Clase magistral de Nadal a Alcaraz

Se presentaba Carlos Alcaraz en el Mutua Madrid Open, nueva estrella para los españoles porque tiene talento y desborda ilusión y futuro. Pero el hoy todavía es demasiado para el mañana. Y ese hoy es un Rafael Nadal que habla maravillas del murciano, pero quiso dejar claro que todavía tendrá que trabajar para ocupar su lugar. Que aún le queda mucho por crecer. En 77 minutos, 6-1 y 6-2.

Alcaraz fue recibido con un ‘cumpleaños feliz’ porque se regalaba en esta semana cumplir 18 años enfrentándose a su ídolo, y le puso empeño el muchacho con un primer juego, al resto, en el que mostró sus armas desde el fondo y hasta osó ganarse una opción de rotura con un revesazo paralelo a segundo servicio del balear. Pero el de Manacor, al que no le gustan demasiado las sorpresas, también mostró sus cartas y es maestro sobre la tierra. No iba a regalarle ni un punto y sí le concedería una o dos lecciones. Para apaciguar los aires del murciano, envalentonado hacia la red, pasante de derecha.

Quería el adolescente seguir disfrutando del tenis, todavía en crecimiento tenístico y de todo y al que le llegaba como un sueño este choque con el númeo 2 del mundo. Se habla maravillas del futuro, pero es cierto que hay manía por encumbrar antes de hora. Y para que eso no pasara con el pupilo de Juan Carlos Ferrer, Nadal se encargó, a palos, de devolverlo a la tierra.

Porque si la empresa de Alcaraz de dar la sorpresa en Madrid y desbancar al presente era grande, acabó por ser imposible ya en el segundo juego. Después de uno de los puntazos de la semana en la Caja Mágica, el murciano se llevó la mano al pecho y se encogió al fondo de la pista. Algo había pasado en la zona abdominal al estirarse para alcanzar una pelota. Se paró el partido, y el pulso de los más de 1.000 espectadores que llenaron de júbilo las gradas. Alcaraz se acercó al juez de silla y pidió la asistencia del fisio. Estuvo unos minutos atendido en el suelo, tratando de desentumecer esa zona que ya de por sí atrapa los nervios que seguro llevaba consigo el murciano. A lo que se le añade un cuerpo todavía en construcción.

Por suerte para el tenis, el partido se reanudó, pero Alcaraz ya había probado lo que es medirse con Nadal, y apenas pudo sumar puntos en los siguientes juegos hasta el 5-0. Ahí, quizá como regalo de cumpleaños por parte del balear, el murciano sumó el suyo en su marcador. No habría rosco como pastel.

Y asomado ya hacia la derrota, con 3-0 abajo, Alcaraz mostró que todavía le queda grande el hoy, pero que lo alcanzará seguro. Peleó y peleó con esa capacidad tan suya de darle velocidad al brazo en medio segundo para impregnar a la pelota de una rapidez letal. Dos bolas de break se trabajó en el cuarto juego y levantó el puño para decir aquí estoy yo, o aquí estaré. Break para evitar también el rosco en el segundo set. Nadal, no obstante, no había dado la última lección. En blanco recuperó el servicio y cumplida una hora estaba a dos juegos de la siguiente ronda. Su derecha se fue clavando en las esquinas de la pista, todavía imposibles para Alcaraz, y su revés martilleó con profundidad. Incluso sacó mejor que las últimas semanas de la gira de tierra. Nadal sigue siendo el hoy y el mañana.

La Caja Mágica, no obstante, ha descubierto a un nuevo ídolo, volcada con el chaval, sorprendido al final con una tarta de chocolate y una foto con su ídolo y maestro. Y su aplauso en la retirada de la pista. Volverá más años, presagia su tenis, pero hay Nadal para rato.

«Era un partido bonito. Carlos es el presente y el futuro. Ha sido un partido interesante, bueno para nuestro deporte. Carlos es un gran jugador y también es un gran chico, y le deseo lo mejor para el futuro», expuso el balear a pie de pista. Su siguiente rival, Alexei Popyrin.