Sánchez apela al «consenso» en la reforma laboral para zanjar la guerra Calviño-Díaz

La XXXII Cumbre Hispano-Portuguesa celebrada en Trujillo (Cáceres) fue finalmente la cita de los asuntos internos de los Gobiernos ‘frankenstein’ de Sánchez y Costa. Reforma laboral y crisis Calviño-Díaz por un lado. Elecciones anticipadas (o no) en el vecino Portugal, por el otro.

Sobre lo segundo el socialista António Costa lo zanjó rápido con un «no hablo de política interna en el extranjero». Sobre lo primero -lo hispano- aún hay mucha tela que cortar a tenor de lo expresado y manifestado por las partes -en declaraciones o visualmente-. Pues en Trujillo se dieron cita las vicepresidentas primera y segunda, Nadia Calviño y Yolanda Díaz, junto al presidente del Gobierno y otros colegas de gabinete. El ambiente fue de ‘paz fría’.

Lo primero, lo oficial. Preguntado sobre la crisis entre Calviño y Díaz y su postura sobre la reforma laboral, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, manifestó que «este Gobierno cumple sus compromisos» e insertó esa ‘contrarreforma laboral’ como una de sus condiciones pactadas en la investidura. Defendió que se hará de forma coordinada.

Sánchez aludió al cumplimiento de otras promesas políticas como la subida del salario mínimo interprofesional, la ley de Eutanasia, la reforma educativa o, tras la pandemia, el establecimiento de los mecanismo de los ERTE para evidenciar que es de fiar -ante sus socios de Unidas Podemos- y que finalmente llevará a cabo una modificación de la reforma laboral aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy en 2012.

¿Los términos de la misma? Se desconocen aún. Ahí se centrará la pelea dentro de la coalición en lo que resta de legislatura.

Sánchez apeló «al diálogo y al mayor de los consensos» con los agentes sociales para llevarla a cabo. Se entiende que ese consenso es extensible a sus ministras.

Un «consenso» que según el presidente del Gobierno «se quebró en 2012». «Es un Gobierno que cumple», reiteró Sánchez en la rueda de prensa de la Cumbre, frente a las vicepresidentas Calviño y Díaz, y queriendo despejar así los fantasmas de ruptura dentro de la coalición PSOE-Podemos.

Algo que teniendo al primer ministro portugués al lado tenía más valor. «La legislatura va a durar hasta el 2023», y espera reeditar mandato «con la mayor representación parlamentaria de las fuerzas progresistas». De este modo, también alejaba una posibilidad de que los Presupuestos no se aprueben con votos contrarios de PNV y ERC. En este sentido, hay tranquilidad en La Moncloa.

No obstante, Sánchez también introdujo la idea de que hay compromisos con la UE para los fondos de resiliencia comunitarios, queriendo contentar así a la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos. Es decir, hay condiciones que cumplir con Europa. He ahí el dilema en estos momentos.

Pero más allá de las declaraciones la jornada en Trujillo dejó otras pinceladas sobre la ‘guerra’ Calviño-Díaz. A diferencia de otras Cumbres no hubo al mediodía, durante la recepción oficial, saludo público del presidente del Gobierno a sus ministros por lo que no se pudo ver la primera reacción de Sánchez ante Díaz o Calviño.

Sánchez dialoga con Díaz, al concluir la foto de familia de la Cumbre de Trujillo
Sánchez dialoga con Díaz, al concluir la foto de familia de la Cumbre de Trujillo – E. V.

Eso sí, Moncloa sí distribuyó posteriormente sus imágenes oficiales de ese saludo inicial: Sánchez salundado por igual a Calviño y Díaz con una mano en el pecho y un toque familiar en el brazo, la ministra de Trabajo respondió con una breve caricia en la cara, según las imágenes distribuidas.

Corrillos de Calviño y Díaz

Más tarde, sobre las cinco de la tarde, a la entrada en el Palacio de los Duques de San Carlos, donde tuvo lugar la rueda de prensa, los corrillos también hablaron. A pesar de llegar juntas, Calviño y Díaz apenas estuvieron en corrillos comunes. Calviño más pegada a su colega portugués, Pedro Siza. Díaz, más habladora con el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.

Solo al final, cuando la rueda de prensa terminó. Pedro Sánchez, ahora sí, quiso dejarse fotografiar con Díaz, quien coincidió a la salida del claustro con Calviño, sin que el cruce fuera a más. Todo ello a pesar de que por protocolo se sentaran al lado.

Fuentes conocedoras de la crisis interna reconocen que hubo «malentendidos», sobre todo sobre cuestiones de metodología para el cambio de la reforma laboral. Se da ya por zanjada la ‘minicrisis’ aunque auguran una batalla decisiva «hasta diciembre» que posicionará a Sánchez y Díaz ante las futuras elecciones. Teniendo en cuenta la tendencia ascendente de Díaz en las encuestas esta ‘paz fría’ se convertirá en una guerra total por el relato de la reforma. Ahí Sánchez se la juega, y no solo ante Europa.

Acuerdos de la Cumbre

Más allá de las cuestiones internas que centraron el foco informativo de la Cumbre, en Trujillo los Gobiernos de España y Portugal renovaron el Tratado de Amistad y Cooperación, que databa de 1977, con el objetivo de impulsar intereses comunes en foros multinacionales como son la OTAN o la UE, tal y como ratificaron los jefes de Gobierno, Pedro Sánchez y António Costa.

Además mencionaron una serie de acuerdos o medidas concretas como una estrategia de desarrollo transfronterizo para facilitar aspectos del día a día de los habitantes a uno y otro lado de la «raya»; proyectos de energías sostenibles como un centro de investigación en Cáceres que ya estaba anunciado; un impulso de la industria de la automoción eléctrica con proyectos sobre hidrógeno o litio; o un compromiso para extender el 5G en toda la península Ibérica.