El Papa reitera en su vuelo hacia Irak que considera «un deber» visitar «una tierra martirizada»

Durante el vuelo de Roma a Bagdad, el Papa Francisco ha reiterado a los periodistas que considera «un deber visitar una tierra martirizada» en la que han sufrido tantos millones de personas de todas las religiones y etnias. El Santo Padre llevaba mascarilla, como todas las personas a bordo del avión.

En su saludo a la corresponsal de COPE, Eva Fernández le entregó copias de dos documentos del Estado Islámico en 2014: la orden de conversión o deportación de los cristianos y la lista de precios de las esclavas cristianas o yasidíes. El Papa respondió que «eso mismo sucede ahora en Europa con la trata» de personas. Francisco ha condenado en numerosas ocasiones la prostitución esclava en muchas ciudades europeas.

La periodista le entregó también un libro de dibujos realizados por niños de un colegio infantil de Madrid que le invitan a visitar España: «Queremos que vengas», «Te queremos dar un abrazo».

El papa Francisco comentó hace unos días que emprendería este viaje porque «el pueblo iraquí nos espera. Esperaba ya a san Juan Pablo II, a quien no se le permitió ir. No se puede decepcionar a un pueblo por segunda vez». Personalmente, lo ve como «una peregrinación de tres días para reunirme con un pueblo que ha sufrido tanto, reunirme con una Iglesia mártir».

El Santo Padre ha iniciado su programa oficial manteniendo un encuentro con el primer ministro de Irak, Mustafá Al-Kadhimi, en la sala de personalidades del aeropuerto, antes de dirigirse al palacio presidencial para la ceremonia de bienvenida a cargo del presidente Barham Salih.

El primer discurso del Papa, dirigido a todo el país pero también a todo el mundo, tendrá lugar a continuación durante su encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático, en el que participan tan solo 150 personas debido a la pandemia. Irak tiene todavía 1,7 millones de refugiados internos, sufre ataques terroristas, incursiones militares de Turquía y el peso de las tensiones entre Estados Unidos y Teherán.

Para permitir que Francisco descanse del viaje, su programa del resto de la tarde se limita a un encuentro con sacerdotes, religiosos, seminaristas y catequistas en la catedral siro-católica de Bagdad.

Será su primer abrazo a los católicos del país, cuyo número se ha reducido de un millón y medio a menos de trescientos mil por dos sucesivos golpes: la invasión norteamericano-británica en 2033 y la extrema brutalidad del califato del 2014 al 2017 en el norte de Irak, la zona más cristiana desde la época de los Hechos de los Apóstoles.

El 1,5% en un país de 38 millones de habitantes

En la actualidad, los cristianos -caldeos, latinos, siríacos, armenios, melquitas, ortodoxos y protestantes- son una exigua minoría, inferior al 1,5 por ciento en un país de 38 millones de habitantes, castigado por tres guerras recientes y aquejado de inestabilidad, sectarismo y corrupción.

Al mismo tiempo hay señales de esperanza. A mediados de 2020, la católica caldea Evan Faeq Yakoub Jabro fue nombrada ministra de refugiados y emigrantes. Y el pasado diciembre, el Parlamento declaró festivo el día de Navidad para que los cristianos puedan celebrarlo con sus familias.

En este primer encuentro del viernes en la catedral participarán solo cien personas -naturalmente, con mascarillas- para poder mantener la distancia de seguridad.

Este aforo máximo de un centenar será mantenido igualmente en los otros dos actos que se celebrarán en iglesias: la misa del sábado en la catedral caldea de Bagdad y el encuentro con fieles de Qaraqosh, el domingo, en la iglesia de la Inmaculada Concepción.