Dos de los rostros más visibles del manifiesto alertan de las consecuencias de entregar la gobernabilidad a independentistas y abertzales

En mayo se cumplirán tres años desde que Pedro Sánchez derrotó a Susana Díaz en las primarias socialistas. Con esa sorprendente victoria se llevó a los «barones socialistas» por delante. Desde entonces, la formación navega entre aguas pantanosa, especialmente desde la moción de censura que desalojó a Mariano Rajoy de La Moncloa. Prueba de ello es que desde aquel día, la formación se ha ido acercado cada día a Podemos y el Partido de los Socialista Cataluña ha logrado imponer su tesis sobre Cataluña.

Aunque Pedro Sánchez logre mañana ser investido presidente del Gobierno en segunda votación, el desgarro en las filas socialistas por el acuerdo con los independentistas –cuya letra pequeña sigue siendo una incógnita– es evidente. Una muestra de ello es que el pasado sábado, los presidentes regionales del PSOE dieron plantón a su líder durante su discurso de investidura. Solo la riojana Concha Andreu estuvo presente. Ni rastro del castellano-manchego Emiliano García-Page, el extremeño Guillermo Fernández Vara o el aragonés Javier Lambán, entre otros.El enfado va más allá del actual PSOE.

También algunos ex ministros e intelectuales españoles muestran su preocupación públicamente ante la deriva del presidente en funciones. Más de un centenar firmaron el manifiesto «La España que reúne» para alertar de las consecuencias de que Sánchez entregue el Gobierno a independentistas catalanes y a la izquierda abertzale. En una conversación con LARAZÓN, dos de sus rostros más visibles exponen los motivos por los que el gobierno de Pedro Sánchez nace condenado al fracaso.

Francesc Carreras, uno de los constitucionalistas más prestigiosos de España, militante socialista en la oposición al franquismo en Cataluña y fundador de Ciudadanos, sostiene que hoy «se confirma que España emprende un rumbo extraordinariamente peligroso que pone en cuestión las mismas bases constitucionalistas». Para el ministro de cultura durante el primer gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, César Antonio Molina, hoy arrancará algo «inaudito» en la historia política europea de los 20 últimos años: «un Gobierno respaldado por terroristas, independentistas juzgados y condenados y por gente muy dispar».

Después de cuatro años de elecciones y sin un Ejecutivo estable desde 2015, el nuevo Gobierno, que previsiblemente recibirá hoy la confianza de la Cámara, nacerá «con muchas contradicciones internas y débil», describe Carreras, quien está convencido de que «no llegará al final del mandato de cuatro años». Por su parte, Molina señala que «es un Gobierno de intereses de unos y otros, y esos intereses les puede unir o destrozar». Además, advierte de que «van a tener presupuestos que habrá que controlar» para que no sean derivados hacia otros menesteres. Ambos recuerdan que la desde fuera de nuestras fronteras, empieza a decaer la confianza, y ello unido al nuevo Ejecutivo, repercutirá en la economía y la deuda del país.

A solo unas horas de la segunda y definitiva votación, la pregunta es: ¿de quién es la culpa de que España vaya a ser gobernada con el apoyo de quienes quieren romperla y por el sucesor de la ilegalizada Batasuna? «Aquí, la culpa está muy repartida», dice el ex ministro de Cultura. En su opinión, el ex líder de Ciudadanos, Albert Rivera, se equivocó al no pactar con Sánchez tras las elecciones de abril. También carga contra el resto de partidos constitucionalista que «solo reaccionaron a última hora». Preguntado por qué el PSOE no ha evitado que Sánchez se entregue al separatismo, Carreras responde que «los partidos, no solo el PSOE, están estrechamente jerarquizados y no hay ninguna posibilidad para que desde dentro se produzcan cambios porque la obediencia es total», y añade, «quizás es uno de los graves problemas de la democracia».

Embustero o traidor son algunos de los calificativos que en las últimas horas recibió el candidato a la Presidencia. Para muchos ciudadanos, el líder socialista está vendiendo el país o comprando apoyos a cambio de infraestructuras. Ni a Carreras ni a Molina les sorprende. «El único principio que guía su acción es la conquista y conservación del poder, en el sentido más maquiavelo», describe el catedrático. «Es un actor extraordinario de un cinismo inquebrantable porque un día dice una cosa y al otro, otra. Aunque la mentira es una de las bellas artes, de la política al engaño, hay diferencia», puntualiza César Antonio Molina.Ambos tachan de desprecio absoluto el hecho de que Sánchez haya programado el Pleno en medio de las vacaciones de Navidad y critican el tono bronco de las intervenciones. «No hay esfuerzos por llegar al consenso, lo único que vemos es la descalificación del contrario», señala el fundador de Ciudadanos. «Es muy triste», asegura el ministro de Cultura, que añade «me da pena que antiguos cargos de responsabilidad no digan nada. Otros lo han dicho pero mucha gente está callada y eso les hace cómplices», concluye.