El futbolista solidario que elige construir hospitales y no conducir Ferraris

Ajeno al estereotipo, hay un futbolista que prefiere construir hospitales a conducir Ferraris. Es el senegalés Sadio Mané, estrella del Liverpool con el 10 a la espalda. Entre otras cosas, Mané ha financiado con su sueldo de figura (6,5 millones al año según el vox populi en la prensa inglesa) la edificación de una escuela, un hospital y una fundación en Bambaly, localidad de 25.000 habitantes en el Senegal más profundo de la frontera con Gambia dedicada a la pesca y al cultivo del banano. Ocupaciones tan alejadas y remotas respecto a las discusiones entre Klopp y Simeone o si juega o no Correa que suenan a otro mundo. El lugar desolado por la pobreza del que procede Mané.

«Mis padres nunca tuvieron dinero para enviarme a la escuela», recordó en el viaje que hizo a Senegal en 2019 para inaugurar el colegio que lleva su nombre en Bambaly.

Al morir su padre cuando él tenía siete años, y ante la dificultad de criar la madre a una familia muy numerosa, Mané se mudó a casa de su tío. «Desde que tenía tres o cuatro años, me recuerdo con una pelota, aunque no siempre». No siempre porque a veces tocaba jugar al fútbol con pomelos y otras frutas, según se recoge en el documental sobre su vida ‘Ballonbuwa’ (mago del balón) emitido por Rakuten TV durante el confinamiento por la pandemia en 2020.

«Así comencé, solo en las carreteras. Veía niños jugando en la calle y me unía a ellos. Cuando crecí, veía algunos partidos en la televisión, especialmente los de la selección de Senegal. Quería ver a mis héroes y me imaginaba como uno de ellos».

Su madre y sus tíos vendieron toda la producción agrícola de sus granjas para reunir dinero para el joven proyecto de futbolista, que emigró a Dakar a la casa de una familia desconocida y que, años más tarde, fue reclutado por uno de los ojeadores del Metz, en Francia. «Llegué a Francia el 4 de enero de 2011, y lo primero que recuerdo es el viento. Hacía mucho viento y mucho frío». Instalado en el fútbol profesional, el africano recorrió mundo por el Salzsburgo y el Southampton antes de recalar en el Liverpool en 2016, en coincidencia con el desembarco en Anfield de Jurgen Klopp.

Cinco temporadas y la actual en curso, en las que ha brillado en una delantera ya legendaria en Anfield Road, Salah, Firmino y Mané. Un periodo en el que ha jugado 172 partidos y ha marcado 80 goles para un estimable promedio de 0,44 tantos por encuentro.

En la plenitud de su carrera, con 29 años, Mané no ha olvidado sus orígenes. Entregó 300.000 euros para la construcción de la escuela que lleva su apellido. «¿Para qué querría diez Ferraris, veinte relojes de diamantes o dos aviones? ¿Qué harán esas cosas por mí y por el mundo? No necesito coches y casas de lujo, grandes viajes ni mucho menos aviones. Prefiero que los míos reciban un poco de lo que la vida me ha dado», dijo en el programa de televisión senegalés ‘Talentos de África’.

El pasado 20 de junio inauguró el Hospital de Bambaly, que recuerda en su fachada que fue «ofrecido y estrenado por el internacional senegalés de fútbol, señor Sadio Mané». El hospital costó 530.000 euros, según el twitter del alcalde de la localidad. «Pasé hambre, trabajé en el campo, jugué descalzo y no fui al colegio. Prefiero construir escuelas y dar comida o ropa a la gente pobre», resume el futbolista solidario.