El PP se erige como defensor de Madrid frente a la campaña de «acoso» de la izquierda a Ayuso

Isabel Díaz Ayuso se ha convertido en el blanco preferido de la izquierda, que ha focalizado en ella todos sus ataques al PP en la crisis del coronavirus. Es cierto que la presidenta de la Comunidad de Madrid lleva un ritmo imparable, casi a polémica por día, pero no parece importarle mucho ser objeto de las críticas del PSOE y de sus socios populistas. Al contrario, según subrayan quienes la conocen bien, se crece sin rehuir ningún debate. «Le va la marcha», dicen. Génova es, probablemente, uno de los lugares donde más se conoce a Ayuso. Allí, en la sede nacional del PP, están convencidos de que la presidenta madrileña saldrá airosa de esta fuerte marejada política, en la que

se mueve con soltura. Pablo Casado ha reiterado a lo largo de la semana su confianza en ella, tanto en público como en privado.

La dirección nacional del PP ha defendido la gestión de la presidenta de la Comunidad de Madrid desde el minuto uno, a pesar de todas las polémicas y los «tropiezos» que, como reconocen las fuentes consultadas, ha podido tener «como cualquiera». Uno de esos errores fue, por ejemplo, el de la fiesta en la clausura del hospital de Ifema, aunque los populares señalan que se resolvió bien y rápido, al pedir disculpas tanto el alcalde de Madrid como la presidenta. «Nunca se acierta al cien por cien», sostienen en el PP.

Otro de los «tropiezos» de Ayuso, reconocido dentro del partido, fue su pose como una especie de «dolorosa» en la portada de «El mundo». Algunos de sus compañeros de partido, muchos de ellos amigos, saben que se equivocó. «Es la típica tontuna en la que caen todos los políticos en algún momento», sostienen fuentes populares de Madrid. ¿Pero por qué se cae en eso? La respuesta es sincera: «Por vanidad, es algo que te hace caer en trampas como esta. Es ridículo, pero todos los políticos caen en ellas alguna vez».

En realidad, sostienen fuentes populares, han sido errores, al menos hasta ahora, que no son decisivos, aunque dan munición a la oposición madrileña, y al PSOE en el Congreso, para atacar el referente de la gestión del PP en el conjunto de España. Casado ya dijo en su entrevista en ABC que la gestión de Ayuso y Almeida era el mejor ejemplo de lo que haría el PP si estuviera en el Gobierno de la Nación. Y por ahí atacan ahora los socialistas.

El piso de la cuarentena

Aún no había salido de una polémica, cuando Ayuso entró de lleno en otra con motivo del piso donde vive en Madrid durante la cuarentena, en una zona residencial del centro de la capital. A mediados de marzo, la presidenta madrileña salió de su vivienda en Malasaña para evitar un posible contagio a su madre, con quien vive, según fuentes populares. De hecho, Ayuso dio positivo en Covid-19 y tuvo que estar confinada y aislada.

Casi dos meses después, ha recibido una lluvia de ataques por esta decisión. La oposición ha caído ahora en que si la Comunidad de Madrid no paga aquel piso, como dejaron claro desde la Puerta del Sol, ¿se trata acaso de un regalo o un favor? Sería entonces un cohecho de manual. Ayuso dejó que la polémica se calentara lo suficiente y aclaró que se lo pagaba ella de su bolsillo, a razón de 80 euros por noche. En Génova se han quedado satisfechos por esa explicación, aunque la oposición madrileña sigue dando vueltas al caso al ver un posible trato de favor.

A estas circunstancias se une el rechazo del Gobierno a que Madrid pase a la fase 1 de la desescalada, pese a cumplir, según el Ejecutivo autonómico, todos los requisitos. Ayuso ha denunciado el «castigo» al que Sánchez está sometiendo a los madrileños.

Desde su despacho de Génova, Pablo Casado asiste con relativa calma a lo que su partido califica de «campaña brutal» contra Ayuso. Ambos son amigos desde hace muchos años, la confianza y cercanía mutua salta a la vista, y su sintonía ideológica, dentro de los matices que hay dentro del PP, también. Tienen una comunicación fluida y sincera, y es difícil imaginar que la presidenta madrileña dé algún paso decisivo sin hablarlo antes con su «jefe» de filas.

Casado se ha referido varias veces en los últimos días a las polémicas protagonizadas por Ayuso. El líder del PP ha respaldado en todo momento a su compañera de partido, pero sabe que hay mensajes políticos que hay que mantener por encima de todo. Cuando se le ha preguntado por la vigencia del código ético del PP, ha subrayado que este se aplicará ante cualquier actuación que no sea ejemplar. Ese fue uno de los pilares con los que Casado llegó a la presidencia del PP, su tolerancia cero hacia conductas reprochables, «caiga quien caiga».

El efecto bumerán

En el cuartel general del PP tienen estudios sobre la mesa en los que se observa cómo ese «acoso» contra Ayuso y Madrid se está volviendo en contra del PSOE. «La izquierda está consiguiendo victimizar a la presidenta, y eso tiene un efecto demoledor para ellos», señalan en Génova. El ejemplo más claro lo protagonizó el socialista Rafael Simancas, cuando hace unos días arremetió sin compasión contra la Comunidad de Madrid, a la que culpó de la alta cifra de fallecidos en España.

«Nos pone en bandeja la posibilidad de que se nos vea como defensores de Madrid frente a los ataques, en un momento en el que los madrileños lo están pasando mal, no entienden muchas decisiones del Gobierno y perciben cada vez con más claridad un castigo», señalan los populares.

En esta crisis del coronavirus se está produciendo en Madrid un hecho novedoso, que refuerza ese rechazo a unas críticas que muchos consideran ataques. Está surgiendo un «orgullo madrileño», motivado en parte por las acusaciones que se dirigen a esta comunidad en la pandemia y por el estigma que está sufriendo en el resto del país. El PP ha tomado esa bandera, con dos políticos, Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida, que se han situado al frente de la «lucha» contra el virus en la ciudad y en la región y como defensores de Madrid.

Tanto Ayuso como Almeida fueron dos apuestas personales de Pablo Casado, para la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, en un momento muy delicado dentro del partido por su debilidad electoral. Ahora, un año después de los comicios autonómicos y municipales, Casado comparte con uno y otro numerosos actos públicos para que se visualice que asume su gestión como referente del programa de su partido. De ahí las numerosas fotos que el líder del PP se ha hecho con ambos durante toda la crisis del coronavirus.

En el caso de Ayuso, los populares ven una situación parecida a la que soportó Esperanza Aguirre cuando fue presidenta de la Comunidad de Madrid, y fue objeto de numerosas críticas por parte del PSOE para tratar de debilitar a todo el PP. «Aguirre consiguió que se la viera como enemiga número uno de Zapatero, y ahora Ayuso aparece igual ante Sánchez, y eso le está funcionando muy bien entre los madrileños», señalan fuentes próximas a Casado. Como recordó la expresidenta autonómica, ella acabó ganando con un 53 por ciento de los votos.

La encuesta de GAD3

Los populares ven más que una coincidencia en el hecho de que las críticas del PSOE contra Ayuso se intensificaran justo después de la encuesta de GAD3 que ABC publicó el 2 de mayo, en la que se reflejaba una fuerte subida del PP en la Comunidad de Madrid. El partido de Casado y Ayuso recuperaba la primera posición, con un 41,1 por ciento de los votos y 57 diputados (en una Asamblea de 132), frente al 27,3 por ciento que consiguió en las urnas en mayo de 2019, con 37 escaños. Con esos datos, saltaron todas las alarmas en las filas socialistas.

En la dirección nacional del PP se está detectando una recuperación de antiguos votantes en Madrid, muchos de ellos procedentes de Vox. Al identificarse en la calle a Ayuso como «la principal víctima y enemiga» de Sánchez, se está produciendo una adhesión frente «al ataque exterior». Todo ello a pesar de los errores de Ayuso, que sin ser determinantes, tampoco ayudan.