Periodistas: víctimas colaterales de las protestas en EEUU

La prensa no ha salido bien parada en las manifestaciones a nivel nacional por la muerte de George Floyd. Desde Los Ángeles hasta Minneapolis, pasando por Washigton o Kentucky, las escenas de agresiones y arrestos a periodistas se han sucedido por todo Estados Unidos, un nivel de violencia que algunos atribuyen al discurso incendiario del presidente Donald Trump contra la prensa no afín a sus intereses -que es casi toda-, y a los niveles de brutalidad policial más que palpables pese al clima de denuncia reinante.

Trump ha anunciado este domingo a través de Twitter que había ordenado la retirada de la Guardia Nacional de Washington D.C. «ahora que todo está bajo perfecto control». Desde la misma red social también arremetió contra el ex secretario de Estado Colin Powell, quien anunció que votaría al demócrata Joe Biden en las presidenciales, ha dicho en una entrevista en CNN. Consideró que «no ha sido un presidente muy efectivo», además de que «miente todo el tiempo».

Desde el viernes pasado, los propios medios afectados y las redes sociales se han hecho eco de escenas de porrazos sin piedad, disparos con balas de goma a quemarropa y arrestos insólitos por estar tratando de informar. De momento, ya son más de 300 en los días de las manifestaciones, de acuerdo a US Freedom Tracker, un portal que monitorea la libertad de prensa en la primera potencia mundial.

«Esto no tiene precedentes ni en alcance ni en escala», dice Kirstin McCudden, directora de US Freedom Tracker, en una entrevista telefónica con EL MUNDO, sorprendida por los asaltos de la policía a periodistas, fotógrafos y cámaras en EEUU. «Éste es un momento decisivo que analizaremos con el tiempo como una amenaza contra la libertad de prensa».

McCudden cree que Trump ha legitimado esta clase de agresiones. «No los comenzó, pero el discurso antagonista del comandante en jefe los ha exacerbado. Ha sido constante con el lenguaje que usa contra la prensa y sus mensajes en redes sociales. No son normales tantas agresiones». Según McFadden, en un año normal no pasan de 150.

No sólo ha sido la policía. Algunos manifestantes han protagonizado escenas violentas contra miembros de los medios de comunicación. El pasado viernes 31 de mayo, al menos dos hombres de canales locales en Birmingham, Alabama, fueron víctimas de golpes y puñetazos por parte de un grupo que acababa de asaltar un edificio en el centro de la ciudad. En el vídeo difundido en redes sociales, se puede ver a una periodista pidiendo ayuda mientras una turba tumba a un compañero a puñetazo limpio.

Ian Smith, un fotógrafo de la cadena de televisión KDKA en Pittsburgh, también fue atacado por manifestantes. «Estoy magullado y sangriento, pero estoy vivo», contó. «Mi cámara está destrozada. Otro grupo de manifestantes me sacaron de ahí y me salvaron la vida. ¡Gracias!».

A Briana Whitney, una reportera de Arizona, la tumbaron en el suelo en plena retransmisión en directo. «Me sentí violada. Fue aterrador», dijo. A Linda Tirado, una fotógrafa de Minneapolis, le taparon un ojo con un balazo de goma. «Quién sabe si necesitaré cirugía», comentaba.

DETENIDO UN PERIODISTA AFROAMERICANO

El goteo ha sido constante desde que comenzaron los disturbios y las marchas. Adolfo Guzmán-López, un periodista de KPCC en Los Ángeles que normalmente cubre educación, se llevó un pelotazo de goma en la garganta mientras cubría una protesta en Long Beach. «Acababa de entrevistar a un hombre con mi teléfono en la calle 3 y Pine, y un agente de policía me apuntó y me disparó en la garganta. Vi la bala rebotar en el suelo. Esa es una forma de pararme, de momento», escribió el periodista en su cuenta de Twitter.

Sólo durante el primer fin de semana de protestas tras la muerte de Floyd se produjeron más de una docena de incidentes. Al arresto de dos fotógrafos en Las Vegas se sumó quizá el más significativo, el del periodista afroamericano de la cadena CNN, Omar Jiménez. La policía de Minneapolis, donde murió Floyd asesinado a manos de un policía, le rodearon a él y a su cámara mientras informaba sobre las protestas violentas en la ciudad. Todo ello sucedió en directo.

Jiménez, acreditación en mano, explicó con todo respeto que podían hacerse a un lado para no molestar. Aún así, la policía le esposó sin darle explicaciones de por qué le arrestaban. A él y al resto de su equipo de cámara y producción, cuatro personas en total. Los retuvieron durante una hora.

El vergonzoso episodio llevó al gobernador de Minnesota, el demócrata Tim Walz, a disculparse ante Jiménez en una entrevista ante sus cámaras. «Gracias por ser tan profesional y por entender. Lamentamos profundamente el error. Los protocolos van a tener que cambiar».

La cadena de ataques llevaron al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, a pronunciarse. «Cuando atacan a los periodistas, atacan a las sociedades», afirmó. «Ninguna democracia puede funcionar sin libertad de prensa ni ninguna sociedad puede ser justa sin periodistas que investiguen los errores y le digan la verdad al poder».