El centro derecha está en auge

Llegamos a la fecha de anuncio de disolución de las cámaras con una situación de abrumadora mayoría del centro derecha frente a las izquierdas, según nos muestran la mayoría de las encuestas publicadas recientemente.

Las izquierdas arrancan en una situación de debilidad, con el 39,4% del voto, frente a un centro derecha que supera el 50% del voto, concretamente cuenta a fecha de hoy con el 50,9%. La distancia entre ambos bloques es de 11,5 puntos. Pero además la tendencia es a ir agrandando esa brecha, ya que en el último mes ha crecido 0,6 puntos.

Si nos remontamos al último trimestre de 2018 se observa claramente el resurgimiento del electorado de centro derecha y al mismo tiempo la desmovilización de un importante porcentaje del electorado de la izquierda. El 2-D en Andalucía fue el primer episodio.

El anticipo electoral también tiene mucho que ver con el avance de la derecha y el retroceso de la izquierda. Cada mes que se dejara pasar empeoraría los resultados de las izquierdas. Tenemos dos precedentes que nos pueden servir de referencia para las elecciones generales de abril y locales en mayo. Se trata de las convocatorios electorales de 1979 y 2011. Además en todas las elecciones de la era constitucional, 12 generales y 10 municipales, la participación en las elecciones al Congreso y Senado ha sido siempre superior a la de los ayuntamientos.

En 1979 fue la primera vez que las elecciones generales precedieron a las locales, y también como ahora en 2019, con tan solo un mes de separación. El centro derecha ganó las elecciones generales y la izquierda las locales. La participación fue del 68,0% y 62,5%.

En 2011, el orden de las elecciones fue al contrario, como venía siendo desde 1982, primero las municipales y después generales. Pero tanto en mayo como en noviembre se votó en clave nacional. Los sondeos ya pronosticaban a finales de 2010 un triunfo por mayoría absoluta del centro derecha en las generales del 20-N de 2011. Este deseo mayoritario de cambio arrasó en las elecciones municipales y autonómicas de mayo y con la misma potencia llegó a noviembre dando la mayoría absoluta al PP en el Congreso y en el Senado.

Precisamente para impedir que se reproduzca lo sucedido en 2011, se intenta amortiguar el mayoritario deseo de cambio político, adelantando las elecciones generales a las locales, autonómicas y europeas. Algunos creen que anteponer las generales conseguirá dos objetivos, primero que sirvan de escudo a las de mayo, en donde el «castigo» electoral al PSOE se manifieste y no afecte a las aspiraciones electorales socialistas en las elecciones de mayo, en las que se vote con criterio no «nacionales» y más «territoriales», sin tener ya en mente la gestión del gobierno del PSOE en Cataluña y sus alianzas con los independentistas para llegar al poder en la moción de censura de mayo de 2018.

Otra razón de alterar el orden tradicional de las consultas es aprovechar la mayor participación que genera unas elecciones generales para movilizar al votante de izquierdas que se encuentra tan desmotivado como en 2011, frente a un centro derecha total y completamente movilizado.