«¡Viva el Rey!», el paso del Rey Felipe VI por un restaurante de Burgos famoso por su lechazo

El pasado lunes, Don Felipe aprovechó para degustar platos típicos de la zona y fue recibido con mucho cariño

Burgos no solo se recorre: se come. Y en su última visita oficial a la ciudad, Felipe VI lo confirmó con un menú que fue algo más que una comida institucional: un gesto gastronómico hacia una de las cocinas más identitarias de España. Lechazo, morcilla y chorizo como declaración de pertenencia a la España interior, donde el fuego lento es patrimonio cultural y el gusto no pasa por la sofisticación, sino por la autenticidad.

Tras inaugurar el XXVIII Congreso Nacional de la Empresa Familiar en el Fórum Evolución el pasado 20 de octubre, el monarca se desplazó hasta Casa Azofra, un histórico asador fundado en 1958 y considerado uno de los referentes de la cocina burgalesa. La reserva, según confirmaron a ¡Hola!, se hizo discretamente con otro nombre, un gesto habitual cuando se busca evitar expectación previa. La Reina Letizia no le acompañó en esta ocasión.

Allí se sirvió un menú cerrado de esencia local: ensalada de anchoas y pimientos, pincho de morcilla, chorizo y, como plato principal, el imprescindible lechazo asado en horno de leña. Eligió paletilla, «porque es la parte que le gusta», detallaron desde el establecimiento. El precio del menú fue sesenta y seis euros, una cifra habitual en asadores tradicionalistas de la zona. Para terminar, tarta de hojaldre casera, uno de esos postres que Burgos conserva como legado familiar, casi tanto como receta.

casa Azofra

Casa Azofra

A su llegada, llamó la atención por su estatura y su porte. Varios comensales se levantaron y lo recibieron con aplausos y un espontáneo «¡Viva el Rey!», al que él respondió con un saludo cercano. Tras la comida, y antes de retomar la agenda en la sede de Antolin, se retiró unos minutos a una de las habitaciones del propio complejo, que también funciona como hotel, equipado con veintinueve cuartos y capacidad para cuatrocientas personas entre sus tres salones.

casa Azofra

Lechazo de Casa Azofra

Casa Azofra es un asador que no vive del nombre, sino del prestigio heredado. Sus precios reflejan el peso del producto: pincho de chorizo cocido al vino, dos euros con setenta y cinco céntimos; riñones de lechazo, veinte euros; jamón ibérico de bellota, veinticuatro euros; cuarto de lechazo IGP, sesenta y cinco euros; y tarta de hojaldre (tres raciones), quince euros. No hay artificio: solo materia prima, tradición y horno. Lo interesante es que esta parada culinaria encaja en una costumbre muy reconocible en Felipe VI: su inclinación por la cocina territorial.

Y es lógico. La capital castellana no se entiende solo por su patrimonio monumental (su Catedral, Patrimonio de la Humanidad) sino también por su mesa. Tierra fría, horno caliente. A apenas dos horas y media en carretera desde Madrid, este enclave del norte de la Meseta demuestra que, en ocasiones, la mejor carta de presentación de una ciudad no es lo que se enseña, sino lo que se sirve.