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Villarino es accesible a los periodistas y, cuando lo considera conveniente, explica las decisiones
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Ocho de los once colaboradores de Don Felipe son nuevos, y cuatro de ellos son mujeres
Camilo Villarino cumple esta semana su primer año como jefe de la Casa del Rey, cargo en el que relevó al destacado abogado del Estado Jaime Alfonsín, que pasó 29 años junto a Don Felipe. El fichaje de este diplomático y militar aragonés, que ahora tiene 60 años y cree que la Corona debe ser ejemplar y cercana a todos los ciudadanos, fue el primero de los ocho cambios que el Rey ha realizado en el último año por razones de relevo generacional, como adelantó en su día El Debate.
De los ocho nuevos fichajes, el de Villarino es el más relevante, no solo por la importancia de su cargo –es la mano derecha del Rey– sino también por su exposición pública, por su proximidad a los medios de comunicación y por su forma de ser. A diferencia de Alfonsín, que en los últimos años eludía el contacto con la mayoría de los periodistas por la ruptura de algún off the record y solo mantenía relación con aquellos que se habían ganado su confianza después de muchos años, Villarino es más accesible para los informadores habituales de la Familia Real.
Explicar las decisiones
Y, cuando Zarzuela ha considerado oportuno aclarar alguna decisión, ha sido el propio jefe de la Casa del Rey quien ha dado las explicaciones a los periodistas. Así ocurrió, por ejemplo, tras la polémica suscitada por la ausencia de representación española en la reapertura de la Catedral de Notre Dame en París. O durante el viaje del Rey a los países bálticos sin que le acompañara ningún ministro de jornada.
Antes de llegar a la Casa del Rey, Villarino se forjó una brillante carrera como diplomático, con más de 30 años de experiencia en los que fue, entre otros cargos, jefe de Gabinete de tres ministros de Asuntos Exteriores de distintos signo político: Alfonso Dastis, Josep Borrell y Arancha González Laya. Y de no ser por el veto de José Manuel Albares, habría sido también embajador en Rusia.
Igual que le ocurrió a Alfonsín con el proceso separatista o con la hostilidad del Gobierno de Sánchez, que supo afrontar con tacto y con inteligencia, a Villarino también le han tocado momentos difíciles de gestionar, a veces, sobre la marcha, sin tiempo para consultas, como ocurrió en Paiporta cuando estalló la indignación de la gente, y Don Felipe y Doña Letizia decidieron quedarse, pasara lo que pasara. Y Villarino, igual que el resto de los colaboradores, se quedó con ellos.
La misma etiqueta
Aunque algún medio ha publicado que con la llegada de Villarino se ha rebajado la etiqueta en Zarzuela, eso no es cierto. Todas las semanas, la Casa del Rey sigue recordando por escrito a los periodistas que es necesario acudir con una «indumentaria adecuada» a cubrir los actos que se celebran en el Palacio Real, La Zarzuela, El Pardo, La Almudaina o similares, mientras que en los actos celebrados en otros lugares la vestimenta es más flexible.
Villarino, que tiene un montón de asuntos importantes que atender, tampoco es de los que se meten en el modo de vestir de sus colaboradores, que siempre han adaptado su indumentaria a la naturaleza del acto al que van a acompañar a los Reyes: desde pantalones chinos o vaqueros -utilizados en viajes de Cooperación, visitas a municipios afectados por catástrofes, recorridos del Camino de Santiago, reuniones informales o durante los veranos en Mallorca, por ejemplo-, hasta el chaqué o frac -en las ceremonias más solemnes-.
Ocho relevos de once
Después de una década de reinado, en los que Don Felipe apenas hizo cambios en su círculo más estrecho, en los últimos doce meses ha relevado a ocho de sus once colaboradores. Solo tres permanecen con él desde los tiempos en los que era Príncipe de Asturias: el jefe del Servicio de Seguridad, Miguel Herráiz; el director de Comunicación, Jordi Gutiérrez, y el jefe de Protocolo, Curro Lizaur, que llegó a este puesto en 2021 pero lleva en la Casa desde 2005.
Otro de los cambios que se han vivido este año ha sido que la mitad de las nuevas incorporaciones han sido mujeres, algo que no es novedoso del todo en el Palacio de La Zarzuela. De hecho, en 1993 Don Juan Carlos nombró a la periodista Asunción Valdés directora de Comunicación de la Casa del Rey, y estuvo ejerciendo esta responsabilidad hasta 2003.
Pero lo que sí es verdad es que nunca había habido tantas mujeres como ahora entre los colaboradores más estrechos del Rey. Las cuatro son: Mercedes Araújo, secretaria general de la Casa; María Ocaña, jefa de la Secretaría de la Reina; Ana Varela, interventora, y Carmen Castiella, consejera diplomática.