¡Y Benzema lo hizo otra vez! Cuando la pillería se convierte en una forma de entender el fútbol

Karim Benzema lo ha vuelto a hacer. El delantero francés, que ya es historia viva del Real Madrid, sigue sumando goles para tratar de convertirse en el segundo máximo goleador del club, acercándose con sus 316 tantos a los 323 que suma Raúl González, aunque a mucha distancia del líder del ránking, Cristiano Ronaldo (450). Pero más allá del repertorio de goles que el galo tiene, ha confirmado una de sus grandes virtudes: es el rey de la pillería.

A lo largo de su ya dilatada carrera, Benzema ha demostrado de lo que es capaz. No solo es un jugador muy inteligente a la hora de combinar, de generar espacios o de leer el juego, sino que tiene la portería entre ceja y ceja. En sus trece temporadas como jugador del Real Madrid, ha sido capaz de adaptarse a todo: ha acompañado a otro delantero, se ha reconvertido en un mediapunta asistente y, finalmente, ha destapado el tarro de las esencias para convertirse en goleador.

Sus primeros años en el club no fueron sencillos, donde el eterno debate entre Benzema-Higuaín sembró algunas dudas sobre su fichaje; posteriormente, se descubrió como la mejor pareja de baile de CR7, convirtiéndose en su perfecto escudero y en un gran pasador; tras la marcha del luso, Benzema cogió los galones de ‘killer’ y, desde entonces, lleva 124 goles en poco más de tres temporadas y media. Pero, además, ha demostrado su inteligencia sobre el césped con una acción repetida.

El francés ha marcado goles de todos los colores: de cabeza, de volea, de rosca interior, de ‘palomero’ puro… pero, en los últimos años, se ha especializado en una jugada que no muchos realizan. Y es que Benzema ha demostrado ser muy inteligente para saber cuándo y en qué momento hay que presionar el portero. Su último ‘premio’ fue el gol ante el Chelsea tras robar el esférico a Eduard Mendy, repitiendo la acción que ya lograr ante Donnarumma y que repitiera con éxito otras dos veces.

La primera vez que se pudo ver esta acción fue en las semifinales de la Champions de la temporada 2017-18. El Madrid había ganado al Bayern en la ida (1-2), pero sufría en la vuelta (1-1). Acababa de comenzar el segundo tiempo cuando, en un balón retrasado hacía Ulreich, Benzema no dudó en ir a presionar: el meta alemán dudó, falló y no golpeó el esférico, dejando al galo solo a placer para marcar el tanto de la tranquilidad.

Solo unas semanas más tarde, en la gran final de la Champions, Benzema volvió a hacer de las suyas, esta vez ante el Liverpool. Corría el minuto 51 de partido y el Madrid no terminaba de encontrar la manera de derribar el muro ‘red’. Un balón muerto fue a las manos de Loris Karius, ante lo que Benzema no dudó en presionar el saque: el alemán, relajado, no fue consciente de lo que pasaba y, al lanzar el balón, golpeó en el pie del francés para adelantar a los blancos en la final.

La tercera acción todos la tenemos en mente. Con el Madrid con pie y medio fuera de Europa, Benzema se puso el mono de trabajo y se echó el equipo a las espaldas. Y, con Donnarumma demasiado tranquilo con la bola en sus pies, no dudó en presionar con mucha intensidad, lo que hizo que el meta italiano se durmiera y despejara mal, regalando un balón a Vinicius que acabaría con el primero de los tres goles del delantero francés.

Ahora, solo unas semanas más tarde, Benzema lo ha vuelto a hacer, está vez ante el Chelsea, otra ‘víctima’ que se suma a Liverpool, Bayern y PSG. Cuando la pillería se convierte en norma, es una evidencia que hay que dejar de hablar de suerte. La presión al portero es una acción ensayada y entrenada por un Benzema que sabe cuándo y cómo meter presión al meta para forzar un error. De momento, ya suma cuatro. Y no, evidentemente, no es una casualidad.