el primer ministro en funciones, Paolo Gentiloni, quien lidere el partido en las generales y no su secretario general.

Una nueva coalición de izquierdas

Renzi y los suyos se enfrentan no sólo a la vuelta con fuerza de Silvio Berlusconi y al M5E sino a una guerra fratricida contra una coalición de izquierdas formada por varios partidos nacidos por los disidentes de su partido, que abandonaron la formación para crear una nueva entorno a la que se han unido figuras históricas del PD como Massimo D’Alema o Pierluigi Bersani para luchar contra la «derecha regresiva». Pietro Grasso, ex magistrado antimafia y presidente del Senado, es el candidato a primer ministro de la coalición. Una apuesta con la que pretenden arrancar a Matteo Renzi el monopolio del voto de la izquierda italiana, como dejó claro el juez durante la presentación de la coalición, y que es un regalo para el centro-derecha y el M5E. «Nos toca a nosotros darle una casa a quien no se siente representado. Defender los derechos y valores como el trabajo, la escuela o impuestos más justos», dijo el ex juez, compañero de fatigas de Giovanni Falcone y Paolo Borsellino durante los años más duros de la guerra a la mafia. Y aunque Renzi no cierra las puertas a una posible alianza con sus ex compañeros de partido, en Libres e Iguales no parece que estén por la labor de llegar a pactos con sus viejos correligionarios.

En cualquier caso, gane quien gane las próximas elecciones, será muy difícil que un partido en solitario alcance la mayoríaLa nueva ley electoral, aprobada el pasado mes de octubre, introduce en Italia un sistema mixto, proporcional y mayoritario, lo que obligará a la formación de amplias coaliciones para poder gobernar. Y en caso de no alcanzarlas, los analistas no descartan una extensión del Gobierno de Gentiloni.