Corea del Sur es una potencia académica…y tecnológica. Ahora va a utilizar estas herramientas para que cada estudiante tenga materiales y textos adaptados a su desempeño con IA y soportes digitales
Apesar de ser un país relativamente pequeño en comparación con sus vecinos de China, India o Japón, Corea de Sur suele dar mucho que hablar. Es una potencia tecnológica que está a la vanguardia en cosas tan diversas como los microchips, la electrónica de consumo o los equipos militares. Pero si de algo tienen fama en el Paralelo 38 es de ser buenos estudiantes. Ese rincón de Asia siempre suele aparecer en lo alto del informe PISA y otros indicadores que miden el rendimiento académico de los diferentes estados del mundo. Eso sí, hay que sudar para estar a la altura, como demuestra su examen de acceso a la universidad, considerado el más complicado de todo el mundo.
Ahora, las autoridades de Seúl quieren convertir, gracias a la tecnología de moda, este severo y engrasado sistema en un experimento que probablemente sea único a nivel mundial. Si su plan sale bien, es probable que ningún alumno acabe estudiando de la misa forma. El Gobierno pretende utilizar la inteligencia artificial para crear manuales y materiales que se adapten al nivel exacto de cada escolar. El proyecto depende del viceprimer ministro y ministro de Educación, Lee Ju-Ho, que no dudó en definirlo como un instrumento para mejorar todavía más «la calidad del sistema educativo».
La idea ya ha calado en algunos de los supercampeones nacionales, como LG y Samsung, que ya están compitiendo por una porción de este nuevo pastel de tecnología educativa. Por ejemplo, LG lleva meses trabajando en varios colegios del país para instalar pizarras digitales y robots asistenciales equipados con inteligencia artificial, capaces de resolver y responder a dudas que les puedan surgir a los chavales.
Cada alumno, una base de datos
Los libros de texto digitales son un paso más. No jubilarán los libros tradicionales, sino que los complementarán. Tal y como han explicado los responsables del proyecto, el desarrollo no se limita a un contenido estático que se reproduce en una pantalla. Gracias a una IA generativa conversacional, pretenden convertirlo en una especie de tutoría inteligente que tenga capacidades de metaverso, de forma que pueda convertirse en un punto de encuentro con otros compañeros y docentes.
Esa inteligencia artificial se alimentará de métricas individualizadas de los estudiantes para ofrecerles contenido de aprendizaje personalizado según sus aptitudes. Por tanto, habrá diferencias en los contenidos para los alumnos según su productividad en las tareas. El objetivo es llegar a equipar a 34.000 maestros y 300.000 estudiantes entre 2024 y 2026 con estas herramientas.
Otros mecanismos tecnológicos, además de la recopilación a tiempo real de datos de los estudiantes, serán los subtítulos en la pantalla y traducciones multilingües para suplir las necesidades de los estudiantes y profesores de educación especial, así como de aquellos con antecedentes multiculturales. Los responsables monitorizarán la vida de los dispositivos, que tendrán prevenciones como la sobreexposición de los estudiantes a las pantallas.
Una transición medida al dedillo
El plan prevé empezar su implementación de esta inteligencia artificial en 2025 en las asignaturas de matemáticas, inglés y tecnologías de la información, materias obligatorias: así como la asignatura de coreano, elegible para estudiantes de educación especial. A partir de 2028, para hacer la implementación de manera progresiva, la iniciativa se ampliará para incluir el resto de asignaturas como estudios sociales, historia, ciencia y tecnología o economía doméstica.
Para lograr este objetivo, el gobierno invertirá 96.300 millones de wones (unos 64 millones de euros) en mejorar la infraestructura educativa, incluyendo laboratorios digitales, la inspección y mejora de redes de conexión y un sistema de control integrado para los datos. Este mismo año, se destinarán 60.000 millones de wones (40 millones de euros) para mejorar la velocidad de la red en 6.000 escuelas.
El plan del Ministerio de Educación contempla la implementación de los libros de texto digitales en tres fases, atendiendo a los diferentes momentos del itinerario educativo. La primera comenzará en 2025, abarcando el tercer y cuarto grado de primaria, el primer grado de secundaria y los cursos obligatorios y optativos generales de toda la secundaria. En 2026, el programa se ampliará al quinto y sexto grado de primaria y al segundo grado de secundaria, y finalmente, en 2027, se incluirá el tercer grado de secundaria. Además, para facilitar la transición, se enviarán 1.200 tutores digitales para asistir a los maestros en la gestión de dispositivos digitales y en la enseñanza con libros de texto impulsados por IA.
No todo es color de rosas
Corea del Sur ha demostrado ser un líder en rendimiento educativo. En el último informe PISA de 2022, con 81 países participantes, Corea del Sur se mantuvo entre los seis primeros puestos en las tres categorías que se evalúan: Matemáticas (6º), Ciencia (5º) y Habilidad Lectora (4º). Sin embargo, este hecho no es representativo de su bienestar en las aulas.
El gasto acumulado por estudiante de primaria y secundaria en Corea del Sur es considerable, alcanzando aproximadamente 144.500 dólares, un poco menos que el país líder en las tres categorías, Singapur, con un gasto de 166.100 dólares. Estados Unidos (puesto 34 en matemáticas, 16 en ciencia y 9 en habilidad lectora) tiene un gasto de 143.400 dólares por estudiante, y España (puestos 27, 28 y 29, respectivamente) de 93.100 dólares.
Si los estudiantes tienen unos resultados tan favorables no es mera casualidad, sino por la exigencia que conlleva el aprendizaje y que pagan con menos horas de ocio y sueño. Según las encuestas del Instituto Nacional de Política Juvenil de Corea del Sur, los jóvenes coreanos de entre 15 y 24 años dedican 49,43 horas a estudiar cada semana, 15 horas más que la media de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), que es de 33,92 horas. Ahora, para un país como este, la excelencia académica se sirve en formato digital.