Pedro Sánchez impide al PSOE debatir su referéndum encubierto en Cataluña

La carrera para la investidura de Pedro Sánchez tendrá una última parada este viernes. El PSOE ha convocado para el día 3 una reunión de su Ejecutiva que debe validar los acuerdos alcanzados con el resto de formaciones políticas que garantizan su elección como presidente del Gobierno. Una decisión de la dirección avalará los compromisos suscritos con el PNV y con ERC. Ni siquiera se celebrará un Comité Federal -el máximo órgano entre congresos-, donde está representado el quién es quién del PSOE, para propiciar un mínimo de debate interno.

Y todo a pesar de la sorpresa que ha supuesto la concesión a los nacionalistas vascos de realizar «las reformas necesarias para adecuar la estructura del Estado al reconocimiento de las identidades territoriales» y de que ayer trascendiera que la mesa de diálogo entre Gobierno y Generalitat, pactada con los independentistas catalanes, incluye una consulta ciudadana sobre las futuras conclusiones. Nada de esto se ha discutido previamente en el partido. De hecho la organización se ha ido enterando de estos pormenores por la prensa.

La cita en Ferraz, además, se producirá sólo 24 horas antes de que comience el pleno en el Congreso. Su presidenta comunicó ayer a los grupos parlamentarios su propósito de que la sesión empiece el sábado día 4, lo que propiciará que el domingo 5 se celebre la primera votación. Sin votos suficientes para obtener en ese momento mayoría absoluta, Sánchez deberá esperar 48 más y someterse de nuevo al criterio de la Cámara el martes 7 de enero.

Esta es la previsión, si como se espera, mañana el Consell Nacional de ERC ratifica la propuesta de su dirección de abstenerse en la investidura de Sánchez. Un calendario acelerado que permite al dirigente socialista apelar sólo al refrendo de su Ejecutiva. Desde la cúpula del PSOE se asegura que se trata del procedimiento habitual.

El pacto con Podemos cuenta con el aval previo de la militancia. Son las negociaciones con los independentistas las que más suspicacias han provocado dentro del PSOE. Primero, porque las elecciones se repitieron precisamente para no tener que gobernar en coalición con Pablo Iglesias ni depender del voto de los separatistas. Y ambas cosas son la que ahora el partido se ve obligado a aceptar.

En el caso de Podemos se trata de un acuerdo natural para los socialistas, que muchos barones y miembros de la Ejecutiva defendieron con ahínco.

La negativa de Sánchez tras la investidura fallida de julio a darle una nueva oportunidad y la idea de su jefe de gabinete, Iván Redondo, de que en unos nuevos comicios ganarían voto moderado procedente de Ciudadanos, condujo a unas nuevas elecciones, pese al criterio en contra del grueso de la dirección socialista y la estupefacción de los cuadros territoriales.

El resultado no pudo ser más catastrófico: menos votos, menos escaños, más dificultades para formar Gobierno y mayor subordinación a Podemos y ERC. La negociación con ambos partidos se ha llevado en el más absoluto secretismo. El programa de Gobierno de la coalición con Iglesias se hizo público el lunes pero de los pormenores del acuerdo con ERC los barones se han interesado por las filtraciones realizadas por las republicanos destinadas a dejar claro que ellos han logrado imponer sus exigencias.

No obstante, el presidente del Ejecutivo en funciones prometió que el pacto con los independentistas lo daría él mismo a conocer y también que en ninguno de sus extremos se saldría de la legalidad constitucional vigente.

Emiliano García-Page, en su discurso de Fin de Año.EFE

Page y Lambán piden cumplir la Constitución

Los dos barones del PSOE que más reparos han puesto al entendimiento con los independentistas para la investidura, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y el de Aragón, Javier Lambán, aprovecharon anoche sus discursos institucionales de Año Nuevo para hacer una llamada a defender la Constitución, justo después de que hayan trascendido los compromisos alcanzados con el PNV y con ERC. García-Page sostuvo que es «nuestro seguro de país», que garantiza «los límites, las garantías, los derechos y la libertad» en España.

El dirigente manchego aseguró además que la defensa de la unidad en España «es un compromiso moral que nos incumbe, sobre todo, a los que defendemos la igualdad. En un momento en que Pedro Sánchez ha optado por abrazar un modelo plurinacional para lograr el respaldo de nacionalistas vascos e independentistas catalanes, Page afirmó que aunque es consciente de la pluralidad del país, la diferencia «no puede confundirse con la desigualdad». En Castilla-La Mancha, señaló, «no tenemos problemas de identidad, sabemos muy bien lo que somos». «No somos una nación, al revés. Dependemos de la gran nación que es España».

Por su parte el presidente Lambán manifestó en su alocución que el Gobierno contará con la lealtad de Aragón, que no generará ninguna tensión territorial, pero advirtió de que debe ser correspondida» y que «no admitiremos que, para apaciguar las que puedan generar otras regiones, se les otorguen privilegios o tratos de favor». Si eso ocurre, dijo, apelaremos a toda la fuerza de la Constitución y del Estatuto de Autonomía para evitarlo».