-
El joven español consigue ganar por primera vez a Nole en pista rápida, se saca el billete para la final de Nueva York y sigue pensando en el número 1
-
El motivo por el que Djokovic ha pasado de héroe nacional a «traidor» en Serbia
Las semifinal del US Open 2025 entre Novak Djokovic y Carlos Alcaraz nos han hecho dos regalos inmensos. El primero de ellos es ver a Nole competir a este nivel con 38 años, siendo el único que planta cara al poder establecido, y el segundo es la victoria del joven español. Él es el heredero del tenis y lo demostró en la Arthur Ashe al vencer por 6-4, 7-6(4) y 6-2 a un Djokovic que quién sabe si habrá jugado su última semifinal en un Grand Slam.
Mucho se había hablado de este partido, trampa para Alcaraz porque llegaba como gran favorito, pero sin haber ganado nunca a Djokovic en pista rápida. La experiencia iba a ser por tanto la gran baza de Nole que llegaba a este partido con más gasolina en el tanque que al resto de semifinales del US Open. Aun así, Carlitos tenía la lección aprendida y no iba a caer en la trampa.
Entendió Alcaraz que una de las claves para que Djokovic no creyese que podía ganar era imitar lo que le hizo Jannik Sinner en las semifinales de Roland Garros y Wimbledon. El transalpino pasó por encima del serbio en ambos partidos y esa era la receta que quería aplicar el murciano. De ahí que saliese focalizado al 100 % y lograse el break en el primer juego.
Fue suficiente esa rotura para anotarse la manga. Sin demasiado brillo, pero con mucha efectividad, se mostró fuerte con su saque e inquietó al resto a Djokovic, aunque sin exprimirse al máximo. Quería guardar energías por si el encuentro iba largo y además veía que lo tenía muy controlado. Ni una bola de break le arañó Nole, que se dedicó más a encontrar sus propias sensaciones que a intentar reengancharse al set. Esto es al mejor de cinco, debió pensar Nole.
Nole sacó carácter y Alcaraz respondió
Precisamente como un partido de Grand Slam da muchas vueltas Novak Djokovic salió con otra cara a la segunda manga. Estuvo cerca de pasarle lo mismo que en el primer parcial –perder el saque a las primeras de cambio– pero salvó el 0-30 y minutos después se inventó una rotura imposible para en un abrir y cerrar de ojos ponerse 3-0 y dejar la impresión de que iba a haber mucha más semifinal de la que se preveía.
Se vio a Carlitos bastante contrariado en ese momento, mirando a su box y buscando tranquilidad en los ojos de Juan Carlos Ferrero. Surtió efecto porque tras pasar su peor momento del duelo llegó el mejor y con la misma rapidez que se había puesto 3-0 abajo logró igualar a tres y meter más presión frente a Nole, consciente de que si perdía esta manga lo iba a tener muy complicado porque, a sus 38 años, no le sería fácil jugar cinco sets ante Alcaraz.

Carlos Alcaraz celebra un punto durante el partido ante Novak Djokovic AFP
Tras los mejores momentos de serbio y español en el partido, llegó la igualdad máxima. Tanto el uno como el otro fueron aguantando muy bien sus saques hasta llegar al tie break. Un desempate que parecía definitivo si se lo llevaba el murciano, pues Nole había hecho un tremendo esfuerzo para llegar a este punto. Quien mejor lo sabía era Alcaraz, que se fue con todo para ganar un desempate un tanto extraño.
Si en el set habían mandado los servicios, en el desempate lo hicieron los restos. Carlitos siempre llevó ventaja, pero Nole se la recuperó hasta el 5-4. Ahí el murciano dijo basta y con dos saques para anotarse la manga sirvió dos buenos segundos que no volvieron a su campo. Golpe definitivo al partido porque Nole en el tercer apenas opuso resistencia. Supo que ya no había semifinal.
Séptima final de Grand Slam
Poco se puede hablar del tercer parcial porque Nole apenas existió. Dio por perdido el partido y se limitó a evitar la paliza. En todos los majors de este año se ha despedido en semis y habrá que ver si tiene energía para intentar ganar el título 25 la temporada que viene. Ahora mismo la diferencia es grande y en ninguna de ellas ha podido rascar ni tan siquiera un set. Dejó todo y más en todas ellas pero no ha podido ser.
Alcaraz, por su parte, sigue soñando con un nuevo título y también con regresar al número 1 del mundo. Todo ello se lo jugará este domingo, presumiblemente ante Sinner. Están a años luz del resto y se nota. Para Carlitos, con solo 22 años, es su séptima final de Grand Slam. Lleva ya cinco majors y quiere muchos más. El domingo, nueva oportunidad.











