Desde que abrió sus puertas en 1989, su clientela ha ido creciendo y fidelizándose, hasta el punto de que muchos de los antiguos estudiantes que lo frecuentaban ahora llevan a sus hijos a conocerlo
La City de Zaragoza es el epicentro del ocio para estudiantes, universitarios y grupos que buscan un lugar donde reunirse sin gastar demasiado. La combinación de precios asequibles, buena comida y ambiente distendido convierte a la capital aragonesa en un destino ideal para quienes desean disfrutar de un rato agradable sin grandes desembolsos. Entre los numerosos bares que ofrecen esta fórmula, uno destaca especialmente: El Tuno, un local con más de 36 años de historia que ha sabido ganarse un lugar entre los imprescindibles para jóvenes y militares de la Academia General Militar.
Ubicado en pleno Distrito Universidad, en la calle Pedro Cerbuna, 9, este bar es todo un referente para quienes buscan desayunar, comer o cenar sin que el bolsillo se resienta. Desde que abrió sus puertas en 1989, su clientela ha ido creciendo y fidelizándose, hasta el punto de que muchos de los antiguos estudiantes que lo frecuentaban ahora llevan a sus hijos a conocer el local. «Dentro de poco vendrán hasta los nietos», bromea su propietario, Isidro Francés Ruiz, quien ha sido el alma del negocio desde su apertura.
MÁS DE TRES DÉCADAS DE ÉXITO EN ZARAGOZA
El Tuno nació hace 36 años, fruto de la iniciativa de dos socios que decidieron abrir un bar universitario. Desde entonces, el negocio ha ido evolucionando hasta convertirse en un punto clave del ocio estudiantil en la ciudad. Su clave del éxito, según su dueño, es clara: «Precio, situación, amabilidad, buen servicio y calidad». Estos valores han hecho que el local se mantenga como una opción atractiva no solo para universitarios, sino también para militares de la Academia General y vecinos de todas las edades.
Uno de los aspectos que más fideliza a la clientela es su variada oferta gastronómica, que incluye más de 50 referencias en carta, entre las que destacan sus bocadillos, ensaladas, pizzas y platos combinados. Los bocadillos, en particular, son uno de los grandes reclamos del bar, elaborados con pan horneado en el propio local y con una gran variedad de ingredientes. «El pan lo horneamos aquí y sale muy bueno», señala Francés, orgulloso de un producto que ha conquistado a generaciones de clientes. Sin embargo, si hay un plato estrella que define a El Tuno, son sin duda sus patatas bravas, que se han convertido en un clásico del local. «Las piden muchísimo», confirma el dueño. A esto se suma una cerveza a 2,20 euros la jarra, lo que convierte al bar en una de las opciones más económicas de la ciudad.
ESTUDIANTES, MILITARES E, INCLUSO, LA PRINCESA LEONOR
El Tuno no solo es un sitio recurrente para estudiantes y militares, sino que también ha vivido momentos destacados. Entre ellos, la visita de la Princesa Leonor, que cenó en el local junto a sus compañeros de la Academia General Militar. «Nadie sabía que venía, pero a raíz de eso el bar cogió más publicidad», comenta el dueño. Sin embargo, asegura que la afluencia no ha cambiado mucho, porque «trabajamos mucho siempre».
A sus 71 años, Isidro Francés sigue al frente del negocio con la misma dedicación de siempre, aunque reconoce que el futuro es incierto. «No lo sé… A lo mejor dentro de cinco años dejo de trabajar», admite con una sonrisa. Hasta entonces, El Tuno continuará siendo un punto de encuentro para quienes buscan un lugar acogedor, con buena comida y precios ajustados, en el corazón universitario de Zaragoza.