Lula gana la presidencia de Brasil tras una tensa jornada electoral

En un Brasil fuertemente dividido, el viejo líder de la izquierda sudamericana, Luiz Inácio Lula da Silva, ganó este domingo la presidencia del país en una reñida disputa con el actual mandatario, el derechista Jair Bolsonaro. Ha sido la votación más disputada en los 37 años de democracia. Es la tercera vez que Lula asumirá el cargo y la primera que un presidente brasileño no es reelegido desde 1994. Lula venció con un 51% de los apoyos frente al 49% de Bolsonaro tras un conteo que fue muy tenso por la diferencia tan ajustada. Bolsonaro mantuvo la ventaja a lo largo de casi dos horas después de la apertura de las urnas electrónicas. Al llegar al 67% de votos escrutados, Lula hizo el ‘sorpasso’ y comenzó a distanciarse de su adversario. El resultado es más ajustado que el previsto por las encuestas, que daban 6 puntos de ventaja para el ‘petista’.

El exsindicalista ha sido elegido con el apoyo de un frente amplio que reunió a representantes de todo el espectro político, de la derecha a la izquierda. Al lado de Lula se mantuvo el vicepresidente Geraldo Alckmin, un conservador de la socialdemocracia que fue su adversario en 2006. El futuro presidente de Brasil contó con el apoyo de la tercera en la disputa, la senadora Simone Tebet, y de la ambientalista Marina Silva

La principal derrota de Lula y de su Partido de los Trabajadores (PT) ha sido en el estado de São Paulo, donde el exalcalde izquierdista, Fernando Haddad, perdió la elección frente al candidato bolsonarista Tarcisio de Freitas, con una buena diferencia de poco más de 10 puntos. Freitas, que venció con el 55% de los votos frente al 45% de Haddad, le garantizó a Bolsonaro una victoria en el mayor estado del país, que se consolida como un bastión bolsonarista.

Acoso electoral

Estas elecciones brasileñas, consideradas las más importantes en casi cuatro décadas de democracia, podían haberse visto empañadas por las más de 500 operaciones de fiscalización en las carreteras. Las acciones, consideradas un caso de acoso electoral, perjudicaron la circulación de los autobuses que transportaban a los votantes, especialmente en el nordeste del país, donde se concentra el electorado de Luiz Inácio Lula da Silva. La acción fue vista por algunos sectores como una forma de comprometer una elección que se peleaba voto a voto.

El comité de campaña de Lula presentó denuncias al Tribunal Superior Electoral (TSE) contra las operaciones coordinadas este domingo por la Policía Federal de Carreteras (PRF), que fueron un 88% más que todas las realizadas en el primer turno, el 2 de octubre. La coalición de Lula pidió la ampliación del horario de votación, solicitud que no fue concedida por el TSE. «Esta operación de la PRF no era normal, se concentraba en el nordeste. ¿Sólo allí tienen autobuses o coches con problemas o irregularidades en los neumáticos? ¿Por qué hacer esto en el domingo de las elecciones?», cuestionó la presidente nacional del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, que clasificó la acción como «criminal».

Preocupación internacional

Los observadores electorales brasileños e internacionales manifestaron una «gran preocupación» con las informaciones sobre la posible intimidación de los votantes por parte de la PRF. La organización internacional Human Rights Watch (HRW) publicó una declaración sobre las operaciones pidiendo una investigación profunda de estas acciones en las carreteras.

Entre los observadores oficiales acreditados por el TSE se destacan el Centro Carter, Organización de Estados Americanos (OEA), Washington Brazil Office y Transparencia Electoral Brasil. Según Folha de São Paulo, el Centro Carter, expresó su «gran preocupación» por la quejas sobre estas operaciones. El representante del Centro Carter afirmó que «estas prácticas, cambios de reglas y operaciones en medio del proceso de votación están totalmente fuera de la línea de las normas internacionales de transparencia electoral».

Simpatizantes del expresidente y candidato a la presidencia de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, se abrazan en la Avenida Paulista, en Sao Paulo reuters

Ana Cláudia Santano, coordinadora general de Transparência Eleitoral Brasil, declaró que su entidad está preocupada por los informes y está analizando la situación con cuidado, tratando de averiguar si las reclamaciones se concentran en el nordeste y si la decisión judicial del TSE, que prohibió la operación este domingo, se cumplió.

Según el periodista Jamil Chade, del portal UOL, la OEA admite, entre bastidores, el temor a una crisis ante la situación. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos dijo que ya está «monitoreando» la situación.

Los candidatos madrugan

El país que es una de las mayores democracias del mundo registra más de 156 millones de personas aptas a votar en 5.570 ciudades del país y 181 puestos en el exterior que eligirán, además del presidente, gobernadores en 12 estados. Alagoas, Amazonas, Bahía, Espírito Santo, Mato Grosso do Sul, Paraíba, Pernambuco, Rio Grande do Sul, Rondônia, Santa Catarina, São Paulo y Sergipe también decidirán quién los dirigirá a partir del 1 de enero de 2023.

Los dos candidatos presidenciales votaron en las primeras horas de la mañana. Lula en São Bernardo do Campo, municipio industrial de la Gran São Paulo, que es su cuna política, vestido con una camisa blanca. Bolsonaro votó en Río de Janeiro, con una camiseta verde y amarilla, en la que estaba escrito ‘Brasil’ y usando un chaleco antibalas debajo. «La expectativa es de victoria hoy, por el bien de Brasil. Sólo tenemos buenas noticias en los últimos días. Si Dios quiere, saldremos victoriosos esta tarde, o mejor dicho, Brasil saldrá victorioso esta tarde», se limitó a declarar el candidato a la reelección que evitó las preguntas de los periodistas.

En una rueda de prensa al dejar el colegio electoral, Lula da Silva dijo que era el día más importante de su vida. «Hoy la gente está definiendo el modelo de vida que quiere», dijo el candidato, y añadió: «Tenemos que rescatar a la gente que tiene hambre». El exmandatario declaró además que quiere que las familias y los vecinos bolsonaristas y lulistas vuelvan a hablarse. «El compromiso que tengo es establecer la armonía en la sociedad brasileña», afirmó.

Un largo viaje

Lula asegura que, antes de asumir el cargo, viajará por Sudamérica, Estados Unidos, China y la Unión Europea. «Conversaré con mucha gente». Sobre la transición, afirma que le gustaría repetir el modelo adoptado en 2002, cuando recibió la franja presidencial del expresidente Fernando Henrique Cardoso. «Espero que el Gobierno sea civilizado hasta el punto de entender que es necesario tener una buena transición».

Existe la preocupación de que, ante una derrota, Bolsonaro y sus electores no acepten el resultado de una de las elecciones más reñidas de la historia brasileña.