Este sábado se han cumplido cuatro meses exactos del aviso del doctor Pedro Cavadas sobre el Covid-19 en su última intervención pública hasta la fecha: «Es un virus peligroso, muy agresivo y se contagia fácilmente. No parece una broma para vender mascarillas».
Corría el 30 de enero, el coronavirus no se había cobrado todavía ninguna vida en España (la primera víctima mortal de la pandemia se registró el 13 de febrero en el hospital Arnau de Vilanova de Valencia) y el cirujano fue acusado por parte de colegas facultativos y de medios de comunicación de «alarmista y de propagar bulos»
No fueron los únicos que le desoyeron. En el informe fechado aquel mismo día por el Departamento de Seguridad Nacional del Gobierno, adscrito al Ministerio de la Presidencia, se explicaba que «el coronavirus 2019-nCoV, nuevo tipo de virus de la familia Coronaviridae, fue identificado el pasado 7 de enero como agente causante del brote iniciado el pasado 31 de diciembre de 2019».
De acuerdo con aquel documento, entonces había confirmados 7.824 casos (más del noventa por ciento en China) y 170 fallecidos.
Frente a las advertencias de Pedro Cavadas, el 30 de enero el Departamento de Seguridad Nacional sostenía que «el impacto para la salud pública, en caso de detectar un caso importado en España se considera limitado».
En el apartado destinado a la «evaluación del riesgo para España» se explicaba que el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, dirigido por Fernando Simón, no descartaba que apareciera «algún caso importado en España procedente de la zona de riesgo». «Si esto ocurriera -continuaba el documento de aquel 30 de enero- la probabilidad de que se produjeran casos secundarios en nuestro país se estima baja en este momento, ya que, con la información disponible, la transmisión persona a persona no es elevada».
El doctor valenciano, en cambio, había advertido ese mismo día de que el coronavirus «se contagia muy rápidemente».
La confianza del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias en el escaso impacto del coronavirus en nuestro país contrastaba con el aviso de Cavadas respecto a la peligrosidad del Covid-19 y el riesgo de propagación. De hecho, el Departamento de Seguridad Nacional argumentaba que «las medidas de protección que se aplican en los centros sanitarios son eficaces para evitar la transmisión de este virus».
Cuatro meses después, España suma cerca de 240.000 casos y más de 27.000 fallecidos por el Covid-19 de acuerdo con las estadísticas oficiales del Gobierno que, pese a las advertencias de médicos del prestigio de Pedro Cavadas, no decretó el estado de alarma, y con él las primeras medidas para combatir la propagación del coronavirus, hasta el 14 de marzo.
El cirujano valenciano, reconocido mundialmente por sus transplantes, admitió que no era especialista en epidemiología pero que los conocimientos adquiridos durante la carrera de Medicina le bastaron para advertir de que «el ser humano sufrirá una pandemia que diezmará la población».
En aquel momento, cuando el coronavirus afectaba exclusivamente a China, ni tan siquiera la Organización Mundial de la Salud (OMS) daba crédito a Cavadas, que también fue una de las primeras voces en poner en duda la fiabilidad sobre los datos respecto a las cifras de contagiados que estaba reportando entonces la dictadura del gigante asiático: «No hace falta ser muy listo para pensar que son diez o cien veces más».
El augurio cumplido de Cavadas
Cavadas apelaba a la historia de la Medicina y a la peligrosidad del virus para argumentar su vaticinio sobre una pandemia mortal: «Ha ocurrido en todas las especies desde hace cientos de millones de años y el ser humano no va a ser distinto. Eso va a suceder».
El augurio del cirujano se ha cumplido en solo cuatro meses. Hoy, el coronavirus acumula cerca de seis millones de contagios y ha matado a más de 360.000 personas en todo el mundo. Una letalidad de la que avisó Cavadas cuando el Covid-19 se percibía como un virus que se limitiaba a una región china y que en la actualidad ha arrasado con su mortalidad por todo el planeta.
El doctor valenciano, pese a haber acertado en su diagnóstico frente a las voces que le atribuyeron el rol de difundir «bulos», ha optado por guardar silencio desde entonces y dejar de prodigarse en los programas de televisión como en el que advirtió el pasado 30 de enero de los riesgos del coronavirus. Según desveló el periodista Íker Jiménez, «se ha quemado y está hasta el gorro».
