ERC liderará el secesionismo catalán, que sube en escaños y votos pero no alcanza el 50%

Uno de los objetivos de los

Uno de los objetivos de los partidos independentistas era superar la barrera del 50 por ciento del voto popular en las elecciones de este domingo y, al cierre de la edición con el 98,94 por ciento del voto escrutado, no se consiguió. La suma del voto de ERC, Junts y la CUP -los tres partidos secesionistas que obtuvieron representación en el nuevo Parlamento de Cataluña- se quedó a las puertas: 48,1 por ciento.

Sin embargo, subió el apoyo a estos partidos, respecto a la cita de 2017, cuando se quedaron con un respaldo del 47,5 por ciento de los catalanes y 70 escaños. Desde ayer, este ‘tripartito independentista’, que gobierna Cataluña de una manera u otra, contará con el apoyo de 74 escaños de los 135.

El intento de llegar a la Cámara autonómica catalana del PDECat, lo que quedaba de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), sumaría algo más de dos puntos y medio de voto popular a la causa independentista, pero no consiguió representación, por lo que, en el mejor de los casos, fue un voto ‘robado’ a Junts. Si se suma al PDECat, el secesionismo llegaría a uno de sus objetivos: 50,82 por ciento.

Pero todo esto son cifras, números, porcentajes y argumentos para los análisis que empezarán a hacerse en las direcciones de los partidos, desde hoy mismo. Lo relevante en el campo del independentismo es que, por primera vez, este ámbito lo liderará ERC en el Parlamento autonómico.

Amnistía y referéndum

Pere Aragonès (ERC), a la sombra siempre de Oriol Junqueras, venció a Laura Borràs, candidata de Junts, que, a su vez, se proyectó bajo el paraguas de Carles Puigdemont. Por primera vez, una formación de izquierdas tendrá las riendas de un movimiento germinado bajo 23 años de ‘pujolismo’ y que Artur Mas, primero, y Puigdemont, después, convirtieron en corriente populista para llevar a cabo dos consultas ilegales sobre la secesión de Cataluña, en 2014 y 2017.

ERC, segundo tras el PSC, empatados a escaños (33) pero con más voto popular socialista, tendrá ahora que enfrentarse a su primera prueba de fuego: pactar teniendo la iniciativa. Hasta la fecha, el partido secesionista que ganaba en este ámbito se quedaba con la presidencia de la Generalitat y el segundo, con la presidencia del Parlamento autonómico.

Aragonès tendrá ahora la posibilidad de suceder a Josep Tarradellas, último presidente de ERC de la Generalitat, que lo fue durante el exilio desde 1954, tras la restauración de la democracia en 1978 y hasta 1980 cuando le sucedió Jordi Pujol tras las primeras elecciones autonómicas en Cataluña bajo la legalidad de la Constitución y el Estatuto, aunque en las filas de Junqueras gusta más mentar a Lluís Companys y Francesc Macià.

ERC sube un escaño y supera su mejor marca, que eran los 32 escaños de 2017. Pese al descenso en la participación, ERC mantiene el apoyo porcentual prácticamente intacto: 21,33 por ciento, solo 0,05 por ciento menos que hace cuatro años. Es decir, la abstención, por encima de los 25 puntos porcentuales, no habría afectado a los de Aragonès y esta sería una de las claves de su victoria en el ámbito independentista catalán.

Para Aragonès, anoche, en su primer discurso tras la cita electoral, reclamó un «gobierno amplio» que aúne independentistas e izquierdistas. «El resultado es inapelable. Hay una clara mayoría de diputados independentistas y de izquierdas para hacer posible la amnistía y la autodetermianción y hacerlo desde la izquierda», señaló el candidato de ERC, que añadió su voluntad de presentarse a la investidura sumando además de a Junts y la CUP, también a los comunes. Una opción que desde En Comú Podem descartaron durante la campaña y, también, anoche mismo, Jéssica Albiach recordó exigiendo a Aragonès un gobierno tripartito con el PSC.

Tripartito ‘indepe’

Así, ERC y Junts suman 65 escaños, uno menos que los conseguidos en 2017, pero la CUP, que respaldó la presidencia de Quim Torra, ya en 2018 y tras el intento frustrado de investir telemáticamente a Puigdemont, fugado en Bélgica de la Justicia española, tendrá 9 representantes en el nuevo Parlamento autonómico, cinco más que en los anteriores comicios, por lo que compensa la pérdida de la suma de ERC y Junts. En total, 74 escaños. Una mayoría sólida, superando en 6 asientos la absoluta, fijado en 68 escaños.

Así lo interpretó Torra, que en un mensaje desde su cuenta de Twitter, pasadas las 23.00 horas, apuntó que «la ciudadanía ha hablado y hay que escuchar su mandato: histórica victoria independentista». Añadió un ruego: «Pido a ERC, Junts y la CUP, más que nunca concretar un horizonte y encarrilar un proyecto de unidad independentista». Y felicitó a los tres grupos: «Enhorabuena a los tres por los resultados. ¡Viva Cataluña libre!».

Igualmente, Puigdemont y Borràs se manifestaron en la misma dirección. La candidata recordó que «el independentismo ha ganado en votos y escaños, reclamó que, si es por ella, «tendremos un gobierno y un Parlament independentista fuertes» y advirtió que «hoy, Cataluña es más independentista que nunca y, por lo tanto, hemos de ir más lejos que nunca».

Si para ERC, las elecciones del 14-F suponen ‘hacerse mayor’, para Junts, aunque se deshizo de la herencia de CDC tras la ruptura del PDECat, servirán para ver el recorrido de una formación acostumbrada a liderar coaliciones y gobiernos, ahora al rebufo de ERC. Borràs se aleja de la presidencia de la Generalitat y vivirá una prueba de estrés, sobre todo interna, negociando con los de Aragonès-Junqueras un posible Govern catalán.

Los de Junts pierden dos escaños y tendrán 32 representantes durante los próximos cuatro años. El equipo de Borràs-Puigdemont paga cara la ruptura con el PDECat, que le podría haber dado una victoria, otra vez más, en el mundo independentista. Los 2,72 puntos porcentuales de voto que el partido de Àngels Chacón consiguió anoche, que no le sirvieron para entrar en el Parlamento de Cataluña, y que en 2017 se concentró en Junys per Catalunya (JpC), le habría servido para superar a ERC en voto popular.

La CUP, por su parte, volverá a ser decisiva. Así lo indicó Dolors Sabater: «Tenemos un papel clave. Se ha visto algo claro es que este país es persistente en reclamar la autodeterminación y girar a la izquierda».

era superar la barrera del 50 por ciento del voto popular en las elecciones de este domingo y, al cierre de la edición con el 98,94 por ciento del voto escrutado, no se consiguió. La suma del voto de ERC, Junts y la CUP -los tres partidos secesionistas que obtuvieron representación en el nuevo Parlamento de Cataluña- se quedó a las puertas: 48,1 por ciento.

Sin embargo, subió el apoyo a estos partidos, respecto a la cita de 2017, cuando se quedaron con un respaldo del 47,5 por ciento de los catalanes y 70 escaños. Desde ayer, este ‘tripartito independentista’, que gobierna Cataluña de una manera u otra, contará con el apoyo de 74 escaños de los 135.

El intento de llegar a la Cámara autonómica catalana del PDECat, lo que quedaba de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), sumaría algo más de dos puntos y medio de voto popular a la causa independentista, pero no consiguió representación, por lo que, en el mejor de los casos, fue un voto ‘robado’ a Junts. Si se suma al PDECat, el secesionismo llegaría a uno de sus objetivos: 50,82 por ciento.

Pero todo esto son cifras, números, porcentajes y argumentos para los análisis que empezarán a hacerse en las direcciones de los partidos, desde hoy mismo. Lo relevante en el campo del independentismo es que, por primera vez, este ámbito lo liderará ERC en el Parlamento autonómico.

Amnistía y referéndum

Pere Aragonès (ERC), a la sombra siempre de Oriol Junqueras, venció a Laura Borràs, candidata de Junts, que, a su vez, se proyectó bajo el paraguas de Carles Puigdemont. Por primera vez, una formación de izquierdas tendrá las riendas de un movimiento germinado bajo 23 años de ‘pujolismo’ y que Artur Mas, primero, y Puigdemont, después, convirtieron en corriente populista para llevar a cabo dos consultas ilegales sobre la secesión de Cataluña, en 2014 y 2017.

ERC, segundo tras el PSC, empatados a escaños (33) pero con más voto popular socialista, tendrá ahora que enfrentarse a su primera prueba de fuego: pactar teniendo la iniciativa. Hasta la fecha, el partido secesionista que ganaba en este ámbito se quedaba con la presidencia de la Generalitat y el segundo, con la presidencia del Parlamento autonómico.

Aragonès tendrá ahora la posibilidad de suceder a Josep Tarradellas, último presidente de ERC de la Generalitat, que lo fue durante el exilio desde 1954, tras la restauración de la democracia en 1978 y hasta 1980 cuando le sucedió Jordi Pujol tras las primeras elecciones autonómicas en Cataluña bajo la legalidad de la Constitución y el Estatuto, aunque en las filas de Junqueras gusta más mentar a Lluís Companys y Francesc Macià.

ERC sube un escaño y supera su mejor marca, que eran los 32 escaños de 2017. Pese al descenso en la participación, ERC mantiene el apoyo porcentual prácticamente intacto: 21,33 por ciento, solo 0,05 por ciento menos que hace cuatro años. Es decir, la abstención, por encima de los 25 puntos porcentuales, no habría afectado a los de Aragonès y esta sería una de las claves de su victoria en el ámbito independentista catalán.

Para Aragonès, anoche, en su primer discurso tras la cita electoral, reclamó un «gobierno amplio» que aúne independentistas e izquierdistas. «El resultado es inapelable. Hay una clara mayoría de diputados independentistas y de izquierdas para hacer posible la amnistía y la autodetermianción y hacerlo desde la izquierda», señaló el candidato de ERC, que añadió su voluntad de presentarse a la investidura sumando además de a Junts y la CUP, también a los comunes. Una opción que desde En Comú Podem descartaron durante la campaña y, también, anoche mismo, Jéssica Albiach recordó exigiendo a Aragonès un gobierno tripartito con el PSC.

Tripartito ‘indepe’

Así, ERC y Junts suman 65 escaños, uno menos que los conseguidos en 2017, pero la CUP, que respaldó la presidencia de Quim Torra, ya en 2018 y tras el intento frustrado de investir telemáticamente a Puigdemont, fugado en Bélgica de la Justicia española, tendrá 9 representantes en el nuevo Parlamento autonómico, cinco más que en los anteriores comicios, por lo que compensa la pérdida de la suma de ERC y Junts. En total, 74 escaños. Una mayoría sólida, superando en 6 asientos la absoluta, fijado en 68 escaños.

Así lo interpretó Torra, que en un mensaje desde su cuenta de Twitter, pasadas las 23.00 horas, apuntó que «la ciudadanía ha hablado y hay que escuchar su mandato: histórica victoria independentista». Añadió un ruego: «Pido a ERC, Junts y la CUP, más que nunca concretar un horizonte y encarrilar un proyecto de unidad independentista». Y felicitó a los tres grupos: «Enhorabuena a los tres por los resultados. ¡Viva Cataluña libre!».

Igualmente, Puigdemont y Borràs se manifestaron en la misma dirección. La candidata recordó que «el independentismo ha ganado en votos y escaños, reclamó que, si es por ella, «tendremos un gobierno y un Parlament independentista fuertes» y advirtió que «hoy, Cataluña es más independentista que nunca y, por lo tanto, hemos de ir más lejos que nunca».

Si para ERC, las elecciones del 14-F suponen ‘hacerse mayor’, para Junts, aunque se deshizo de la herencia de CDC tras la ruptura del PDECat, servirán para ver el recorrido de una formación acostumbrada a liderar coaliciones y gobiernos, ahora al rebufo de ERC. Borràs se aleja de la presidencia de la Generalitat y vivirá una prueba de estrés, sobre todo interna, negociando con los de Aragonès-Junqueras un posible Govern catalán.

Los de Junts pierden dos escaños y tendrán 32 representantes durante los próximos cuatro años. El equipo de Borràs-Puigdemont paga cara la ruptura con el PDECat, que le podría haber dado una victoria, otra vez más, en el mundo independentista. Los 2,72 puntos porcentuales de voto que el partido de Àngels Chacón consiguió anoche, que no le sirvieron para entrar en el Parlamento de Cataluña, y que en 2017 se concentró en Junys per Catalunya (JpC), le habría servido para superar a ERC en voto popular.

La CUP, por su parte, volverá a ser decisiva. Así lo indicó Dolors Sabater: «Tenemos un papel clave. Se ha visto algo claro es que este país es persistente en reclamar la autodeterminación y girar a la izquierda».