La asociación Adelpa pide que se puedan limpiar los perímetros de los cascos urbanos y las vías de acceso «para no convertir los pueblos en ratoneras».
Con el temor de que en el Pirineo aragonés pudieran repetirse los devastadores incendios que asolan las montañas de Castilla y León y Galicia, los alcaldes han vuelto a alertar del grave peligro de fuegos forestales en ese territorio, y reclaman al Gobierno de Aragón medidas preventivas «para proteger nuestros bosques, montes y, sobre todo, a la población de los núcleos rurales».
Lo han hecho a través de la Asociación de Entidades Locales del Pirineo Aragonés (Adelpa), con la vista puesta en la zona oriental del país y el recuerdo de graves siniestros como el de 2017 en Nerín, a las puertas del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, o el de 2012 en Castanesa, que quemó 2.000 hectáreas y obligó a desalojar 14 pueblos.
Este año los siniestros más grandes no han pasado de 50 hectáreas. De los 10 más importantes, siete ocurrieron en la provincia de Huesca, como los de Tolva y Foradada del Toscar, municipios integrados en Adelpa. El más reciente se inició el 19 de agosto entre Hecho y Aragüés del Puerto, también en el Pirineo. Pudo ser controlado tras arrasar 15 hectáreas en una zona de difícil acceso.
La asociación Adelpa concreta el riesgo en «el abandono del territorio, la falta de gestión forestal y un cambio climático cada vez más pronunciado», por lo que consideran que la situación del Pirineo aragonés es «crítica». «Las masas forestales no han parado de crecer incontroladamente y el tradicional paisaje en mosaico se ha ido perdiendo en gran parte del territorio», afirman en un comunicado.
Esto, unido a la matorralización de grandes espacios, genera un elevado riesgo de que los incendios adquieran unas dimensiones tan grandes que queden fuera de la capacidad de extinción de los medios. «Los temibles incendios de sexta generación que este año desgraciadamente estamos viendo en la parte oriental de la Península Ibérica», recuerdan.
Además del peligro para las masas forestales, hacen hincapié en la seguridad de las poblaciones, lo que exige que los perímetros de los cascos urbanos estén despejados y las vías de acceso limpias «para no convertir los pueblos en ratoneras». Es lo que ocurrió en el incendio de Castanesa, cuando se denunciaron las trabajas legales para limpiar de vegetación las núcleos habitados.
La solución pasa, a su juicio, por la inversión en el sector primario y especialmente por la ganadería extensiva. Piden también más presupuesto y cambios legislativos para que la administración autonómica, las locales y los propietarios de los terrenos puedan hacer «una gestión ágil y eficaz sobre el territorio».
“Si queremos evitar catástrofes como la de Castilla y León o Galicia, se tiene que actuar con determinación. La mayoría de los municipios del Pirineo son pequeños, sin recursos económicos ni humanos para poder hacer frente al problema y tomar las medidas preventivas necesarias. El Gobierno de Aragón nos tiene que ayudar a reducir el riesgo para la población y para los bosques”, declara la presidenta de Adelpa, Begoña Dorado.
Una de las reclamaciones es que se permita intervenir en terrenos particulares del perímetro forestal de los pueblos cuando los propietarios se nieguen a cumplir con su obligación de mantenerlos limpios.
Sugieren asimismo la necesidad de impulsar los paisajes en mosaico, implicando a los ganaderos y los agricultores, implantar los Pagos por Servicios Ambientales (PSA), planificar desbroces y quemas controladas, asegurar el cumplimiento de las medidas de prevención y lucha contra incendios, facilitar y agilizar los trámites administrativos relativos a talas, quemas, desbroces o cambios de uso, así como realizar campañas y jornadas divulgativas dirigidas al conjunto de la población.