Sánchez y Casado buscarán acuerdos en el Congreso

Pedro Sánchez revisó ayer sus planes iniciales sobre la «mesa» para el Acuerdo de Reconstrucción para abrir la puerta al diálogo con el PP. El presidente del Gobierno consigue de esta manera activar un vía con el PP que le da un discurso inclusivo, y el líder popular, que también modula en parte su discurso, saca el debate de Moncloa para llevarlo al Congreso. El Parlamento sigue siendo una zona de confort para el jefe del Ejecutivo por el reparto de las mayorías. pero en ningún caso tanto como la «mesa», que iba a estar completamente tutelada por Moncloa.

Gobierno y oposición tendrán también ahora que buscar un punto intermedio si quieren que la comisión fructifique en acuerdos. En la agenda no entrará la negociación de los Presupuestos. Y sus propuestas tendrán que ser elevadas al Pleno como el resto de iniciativas parlamentarias para que se sometan a votación. Sus decisiones serán a medio plazo, mientras el Gobierno seguirá con su actividad legislativa. Génova explicó ayer que pretende que la comisión sirva a su vez como una comisión de investigación en la que pedirán la comparecencia del presidente, de los ministros, de altos cargos y de los expertos, así como documentación para fiscalizar las decisiones del Gobierno. Esto no coincide con los objetivos de Sánchez, y la izquierda tendrá la mayoría de su parte.

De momento, el Gobierno frenó ayer su propuesta de «mesa» del «Acuerdo para la Reconstrucción» antes de que echara hoy a andar para que el PP participe también en el diálogo. Nacería muerto, aunque no se plantee como unos nuevos Pactos de la Moncloa, si se abre sin la presencia del principal partido de la oposición.

Casi al mismo tiempo que el presidente del Gobierno mantenía una reunión telemática con el jefe de la oposición, el Gobierno hacía llegar a los partidos la convocatoria para hoy mismo de «la reunión constitutiva de la Mesa de Reconstrucción Social y Económica». En el orden del día del documento figuraba establecer las «funciones, la composición y el funcionamiento» de la «mesa»; determinar los cuatro grupos de trabajo, «funciones, composición y funcionamiento»; establecer otros foros de diálogo; y, como cuarto punto del día, la «planificación temporal».

Al terminar la conversación de Sánchez con Casado los partidos recibían una llamada de Moncloa para anunciarles que se aplazaba la convocatoria que habían previamente tramitado. El gesto de Sánchez responde a la demanda económica y social de que se busquen consensos y amplias mayorías. Así, Casado impone su exigencia más determinante, la de anular el formato de «mesa» que habia diseñado Moncloa para trasladar el diálogo al Parlamento. Como ayer informó este periódico, entre sus condiciones estaba la de no sentarse de igual a igual en una «mesa» extraparlamentaria con formaciones como EH Bildu o ERC.

En la documentación que ayer remitió Moncloa a los partidos, antes de rectificar esa convocatoria, la «mesa» propuesta estaba compuesta en su sesión inaugural por el presidente del Gobierno y los cuatros vicepresidentes, y la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, se encargaba de coordinar el trabajo en ausencia del presidente. Junto a ellos, los portavoces de las fuerzas políticas con representación parlamentaria.

La propuesta del Gobierno también planteaba de inicio una representación de las fuerzas políticas «proporcional», pero no proporcional con la del Congreso, de tal manera que al PSOE le correspondían siete representantes; al PP, 6; a Vox, 5; a Unidas Podemos, 4; a ERC, 3; a Ciudadanos, JxCat y PNV, 2; y a EH Bildu o la CUP, 1. Siempre con un máximo de tres miembros del Gobierno en razón de la materia de la que tratase el grupo de trabajo. El Gabinete de la Presidencia asumía el secretariado de la «mesa». El 1 de junio era el límite del plazo fijado en esta propuesta inicial para elevar las conclusiones; y del 1 al 15 de julio, para cerrar el acuerdo inter-institucional entre el Gobierno, comunidades y ayuntamientos.

La composición de la nueva comisión se regirá por el Reglamento del Congreso y por los acuerdos que adopte la Mesa de la Cámara. De la Mesa depende tambien la fecha de su constitución. En ella se votará iniciativa por iniciativa, y en ella el Gobierno no tendrá un papel preponderante como en la «mesa», además de que la agenda de comparecientes la decidirán los grupos. Casado renuncia a que los debates se trasladen de manera fragmentada a las comisiones que ya están en funcionamiento en el Parlamento.

En su comparecencia posterior a la conversación con Sánchez, subrayó que el formato de la comisión es el más adecuado: «el sistema parlamentario regula todo esto; hay que ir medida a medida, con acuerdos y desacuerdos, pero sin mutualizar los errores y negociar en diferido un programa de Gobierno». La primera condición que plantea Casado para esta futura negociación es una «bajada generalizada de impuestos», y su apoyo a la nueva prórroga del estado de alarma depende de que haya test y material sanitario suficiente, de un paquete de medidas extraordinarias para apoyar a autónomos, pymes y trabajadores afectados por ERTEs y que se rehabilite el portal de transparencia.