Educar en la Fe XVII: Los Sacramentales

Los sacramentales son signos sagrados instituidos por la Iglesia, por medio de los cuales se santifican algunas circunstancias de la vida. Por ellos, los hombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se santifican las diversas circunstancias de la vida» -Catecismo 1667; Cf. Código de Derecho Canónico (c. 1166). Los sacramentales santifican una gran variedad de momentos en la vida de las familias, de las personas y de las comunidades. Se pueden celebrar cada vez que hay necesidad de la oración de la Iglesia y de la bendición de Dios. Comprenden normalmente una oración acompañada de la señal de la cruz o de otros signos. Entre los sacramentales, ocupan un lugar importante las bendiciones, en las que se alaba a Dios y se le pide ayuda para usar de sus dones según el espíritu del Evangelio.

Se bendice las personas, los alimentos, los objetos que usamos y los lugares en Dice la Escritura que en Cristo los cristianos son bendecidos por Dios Padre «con toda clase de bendiciones espirituales» (Ef. 1:3). Por eso la Iglesia da la bendición invocando el nombre de Jesús y haciendo habitualmente la señal santa de la cruz.

Ciertas bendiciones tienen un alcance permanente y tienen como finalidad es destinar ciertas personas al servicio de Dios y reservar objetos y lugares para el uso litúrgico. Entre las que están destinadas a personas -que no se han de confundir con la ordenación sacramental- figuran la bendición del abad o de la abadesa de un monasterio, la consagración de vírgenes, el rito de la profesión religiosa y las bendiciones para ciertos ministerios de la Iglesia (lectores, acólitos, catequistas, etc.). Entre las bendiciones de objetos se puede señalar la dedicación o bendición de una iglesia o de un altar, la bendición de los santos óleos, de los vasos y ornamentos sagrados, de las campanas, etc.

El sentido religioso del pueblo cristiano ha encontrado en todo tiempo su expresión en formas variadas de piedad que acompañan la vida sacramental de la Iglesia, como son la veneración de las reliquias, las visitas a santuarios, las peregrinaciones, las procesiones, el “Viacrucis” y el Rosario. La Iglesia, a la luz de la fe, ilumina y favorece las formas auténticas de piedad popular. Entre los sacramentales hay una gran variedad de oraciones. Los sacramentales aparecen en el catecismo bajo «Otras Celebraciones Litúrgicas»: incluyen funerales, exorcismos, bendiciones de personas, consagración y bendición de objetos. También la religiosidad popular: «veneración de reliquias, visita a santuarios, peregrinaciones, procesiones, el vía crucis, las danzas religiosas, el rosario, las medallas, etc.» (Catecismo 1674) Otros sacramentales son la señal de la cruz, el escapulario y las velas.

Los sacramentos y sacramentales se diferencias por su institución: Los sacramentos han sido instituidos por Cristo para otorgar gracia. Los sacramentales son instituidos por la Iglesia con la autoridad que ha recibido de Cristo. Los sacramentos confieren la gracia ex opere operato (por la misma acción del sacramento). Un sacramento no puede dejar de comunicar la gracia prometida por Cristo siempre que se administre válidamente y la persona que lo recibe no ponga un obstáculo en el camino. La gracia del sacramento no depende de los méritos ni la santidad del ministro. Los sacramentales, en cambio, comunican la gracia ex opere operantis ecclesiae. Literalmente del latín: «por la acción de la Iglesia que obra». Los sacramentales reciben su eficacia de los méritos de la persona que reza y de los méritos y oraciones de la Iglesia como Cuerpo Místico de Cristo.

Los sacramentales nos preparan para recibir la gracia y no disponen para cooperar con ella. «La liturgia de los sacramentos y de los sacramentales hace que, en los fieles bien dispuestos, casi todos los acontecimientos de la vida sean santificados por la gracia divina que emana del misterio pascual de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, de quien reciben su poder todos los sacramentos y sacramentales, y que todo uso honesto de las cosas materiales pueda estar ordenado a la santificación del hombre y a la alabanza de Dios» (SC 61). -Catecismo1670

Es ministro de los sacramentales el clérigo provisto de la debida potestad; pero, según lo establecido en los libros litúrgicos y a juicio del Ordinario, algunos sacramentales pueden ser administrados también por los laicos que posean las debidas cualidades (Código de Derecho Canónico, c. 1168).