Bottas no tiembla en Bakú y Mercedes completa otro apabullante doblete

Hace sólo un año Valtteri Bottas sufrió un pinchazo a falta de dos vueltas que truncaba su victoria en Bakú. Este domingo, a falta también de dos giros, el finlandés empezó a ver en su retrovisor, cada vez más grande, el coche de Lewis Hamilton. Pero en esta ocasión, créanlo, Bottas no sólo no se deshizo, sino que marcó su mejor vuelta (1:44.024) y mantuvo el pulso firme hasta la bandera a cuadros. «Tenía a Lewis bajo control», reconoció justo después de encabezar el cuarto doblete consecutivo de Mercedes. En el podio, Sebastian Vettel mojaba con champán amargo las penas de Ferrari.

Ya de inicio había sorprendido el coraje de Bottas en las tres primeras curvas, soportando el acoso de Hamilton y manteniendo su privilegio de poleman. Menos sorprendente fue la buena salida de Pérez, tercero el año pasado en ese podio, territorio abonado para las sorpresas y tradicional trampolín de los más valientes.

Con los dos Mercedes dominando casi a placer, por delante de Vettel, el interés se trasladaba fundamentalmente hacia Leclerc. Dos puestos perdió de inicio el monegasco, relegado a la décima posición y desde allí inició una espectacular remontada. Su motor, en los más de dos kilómetros de recta, parecía sencillamente de otra categoría. Nada le estorbaron Ricciardo, Kyviat y, en la quinta vuelta, se pulió a los dos McLaren.

Leclerc, ante Verstappen

Los coches papaya (¡aleluya!) ocupaban al fin el doble foco de interés que les había faltado en Australia, Bahrein y China. En la séptima vuelta Sainz adelantaba a Norris para colocarse séptimo. 12 vueltas apuró el español antes de montar las gomas amarillas, las mismas que habían hecho volar a Leclerc. Esta estrategia resultó fatal para los intereses de Carlos.

Ni el grave error del sábado hacía mella en la confianza de Leclerc, que adelantó a Verstappen como quien cambia de calcetines. Justo ya detrás de Vettel, Ferrari optó por meter al alemán para evitar más incordios con las famosas órdenes de equipo. Hasta los 34 giros alargó el rendimiento de sus neumáticos. Demasiado estirón, quizá. Antes de pasar por boxes ya había sido rebasado por Bottas (vuelta 31) y Hamilton (vuelta 32). A su regreso del garaje se topó además con Gasly, una tortuga con sus gomas amarillas.

Rotura de Gasly

Algo se animaba el cotarro, tras un desarrollo de carrera, hasta entonces, casi inmaculado. Ni un choque severo contra los muros, ni un asomo de esa bendita locura que hace dos años encaminó a Ricciardo hasta la victoria. Esta vez, lamentablemente, fue el australiano quien sacaba ante Kvyat los pies del tiesto.

La entrada del virtual safety car, consecuencia de la rotura del motor Honda de Gasly, daba esa pizquita de picante. Hamilton, a dos segundos de la cabeza, parecía conforme con el statu quo. Sainz, una vez superado Norris, se topaba con la cruda realidad ante Pérez. Le había penalizado el doble undercut y ese séptimo puesto se traducía en seis jugosos puntos.