Conocer a Jesús y la Iglesia XVII: Festividad del Corpus Cristi

El Corpus Christi es, sin ninguna duda, una de las festividades de la Iglesia Católica más importantes, donde se celebra la presencia de Cristo en la eucaristía. Se trata de recordar la institución de la eucaristía, que tuvo lugar en el Jueves Santo, durante la última cena. En la mayoria de las diócesis, las celebraciones del Corpus Christi incluyen procesiones en las calles y lugares públicos en las cuales, el cuerpo de Cristo, es exhibido y acompañado por multitudes de fieles.

El origen del Corpus Christi

El origen de la festividad se remonta hasta el siglo XIII, en Bélgica, para ser precisos en la ciudad de Lieja, donde el obispo aceptó la solicitud de una religiosa, Juliana de Cornillon, que quería celebrar el Sacramento del cuerpo y la sangre de Cristo en una fecha ajena a la Semana Santa. Esta última, priora en el Monasterio de Mont Cornillon, afirmaba que, desde su juventud, Dios le había instruido para que un día ella pudiera establecer la festividad del Cuerpo de Dios.

Así fue como el director espiritual de la santa, el canónigo John de Lausana, apoyado por numerosos teólogos, hicieron la petición al obispo, Roberto de Thoretepara celebrar la fiesta en honor al Corpus Christi. El visto bueno llegó en 1246, estableciéndose como fecha el primer jueves de la Octava de Pentecostés.

Es por ello por lo que el Corpus Christi no se celebra siempre el mismo día. El día de la celebración siempre era en jueves pero, a partir de 1990, al dejar de ser festivo este día, se trasladó la festividad al domingo. De hecho, pese a que la solemnidad litúrgica sea el domingo, diversas localidades celebran la procesión el jueves como marcaba la tradición, siendo además jornada festiva.

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El papa Urbano IV y el milagro eucarístico de Bolsena

Sin embargo, la extensión de la solemnidad a toda la Iglesia se remonta a los tiempos del Papa Urbano IV, con la bula Transiturus Corpus Christiel 11 de agosto de 1264. El milagro eucarístico de Bolsena, una ciudad cercana a Roma, fue del año anterior. Aquí, un sacerdote, durante una peregrinación hacia Roma, tenía dudas sobre la veracidad de la Consagración mientras celebraba la Santa Misa. Tras partir la Sagrada Forma, salieron unas gotas de sangre que mancharon el corporal y algunas piedras del altar que aún se conservan hoy en la basílica de Santa Cristina. Al extender la solemnidad a toda la Iglesia Católica, Urbano IV estableció como fecha el jueves siguiente al primer domingo después de Pentecostés (60 días después de Pascua).

Luego, según algunos biógrafos, el Papa Urbano IV encargó un oficio – la liturgia de las horas – a San Buenaventura y a Santo Tomás de Aquino. Cuando el Pontífice comenzó a leer en voz alta el oficio elaborado por Santo Tomás, San Buenaventura fue rompiendo el suyo en pedazos.

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Las procesiones del Corpus Christi

La procesión es un acto donde, normalmente, se personifica la unión entre el poder civil y el religioso. Esta relación también se establece en la procesión del Corpus Christi que, además, su celebración no tiene su origen en la Iglesia, sino en el pueblo, tal y como recoge el canon 386 del Ceremonial de los Obispos.

“Como celebración peculiar de esta solemnidad está la procesión nacida de la piedad de la Iglesia; en ella el pueblo cristiano, llevando la eucaristía, recorre las calles con un rito solemne, con cantos y oraciones, y así rinde público testimonio de fe y piedad hacia este sacramento.”

En España el Corpus Christi se celebra en todas las diócesis, aunque especialmente famosas son las fiestas en Toledo, declarada de Interés Turístico Internacional, y la deGranada.

En Toledo, sus vecinos se vuelcan desde el año 1342 para lograr que la presencia y la participación de todos sea lo más esplendorosa posible, discurriendo por la ciudad multitud de adornos y, siempre, bajo la presidencia del Arzobispo y cumpliendo lo dispuesto por el Cabildo Catedralicio como responsable del orden y protocolo procesional. Hermandades, cofradías, instituciones o corporaciones públicas y privadas, animadas por varias bandas musicales, civiles y militares, acuden a expresar su devoción desde todas las parroquias, incluso desde tierras lejanas.

En Granada por su parte, se preparan para disfrutar y vivir sus Fiestas Mayores, aquellas que hace mas de quinientos años se ordenaron por mandato real. Las Fiestas del Corpus forman parte de las más alegres tradiciones que se conservan en la ciudad andaluza y que en toda su historia han servido de paréntesis en la vida cotidiana de los granadinos, que en la mañana del Jueves del Corpus abarrotan sus calles para participar de forma festiva y alegre del milagro de la Transubstanciación.

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La historia del milagro de Daroca

El visitante no sabe qué admirar más: si la preciosa joya de orfebrería que sirve de relicario a los corporales o si los corporales mismos y el profundo alcance del milagro que provocaron. El prodigio se produjo en el año 1239 en las proximidades del pueblo valenciano de Llutxent, a 17 kilómetros de Játiva.

El noble Berenguer de Entenza lideraba compañías llegadas de Daroca, Calatayud y Teruel para hostigar a los musulmanes al sur del río Júcar tras la conquista de Valencia por Jaime I en 1238. Los sarracenos reunieron una importante hueste y sitiaron a los cristianos.

Después de un traidor ataque de los moriscos desencadenado en el preciso instante en que los cristianos asistían a misa, cuál no sería la sorpresa del cura oficiante cuando fue a echar mano de las seis hostias recién consagradas que había ocultado debajo de una piedra y las encontró ensangrentadas y pegadas a los corporales del envoltorio. El hecho se consideró como un milagro y ante el prodigio, los cristianos se lanzaron a la lucha encabezados por el cura. Los musulmanes fueron completamente derrotados.

La burra que llegó a Daroca

Cuatro caudillos cristianos testigos del milagro porfiaron por llevarlas a sus respectivos pueblos. Tras amigable discusión, nunca reyerta, acordaron acudir a un juicio de Dios: pondrían los corporales sobre una burra sarracena que nunca antes había estado en tierras cristianas y la dejarían suelta para que ella misma escogiera el camino.

La burra, por evidente voluntad divina, se encaminó a Daroca y tras la ardua caminata (más de 50 leguas sin jamás detenerse a descansar ni a tomar aliento, despreciando los suculentos trigales por los que pasaba y el hecho de ir desprovista de bozal) llegó al pueblo, dobló las rodillas y cayó muerta, de agotamiento, junto al convento de las Anas. Una placa conmemora el acontecimiento: “Aquí cayó muerta la burra”.

Daroca, meta de peregrinaciones

No fue asunto baladí que la burra escogiera Daroca como el destino final de la reliquia, porque durante siglos el pueblo se convirtió en meta de peregrinaciones, una de las más importantes de la cristiandad, con la consiguiente afluencia de beneficios tanto materiales como espirituales.

Este relato se recoge así en la llamada Carta de Chiva, documento de 1340 enviado por el concejo de esta localidad de Valencia y que se guarda en el Archivo Colegial de Daroca. Desde entonces, los Corporales se convirtieron en el símbolo por antonomasia de la localidad aragonesa y en su elemento más universal.

En 1261, diputados especiales por Daroca acudieron a Roma a fin de informar al papa Urbano IV sobre el milagro, siendo introductores de los síndicos los doctores San Buenaventura y Santo Tomás de Aquino, quienes inclinaron el ánimo del pontífice a declarar la solemne fiesta del Corpus. El Papa Eugenio IV concedió en 1344 la celebración del año jubilar cada decenio, para conmemorarlo.

Daroca se convirtió en un gran centro religioso, en especial a partir del siglo XIV, con la visita de reyes y otras personalidades importantes. Para poder mostrar los Corporales a todo el mundo se construyó ‘La Torreta’ extramuros de la puerta Alta y ya a finales del siglo XVI una nueva iglesia.