Entrevista a la doctora en Historia Margarita Cantera
La historiadora presenta su nuevo libro sobre Fernando III el Santo, «que hizo la guerra para devolver a la cristiandad las tierras que habían sido suyas»
Es una experta en Historia Medieval, asignatura que imparte en la Universidad Complutense de Madrid, donde es profesora titular. Margarita Cantera Montenegro tiene en su haber varios libros relacionados con la religiosidad y las órdenes religiosas del medievo hispánico, algunos de ellos escritos junto a su hermano, fray Santiago Cantera Montenegro, quien fuera, hasta fechas recientes, el prior de la abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. De hecho, es prudente y discreta a la hora de referirse a su hermano, que se encuentra «retirado en algún monasterio de Castilla y León» desde que fuera removido de su cargo por las presiones del Gobierno de Pedro Sánchez. Como tantas veces en la historia, los poderosos apartan a los clérigos que les resultan incómodos.
Pero no ha acudido a la redacción de El Debate para hablar de su hermano —por el que siente una grandísima estima, y se le nota—, sino de su último libro, Fernando III, el Santo. El rey que forjó la España cristiana (Sekoitia).
— ¿Por qué un libro de Fernando III ahora?
— La idea era hacer una síntesis actualizada sobre el Rey San Fernando, destacando esa faceta tan importante que realmente marca toda su vida: la idea de cruzado, de caballero de Cristo, de guerrero. Realmente, es uno de los reyes más importantes de la Historia de España. En ese sentido, me ha gustado mucho un libro que acaba de publicar el catedrático de Historia Medieval Rafael Sánchez Saus. En él afirma que los Reyes, en gran parte, son los que hicieron España. Y creo que Fernando es, precisamente, uno de esos puntales.

La portada del nuevo libro de la doctora Margarita Cantera Sekotia
— ¿El rey San Fernando es un monarca, en general, bastante olvidado?
— Bueno, se publicó una muy buena obra ya en los años 60, creo recordar que de Julio González, que ha sido la base para los estudios posteriores, porque recoge una cantidad impresionante de documentación. Luego se han hecho algunas síntesis biográficas. Se han hecho muchos estudios parciales, y la idea era recoger todas esas novedades y darle un cuerpo a toda esa documentación.
— ¿Qué fue lo más importante en el reinado de Fernando III? ¿Por qué debe ser recordado?
— El subtítulo del libro, precisamente, hace referencia a eso: es el rey que, en gran parte, forja España al unir Castilla y León y al emprender la reconquista de Andalucía. Eso le da a Castilla un peso fundamental en la historia de España. Es un reino mucho más extenso, económicamente poderoso, más poblado y, además, un reino que está abierto al mar, tanto al Atlántico en el norte como al sur y al Mediterráneo. Es decir, las posibilidades de Castilla son inmensas. Y, además, con una idea de cruzada y de unidad; de aspirar a la unidad de España por medios que, a veces, son contradictorios, porque los reinos hispánicos aspiran a la unidad entre ellos y, después, se separan; se enfrentan, se peleaban y, a la vez, buscaban la unidad. Son una especie de contrasentidos, en que vemos cómo el ideal político a veces va, por un lado, y los intereses personales pesan y tuercen el ideal.

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— Algunos de nuestros contemporáneos más buenistas y que juzguen la historia desde la atalaya de los tiempos presentes objetarán que cómo es posible que haya un rey santo y que, a la vez, dirigía una reconquista con guerras, con muertes, y demás…
— Pues en primer lugar porque hay una faceta personal del rey, unas virtudes personales del rey, que son las que definen su santidad, y esas virtudes personales teologales —fe, esperanza, caridad— y las cardinales —la fortaleza, la justicia— eran también un ideal de gobierno. Gobernaba su reino con los medios de la época, con la mentalidad de la época. Porque estamos hablando del siglo XIII, no del siglo XXI. Buscaba la justicia, la aplicación de la justicia y el orden en el Reino. Y, a veces, el orden requiere mano dura. Estamos hablando una época muy conflictiva, con una frontera muy activa, en la que había ataques. No podemos olvidar la figura del cautivo cristiano en tierras musulmanas, que una verdadera tragedia. También la de musulmanes en tierra cristiana. La guerra se convertía en una obligación moral: era devolver a la cristiandad la tierra que había sido de la cristiandad. No olvidemos que España era un reino cristiano católico desde el 589, con Recaredo. Los musulmanes entraron posteriormente en España como aliados de uno de los bandos en lucha, pero acabaron conquistando toda España, imponiendo su dominio y dificultando cada vez más la práctica de la religión cristiana en territorio musulmán. El Rey San Fernando, pero también los otros reyes anteriores y posteriores, querían recuperar la unidad de España, recuperar el reino visigodo y devolver a la cristiandad las tierras que habían sido suyas.

Fernando III el Santo, según la interpretación de Murillo
Buscar el bien común
— Me imagino que los políticos actuales podrían aprender mucho de Fernando III. Si tuviera aquí a un grupito de políticos —sin importar su ideología—, usted, como especialista, ¿qué les diría que pueden aprender de él?
— Pues una virtud muy importante: la lealtad. La lealtad a sus hombres. San Fernando tiene el deseo de procurar el bien de su reino, de buscar el orden. El orden trae la prosperidad económica, la paz, la salud y la honradez en todas sus actuaciones. Hay un interés político, evidentemente, pero también un interés religioso. Llevar el Evangelio, la justicia, la moral en todas sus actuaciones públicas y privadas. Quizás son las virtudes para mí más destacadas. También el compañerismo, la lealtad hacia sus huestes, hacia sus soldados. El arriesgarse a veces en las batallas, de forma especial por ayudar a sus hombres. Es también una virtud realmente importante. ¡Y la humildad! La humildad…

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— La lealtad hacia sus hombres… En muchos políticos de hoy, esa virtud ni está ni se la espera…
— Se olvidan enseguida. Y, sin embargo, Fernando III tuvo también sus enfrentamientos con algunos de los nobles, conflictos personales, porque consideraban que el rey no les daba ciertos privilegios o ciertas tierras a las que creían que tenían derecho. Pero, si miramos sus actuaciones con detalle, hay una búsqueda de un bien común para su reino. Realmente había un compañerismo.
Hay una escena que me gusta mucho que refleja muy bien lo que es el valor del jefe militar. Cuando le llega la noticia, estando él en el Reino de León, de que un grupo de almogávares han tomado un barrio en Córdoba y que si no llegan pronto tropas, todos esos hombres van a caer cautivos o van a morir, él dice: Mis hombres me necesitan. Es pleno invierno; los caminos están embarrados; mover tropas en esa época es muy difícil. Y él, sin embargo, no consulta con nadie: Reúne a sus huestes más cercanas y emprende camino a Córdoba. A medida que pasa por las ciudades, se van uniendo milicias y hombres. Él asume la tarea de defender a sus hombres como un asunto de lealtad personal, de obligación personal.
La leyenda negra del medievo
— Nos venden la Edad Media como una época atrasada, oscura, inculta, bárbara. Entiendo que Fernando III rompe ese mito, ¿no es cierto?
— Sí, sí. Esa idea se tiene. Bueno, ya el propio término Edad Media indica un desprecio hacia ese periodo, que nace en el siglo XV o XVI, con los renacentistas. Ellos admiraban el mundo clásico y no se daban cuenta de que, si conocían algo ese mundo clásico, era porque los hombres de la Edad Media, fundamentalmente los eclesiásticos, los monjes, habían conservado la cultura de la antigüedad.

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Y esa visión negativa de la Edad Media se mantiene en la actualidad. Hay muchos mitos que se siguen transmitiendo: la idea de la tierra plana que todo el mundo del medievo creía que existía… Muchísimas cosas. Y la incultura, la oscuridad… Yo siempre le digo a mis alumnos: Pensad en una catedral gótica; entra en Burgos, León, Toledo. ¿Eso es oscuridad? ¡Eso es plena Edad Media: la luminosidad, el gusto por la luz, la cultura!
El propio San Fernando era un hombre culto. La Corte Castellana y Leonesa era una corte bastante culta. La culminación de esa cultura de la Corte regia es su hijo Alfonso X. No llega Alfonso X porque sí; no es una casualidad, es el fruto maduro de un proceso que nos muestra el aprecio a la cultura que había la Corte.
— ¿Un último rasgo que destacar de San Fernando, Rey?
— Una virtud que tampoco está muy valorada y que, sin embargo, es importante para un católico: la castidad. San Fernando es uno de los pocos reyes de la Edad Media —si no el único— al que no se le conocen hijos extramatrimoniales. Realmente también muestra la fidelidad a un voto, la fidelidad a un mandamiento y que las virtudes cristianas las anteponía a otros aspectos.