La visita oficial del Santo Padre al presidente de la República Italiana marca el tercer encuentro entre ambos desde mayo
Roma se levantó este martes, 14 de octubre, con calles cortadas. Cientos de personas aguardaban en las aceras para ver pasar la escolta del Papa León XIV camino al Quirinale, entre curiosos, periodistas y turistas atrapados por el tráfico interrumpido, mientras a lo lejos se escuchaba el constante rumor de helicópteros sobrevolando la Ciudad Eterna. El cortejo recorrió el centro de Roma acompañado por el cuerpo de los Corazzieri a caballo.
La visita oficial de León XIV al Presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, marca el tercer encuentro entre ambos desde mayo: primero en la Misa de inicio del pontificado, luego en la audiencia privada del 6 de junio en el Palacio Apostólico. Esta vez, el escenario era el Quirinale, un lugar cargado de historia: la primera visita de un Pontífice a la antigua residencia papal se remonta a 1939, con Pío XII.

El coche de León XIV, escoltado al salir del Palacio Presidencial del Quirinal AFP
El descenso de la natalidad y la ayuda a las familias
En su discurso con el presidente, el Pontífice estadounidense no solo lamentó este martes la tendencia «a no apreciar lo suficiente, a distintos niveles, los modelos y valores madurados a lo largo de los siglos que marcan nuestra identidad cultural», sino que abordó temas actuales que golpean a Italia y al continente.
Por una parte, habló del declive demográfico. «En las últimas décadas, lamentablemente, en Europa como sabemos, ha habido un notable descenso de la natalidad». Un problema que requiere, según ha señalado, «un compromiso para promover decisiones a distintos niveles en favor de la familia, apoyando sus esfuerzos, promoviendo sus valores y protegiendo sus necesidades y derechos».
Puso nombres y vínculos concretos: «Padre, madre, hijo, hija, abuelo, abuela, son, en la tradición italiana, palabras que expresan y suscitan naturalmente sentimientos de amor, respeto y dedicación, a veces heroica, al bien de la comunidad doméstica y, por lo tanto, al de toda la sociedad». Por ello, insistió en que la familia no solo es un núcleo privado, sino una piedra angular: «Hagamos todo lo posible para dar confianza a las familias, especialmente a las jóvenes, para que puedan mirar con serenidad hacia el futuro y crecer en armonía».
León XIV vinculó la protección de la familia con condiciones concretas, asistiendo las necesidades relacionadas con la maternidad y la paternidad. En particular, subrayó la importancia de garantizar a todas las familias «el apoyo indispensable de un trabajo digno, en condiciones justas».
Respeto a la vida humana en todas sus etapas
El Papa tampoco pasó por alto un principio esencial en su mensaje: la defensa de la vida. «En este contexto, reviste una importancia fundamental, a todos los niveles, el respeto y la protección de la vida, en todas sus etapas, desde la concepción hasta la vejez, hasta el momento de la muerte». «Espero que siga creciendo esta sensibilidad, también en lo que se refiere a la accesibilidad a la atención médica y a los medicamentos, según las necesidades de cada uno», añadió.
León XIV también alertó sobre la tentación de olvidar y menospreciar «lo que nuestros padres han vivido y nos han transmitido, incluso a costa de grandes sacrificios». Aseveró además: «No nos dejemos fascinar por modelos masificadores y fluidos, que solo promueven una apariencia de libertad, para luego hacer a las personas dependientes de formas de control como las modas del momento, las estrategias comerciales u otras».