Francia, campeona del mundo 20 años después

Francia gana su segunda estrella. Una generación de talento descomunal se lleva el Mundial que empezó a ganar la tarde en que fulminó a la Argentina de Messi. Se vio entonces que eso no encontraría oposición.

Francia empezó como contra Bélgica y Argentina. Croacia agarró la pelota y la iniciativa atacando por donde acabó contra Inglaterra: subidas de Strinic o de Perisic. Algo parecido a una regularidad: Modric iniciaba el juego por la derecha, atraía rivales y pasaba a la banda contraria. Mandzukic estaba muy atento a la presión sobre Umtiti y Kanté, flaquezas del primer juego francés, y en la media Pogba no aparecía como contra Argentina.

Francia no iba directamente a por el partido, algo que no ha necesitado en el Mundial. Es un Campeón del Mundo que no ha dominado la posesión en cuatro de sus siete partidos. Sin la pelota, tenía a Mbappé, que no aparecía todavía letalmente como contra Argentina y tenía además el plan B, el balón parado, tan útil contra Uruguay o Bélgica. Así, en el minuto 18, Griezmann se inventó una falta al borde del área que Brozovic no cometió. Para unos será un piscinazo, para otros un ardid de genio, según inclinaciones, pero de esa falta cuestionable llegó el 1-0. Sacó Griezmann y Mandzukic peinó en autogol.

Con 1-0, nada cambiaba demasiado. Francia seguiría en posición de contragolpe y Croacia atacando con más empeño, con las líneas un poco más arriba. Lo de Deschamps era un «Francenaccio» sobre el poderío físico de su macizo central de mediocampistas. Croacia siguió a lo suyo con un fútbol que podría resumirse en la expresión de enajenada pasión de Mandzukic. La cara de un ciclista obsesionado, la cara de un deportista en trance; y en el 28 empató, de nuevo en un balón parado. Un saque de falta con estrategia que llegó llorando tras varios toques a Perisic, que recortó y batió a Lloris. Perisic era de nuevo el rebelde croata.

El partido tuvo unos minutos curiosos ahí porque Francia dudó. Se quedó a medias entre la presión y la espera, por un momento fuera de sí, y Croacia desplegó un juego aún más vibrante y decidido.El Francenaccio era poco argumento, y Rakitic, Brozovic y Modric se imponían a un destartalado mediocampo francés, con Pogba todavía desaparecido. La pelota era suya en un 60%, y también las mayores ocasiones.

Protestas croatas

El único argumento francés de inquietud eran los balones a Mbappé, bien vigilado por Vida, y la amenaza del balón parado. En el 34, otro saque de esquina iba a cambiar el partido de nuevo. Francia, que lo tenía todo, tuvo además el VAR. Perisic tocaba la pelota en el salto, con un gesto de esconder la mano. ¿Voluntad o instinto? Casi parecía el dilema para explicar a Croacia. Pitana, que nos enseñó que un buen árbitro tiene que ser también un poco actor, señaló y Griezmann no falló.

El 2-1 tampoco cambió a Croacia. Siguió a lo suyo. Sacó amarillas al rival y acabó la primera parte creando peligro en un par de saques de esquina.

Antes de la segunda parte dos cosas venían a la cabeza: Croacia llevaba tres prórrogas encima, el equivalente a un partido más, y Francia se impuso físicamente atodos sus rivales en las segundas partes. Pero sin miedo al hundimiento, Croacia salió enrabietada. Llegaba algo forzada, con cambos rápidos del juego de banda a banda. En Francia, Mbappé se soltaba de la marca en el 51. Era el primer susto. Su impacto en el Mundial ha ido más allá del partido de Argentina. Ha permitido que Francia pueda defender en su campo y con 10 por detrás de la pelota, con Griezmann y Giroud metidos a medios. Con espacio y Mbappé no necesitó más. Lo que va de la Euro 2016 al Mundial de 2018 es él.

Mbappé permitió a Deschamps ser Deschamps y le aclaró las ideas. Griezmann empezó a hacerlo en mitad de la Eurocopa, pero le faltaba Mbappé. Sus vacilaciones acabaron en cuanto lo tuvo. Construyó un equipo sólido para aprovechar una velocidad supersónica. Deschamps ordenó a Francia antes, disciplinó el grupo. Luego llegará Zidane, pero Deschamps sale engrandecido. Aunque en un pequeño lugar de Iberia le seguirán pidiendo a Rabiot.

Hubo en los primeros minutos de la segunda mitad más evidencias del colapso francés en la media. Deschamps retiró a Kanté por Nzonzi. Parecía un insulto a su propio método, pero la pelota le era necesaria a Francia aunque fuera para enviársela a las carreras de Mbappé.

Eso ocurrió en el 54, Pogba, por fin liberado, le lanzó un pase largo (de los que mandaba contra Argentina) y acudió al segundo rechace para hacer el tercero. En la misma jugada: pase, llegada, zurda y diestra, las capacidades de Pogba se imponen al propio Pogba.

La devastación de Mbappé en medio de la agonía valiente de Croacia no acabaría ahí. Poco después, Hernández le dejó un balón al borde del área que el 10 del Mundial ajustó al palo. El 4-1 era injusto con el partido, pero no con el talento francés.

Error de Lloris

El partido reavivó por un error de Lloris que, muy relajado, le daba al Mandzukic el 4-2. Era peor que un «Karius» y dejaba solos a Courtois y Pickford como porteros del torneo. Deschamps metió a Tolisso por Matuidi, es decir, más control del balón para unos minutos raros en los que Croacia podía engancharse a la final. Porque bastó ese gol de Mandzukic para que Croacia volviera a darlo todo, ya con Kramaric dentro. En esos minutos, Modric dio un recital extenuado como quien dirige una orquesta que sabe que se hunde. Crocia no dejaba de hacer sonar, cada vez con menos fuerza, la misma melodía arrebatada.

Croacia juega con los ojos fueras de las órbitas, la mirada perdida. Pero el Mundial del VAR, de las prórrogas, de los sustos y de las sorpresas acabó sin ellas, con el esfuerzo croata ofrecido como un noble homenaje al talento francés; un talento también africano que hace a Francia en campeona del mundo 20 años después. Dos títulos, como Uruguay y Argentina. Esos barrios y villas que rodean París, La Isla de Francia, están convirtiendo a Francia en la nueva hegemonía futbolística. Mbappé es mitad argelino, mitad camerunés, enteramente francés. Un jugador nuevo que solo Francia está dando.

Esa novedad es Francia: sus carreras de 60 metros, la zancada indefinible y desequilibrada de Pogba, la inteligencia de Griezmann para subordinarse o Kanté, interceptando como un ingenio de Boston Dymanics, todos encuadrados en el sistema de prudencia italianizada y necesariamente política de Deschamps, el enlace con aquel equipo del 98 que marcó el cambio de siglo.

Ficha de partido

Estadio: Luzhniki StadiumFrancia

  • 1Hugo Lloris
  • 2Benjamin Pavard
  • 21Lucas
  • 6Pogba
  • 4Varane
  • 5Umtiti
  • 10Kylian Mbappe-Lottin
  • 15N’Zonzi
  • 18Nabil Fekir
  • 7Griezmann
  • 12Corentin Tolisso

Croacia

  • 23Danijel Subasic
  • 2Vrsaljko
  • 20Marko Pjaca
  • 11Marcelo Brozovic
  • 6Dejan Lovren
  • 21Domagoj Vida
  • 9Andrej Kramaric
  • 10Modric
  • 17Mandzukic
  • 7Rakitic
  • 4Perisic
  • Banquillo
  • 22Mendy
  • 19Djibril Sidibe
  • 3Presnel Kimpembe
  • 11Dembelé
  • 17Rami
  • 23Alphonse Areola
  • 20Thauvin
  • 16Mandanda
  • 14Matuidi
  • 8Thomas Lemar
  • 13N’Golo Kanté
  • 9Giroud
  • Banquillo
  • 13Jedvaj
  • 19Badelj
  • 12Lovre Kalinic
  • 8Kovacic
  • 14Filip Bradaric
  • 3Ivan Strinic
  • 1Dominik Livakovic
  • 18Rebic
  • 5Vedran Corluka
  • 22Josip Pivaric
  • 15Duje Caleta-Car
  • Goles
  • Griezmann 37′
  • Pogba 58′
  • Kylian Mbappe-Lottin 64′
  • Goles
  • Mandzukic 17′ (pp)
  • Perisic 27′
  • Mandzukic 68′

Árbitro: Néstor Pitana