Crítica de «Un hombre fiel»: Vodevil romántico y nuevaolero

Si alguien podía hacer nueva ola de la vieja nueva ola es Louis Garrel, que escribe el guion (junto a Jean-Claude Carrière), dirige e interpreta esta historia difícil de catalogar pero con un enorme contenido de ADN de la «nouvelle vague».

La historia tiene un arranque fabuloso, con gran sarcasmo romántico de una pareja cuando hace «ploff» (ella lo abandona por su mejor amigo) y que luego se transforma en un conglomerado de comedia y melodrama, incluso con algún hilo suelto de intriga. Como es natural del código genético del cine muy francés, la voz en «off» adquiere una gracia y una importancia que sustenta el interés de la trama, que se adorna con un cierto regusto actual, dentro de su acomodo academicista, al presentar un personaje masculino, el del propio Garrell, absolutamente inofensivo y desarmado (algo bobo) frente a los dos personajes femeninos, la frutal Laetitia Casta y la virginal Rose Melody Depp (en efecto, hija de Johnny Depp y de Vanessa Paradis).

Idas, vueltas y cruces de sentimientos cocinados entre lo muy serio y lo muy de broma. Se le escapa del ADN el personaje pequeño, pero grande de la historia (Joseph Engel interpreta al hijo de Laetitia Casta), que introduce entre el tono de vodevil romántico una intriga visionaria casi al estilo Shyamalan con mucha retranca oscura y graciosa.