Desde hace 11 años, las familias hacen un paréntesis en el fragor de la fiesta para pasar por la capilla del patrón.
El fervor a San Lorenzo y a sus fiestas se mama desde la cuna. Así lo reflejan las colas que se han formado la mañana de este martes en la basílica, tanto dentro como fuera, para asistir al acto de presentación de los niños y las niñas al patrón de Huesca, organizado por la parroquia y la Real Cofradía de San Lorenzo, y en el que se ha bendecido a 500 pequeños.
Una de las que madres que aguardaba en la fila era Sandra Braulio, zaragozana, que hoy ha querido cerrar un círculo: ella se enamoró del que hoy es su marido en las fiestas de Huesca y aunque la pareja vive en la capital aragonesa bautizará a su hija, Olivia, en la iglesia de San Lorenzo, donde con un mes y medio ya ha recibido la bendición del santo.
Olivia era de las más pequeñas que han acudido a la bendición. «Mi marido y yo nos conocimos en San Lorenzo hace ocho años. Yo soy de Zaragoza pero él es de Huesca y como veníamos a pasar estos días aquí se la queríamos presentar a San Lorenzo, ya que está muy presente en nuestras vidas. Incluso la bautizaremos aquí», contaba Sandra, para quien las fiestas de Huesca son muy especiales.
Junto a ella aguardaba Loreto Herce con Blanca, de solo dos meses, que dormía plácidamente. «Nos hacía mucha ilusión traerla y además detrás hay una tradición familiar. Yo he recibido todos los sacramentos en esta basílica, por eso para mí era importante», decía.
La priora de la cofradía, Carmen Urzola, se estrenaba en el cargo con la bendición a los niños. Tomó posesión ayer mismo. Recién nombrada, permanecía junto al párroco para recibir a los pequeños, a los que el sacerdote pasaba una medalla de cofrade bendecida, unida por un largo lazo rojo a la imagen de San Lorenzo en su capilla. «Es un acto que nos parece muy emotivo y que va a más. Se celebra desde hace 11 años», ha comentado. Los niños reciben como regalo una pañoleta con una imagen impresa del santo cuando era niño, una oración y un estadal. Y a los miembros de la cofradía les toca organizar el desfile de carritos de bebé para evitar atascos.
Los primeros en la fila han sido Alma Brosed y sus dos hijos: Beltrán, de 16 meses, y Mauro, de un mes. «Es un acto muy bonito y me hacía mucha ilusión», comentaba la madre, y sobre todo este año, en el 1.800 aniversario del nacimiento del patrón. «Pasarán también por la Virgen del Pilar», precisaba Alma, que había llegado ya a las 11.00 para asistir a la misa.
Por su parte Celia Alamán ha acudido con sus hijas, Carla y Alba, que se llevan justo cuatro años, ya que nacieron el mismo día. «Es nuestro patrón y para nosotros es un acto muy importante para fomentar además la fe cristiana, y muy bonito, ya que ves a muchas familias con niños. Es nuestra parroquia y además la mayor ha comulgado aquí este año», detallaba la madre. Solo faltaba el padre, por motivos laborales, pero se han apuntado los abuelos. Carla Viela Alamán, de 8 años, acude desde que nació. «Venimos en familia, es mi parroquia y además San Lorenzo es el patrón de Huesca», decía la pequeña mientras aguardaba paciente en la cola.
Lorenzo Naya, vicario parroquial, se encargó de preparar la capilla antes de recibir a las familias. Para la parroquia es uno de los actos más significativos del año, aunque sea relativamente reciente. «Hay una gran afluencia de familias y de niños, que aquí encuentran su acomodo, un espacio más tranquilo, al margen de los actos del día 9 y 10. Ya pasado el fragor de las fiestas, las familias pueden tener este acto un poco más íntimo de cercanía con el santo», explicaba.
Rosa Castro ha acudido con su familia boliviana. Esta oscense regresó de este país en enero, después de pasar allí 12 años. Para los niños, Ángel, Francisco y Alejandra, ataviados con una pañoleta en la que llevan bordada la imagen del patrón, ha sido el primer San Lorenzo, pero el acto de bendición no les resulta extraño porque, como indicaba la madre, en Bolivia se vive con mucha fe. «Ir a la iglesia para nosotros es muy normal, y esto que hace el sacerdote se hace allí en las celebraciones de los domingos, con una fila de gente para la bendición con el agua».
La larga cola motivaba una reflexión a esta madre sobre si los niños seguirán cercanos a la fe cristiana. «No sé si solo será este día o tendrá continuidad. Cuando vamos a la iglesia en España apenas vemos niños. Es un esfuerzo para los padres traerlos y hacer cola en un día de tanto calor. Me ha sorprendido porque en actividades de iglesia no vemos casi niños», concluía.