Triunfal regreso de Francisco de Goya a la Plaza del Pilar: desafía al cierzo y brinda fotos inéditas en un photocall con su gran obra

El salón de Zaragoza se transforma en una galería del arte al aire libre, con música de época, desfiles goyescos y una representación del horror de ‘Los desastres de la Guerra’

Francisco de Goya llena de arte la plaza del Pilar de Zaragoza, la ciudad donde se forjó el carácter del genio. El interés que despierta el pintor de Fuendetodos se impone al incómodo cierzo. Retratarse en el gran salón de la ciudad, en un photocall gigante que reproduce algunas de sus obras más importantes, no tiene precio. Poco importa que una de las torres, la de Nuestra Señora del Pilar, esté totalmente cubierta de andamios. Ni que el montaje del espectáculo ‘Goya… Horror Belli’, que recreará este sábado a las 22.00 ‘Los desastres de la guerra’, ocupe casi por completo el espacio que da a la fachada de la casa consistorial. El tirón de Goya se refleja en las filas para fotografiarse con sus cuadros y con las letras de su nombre.

Con cierto desconcierto se ha representado este año el desfile goyesco. Sobre todo, porque eran las 12.00 y nadie sabía por dónde iban a acceder a la plaza del Pilar. Quince minutos después, la comitiva, sin vallas, desfilaba por la calle Alfonso, como minutos antes había hecho los participantes de dos despedidas de soltero. Nadie esperaba la comitiva que llegó, casi por sorpresa, al son de los ‘Dulzaineros del Bajo Aragón’ y ‘La que te espera’. No había en la calle Alfonso ni vallas, de forma que algún turista despistado se ha podido encontrar, frente a frente, con Francisco de Goya y su buen amigo, Martín Zapater, entre decenas de zaragozanos vestidos como era costumbre en el siglo XVIII.

Tras los estandartes de los barrios, los de la Zaragoza de entonces, iban acompañando al genio miembros de Interpeñas y de la Unión Peñista, al son de las gaitas, esta vez sin charangas. De San Pablo, El Pilar, Magdalena, San Miguel, San Felipe, San Gil, La Seo, Altabás, San Lorenzo y Santa Engracia procedías. Desfilaban frailes, niños, señoras vestidas de época y hasta una monja con un carrito lleno de pastas.

La espectacularidad de las fiestas goyescas es, este año, un poco menor que el anterior. Los andamios de la torre no ayudan; el cierzo, tampoco. El campamento napoleónico, desarrollado por la Asociación histórico cultural de Voluntarios de Aragón queda ligeramente encajonado entre el escenario del espectáculo ‘Horror Belli’, cosas del destino, y las vallas que restringen el acceso a la Fuente de Goya, la que dedica la ciudad al genio de Fuendetodos, la que espera desde hace años una puesta a punto acorde a lo que merece este ilustre zaragozano.

Plantaban cara al cierzo, como buenamente podían, artistas zaragozanos en ‘Aquelarre Creativo‘, un mercado de artes plásticas donde mostraban su trabajo. Merche Gomollón era una de ellas. «Aquí estamos, intentando luchar contra el cierzo, que se nos lleva constantemente todo. Hemos probado a ponerlo a pie de mesa», explicaba. Son vendedores son exalumnos de la Escuela de Diseño, ilustradores. En su caso, es profesora de diseño gráfico y se especializó en grabado, así que tiene al genio de Fuendetodos como fuente de inspiración. Cree que la vinculación de Goya con Zaragoza «no se conoce lo suficiente». Con los actos previstos de cara al bicentenario, que se conmemorará en 2028, Merche confía en que la situación cambie.

Merche Gomollón, en la plaza del Pilar.
Merche Gomollón, en la plaza del Pilar.
Heraldo

A lo largo de la jornada se están celebrando recorridos goyescos, visitas turísticas, conciertos de música del siglo XVIII con la escuela de Violería de Zaragoza, medio centenar de actividades para sumergirse en el mundo de Goya y su vinculación con Zaragoza. Dos de los actos estelares se reservan para esta tarde. A las 20.00 se celebrará el desfile ‘La aguja goyesca‘, un desfile de moda junto a la Fuente de la Hispanidad. A las 22.00 tendrá lugar el espectáculo de gran formato de Xarca Teatre ‘Goya… Horror Belli’, fuego y pirotecnia para un espectáculo que recrea los desastres de la guerra.

Hasta entonces, la oferta cultural se completa con la gastronómica, con decenas de cafés y bares de Zaragoza ofreciendo sus delicatesen en la Ruta de la Tapa de Goya.