Las diez mentiras del candidato Torra

1-«Quiero dejar claro que nuestro legítimo presidente es Carles Puigdemont. Insistiremos y le investiremos lo antes posible».

Puigdemont no es el presidente de la Generalitat porque no ha querido. Y no puede reclamar ninguna legitimidad cuando engañó a los catalanes prometiéndoles que si le votaban y ganaba, “por el honor de ser vuestro presidente, merece la pena regresar a Cataluña y asumir el riesgo de ser detenido”. No fue el presidente Rajoy, no fue el juez Llarena. Fue Carles Puigdemont quien defraudó a los catalanes incumpliendo su promesa para no tener que afrontar sus responsabilidades.

2-«Seremos leales al mandato del 1-O: construir un estado independiente en forma de república».

Los partidos llamados independentistas renunciaron a la independencia que habían declarado acatando la aplicación del artículo 155, presentándose a las elecciones autonómicas convocadas por el presidente Rajoy, la propia candidatura de Torra es autonómica y aspira a un cargo autonómico. La república es una excusa para seguir viviendo de los cuantiosos réditos del autonomismo.

3-«La mejor manera de construir una república para proteger a los presos políticos y a los exiliados es formar un Govern».

La mejor manera de ayudar a los líderes independentistas encarcelados, y a los fugados, es abandonar la rebelión y dejar claro que el riesgo de reiteración delictiva no existe. La mejor de manera de obtener clemencia es pidiendo perdón y mostrando arrepentimiento. Sobre todo cuando sabes positivamente -y Torra y los independentistas lo saben- que al menos en este momento no van a poder asaltar la fortaleza del Estado.

4-«Cuando se levante el 155 no tendremos excusa para trabajar por la república. Asumiremos toda la responsabilidad de nuestros actos».

Será la primera vez que el independentismo asume la responsabilidad de sus actos, porque lo que hasta ahora ha hecho ha sido hacer ver que hacía lo que no hacía, declarar la independencia y suspenderla al instante, volverla a declarar y tratar de excusarse ante el juez diciendo que la declaración era “sólo político” y que “no tenía valor jurídico”. Tan poco han asumido los líderes independentistas la responsabilidad de sus actos que al día siguiente de proclamar nada menos que la independencia, Puigdemont se fue de cañas por Gerona como si no hubiera pasado nada.

5-[A Felipe VI] Resulta, majestad, que no se respeta la voluntad de las urnas. Majestad, así no».

La democracia son las urnas y es la Ley. Sin respeto a la Ley no hay democracia ni votar significa absolutamente nada si tal votación no se produce en el marco de un ordenamiento jurídico concreto.

6-«¿Hablamos, señor Mariano Rajoy? ¿Nos sentamos en una mesa sin condiciones? Estamos dispuesto a hacerlo mañana mismo».

El presidente Rajoy ha demostrado que es capaz de dialogar con todos y de llegar a acuerdos con fuerzas políticas tan dispares como el PNV y Ciudadanos. Pero el diálogo, como las urnas, tiene que desarrollarse dentro de la legalidad. Con imaginación, con generosidad, pero en el terreno de juego de la Ley y la Constitución. No sólo en España, sino en cualquier país serio y vertebrado del mundo.

7-«Los catalanes, como ciudadanos europeos, necesitamos el apoyo y la mediación de Europa».

Los catalanes somos ciudadanos europeos porque somos ciudadanos españoles. La mediación europea de Cataluña se llama España.

8-«No superaremos esta situación si no reconocemos que la crisis que sufrimos es una crisis humanitaria».

O Torra no sabe qué es una crisis humanitaria o se ha querido burlar con esta frase de tanto sufrimiento. Cataluña es uno de los lugares del mundo donde mejor se vive.

9-«Impulsaremos un proceso constituyente que desemboque en un proyecto de constitución de la república de Catalunya».

La república de Cataluña no existe y la Constitución de los catalanes es la española. Torra puede insistir este tipo de simulacros que tanto agradan al nacionalismo pero sabe perfectamente cuál será su destino si infringe la Ley.

10-«La libertad de Catalunya no será obra del Parlament ni del Govern. Os la habéis ganado vosotros, defendedla pacífica y radicalmente».

En Cataluña hay libertad y Cataluña es libre. En ninguna de las elecciones celebradas en Cataluña desde la recuperación de la democracia se ha dado un solo resultado del que se pueda deducir que hay una inmensa mayoría de catalanes favorables a independizarse de España, sino más bien todo lo contrario. Nunca las fuerzas políticas que han llevado la independencia en su programa han superado el 50 por ciento de los votos, de modo que el argumento de la democracia no puede ser, de momento, el de los independentistas.

Un bis. Nada hay menos republicano que esta dedocracia con que Convergència elige a sus líderes. Hasta el método hereditario es menos arbitrario que las decisiones personalísimas de los líderes convergentes, que en una última demostración de egoísmo, y de desprecio a la dignidad de Cataluña que tanto dicen defender, eligen a un sucesor de perfil muy inferior para asegurarse de que su estela no de apague.