La Semana Santa de Zaragoza ha vibrado hoy con una de las procesiones más familiares y alegres que ha tenido una presencia multitudinaria
Hasta el sol radiante y la ausencia de nubes en el cielo parecían advertir que hoy, Domingo de Ramos, era un día de felicidad para los centenares de devotos que se agolpaban a las puertas de la iglesia de Santa Isabel de Portugal a la espera de que Jesús hiciese su entrada en Jerusalén montado en su borrica. El que es el paso más significativo de la Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén saldría del templo pasadas las 12.30 ante el silencio del público y el estruendo de bombos, timbales y tambores que recibían a Cristo como mejor sabían hacerlo. Una de las procesiones más familiares y alegres de la Semana Santa que lo ha llenado todo a su paso.
Sol había, pero el cierzo también ha querido hacer acto de presencia, por eso a los pequeños solo les quedaba agarrar las palmas con fuerza no fuera a ser que alguno de los chocolates y demás chucherías que colgaban de ellas se fueran volando. Los capirotes y terceroles azules también se movían al compás del viento, aunque en la plaza del Justicia tanta era la gente que apenas se notaba. Sea como sea, lo único que importaba hoy era un paso, una cofradía y el sonar de los tambores.
Puntual a las 12.00, el sonido característico de las carraclas ha roto el silencio que reinaba en la plaza del Justicia. Después, la lectura del Santo Evangelio y algunos miembros de la cofradía ataviados con vestiduras típicas de la tierra Santa abrirían una esperadísima procesión. «Oye, es que pone los pelos de punta» se oía comentar a dos señoras que, pegadas a la valla, habían logrado hacerse con un buen sitio en la plaza. Lo que ponía los pelos de punta era el sonar de tambores, bombos y timbales y la fuerza con la que los cofrades celebraban que Jesús había entrado en Jerusalén llenándolo todo de gozo, devoción y alegría.
Cofrades adultos y niños han procesionado con paso lento, pero firme, mostrando en su golpear la alegría de la que realmente es la primera salida titular de las cofradías. Esa que realmente da inicio a la celebración del misterio, la pasión, la muerte y la resurrección de Cristo, y que Zaragoza celebra con especial devoción estos días. Se trata de una cofradía singular por ejemplo en la vestimenta, pues los tambores y timbales lucen capirotes, mientras que los bombos visten tercerol. El sonido de las cornetas lo llenaba todo a su paso y los más pequeños, cansados algunos pero en brazos de papá y mamá, levantaban sus palmas y sus ramitas de olivo en una de las imágenes más alegres de la Semana Santa.
Poco a poco, las túnicas blancas y los capirotes azules, pero también los granates, verdes, negros y morados en representación de otras cofradías, procesionaban hasta la calle Manifestación donde la procesión ha continuado su paso por algunas de las calles principales de la ciudad ante la expectación de zaragozanos y visitantes. Tras la Predicación en la plaza de la Seo, la cofradía ha continuado su paso hasta recogerse en la Iglesia de Santa Isabel de Portugal casi a las 16.00.