El Papa elige a Carlos Escribano como arzobispo de Zaragoza

Hace un año y medio el arzobispo de Zaragoza Vicente Jiménez presentó su renuncia ante el Papa Francisco por motivos de edad tras cumplir 75 años. Durante todo este tiempo el nombre del coruñés Carlos Escribano, actual obispo  de Calahorra y La Calzada-Logroño, ha estado muy presente en las quinielas eclesiásticas. Como ha adelantado EL PERIÓDICO, la Santa Sede ha hecho hoy público su nombramiento y, por ende, el Papa acepta la salida del actual prelado. Jiménez ha sido nombrado administrador apostólico mientras llega Escribano para, posteriormente, ser designado arzobispo emérito.

La toma de posesión de Escribano se ha fijado para el próximo 21 de noviembre, a las 12.00 horas, en la basílica del Pilar de la capital aragonesa. Días antes, el 15, Jiménez realizará una eucaristía de acción de gracias. De vocación tardía (a los 32 años), moderado y muy preocupado por el apostolado seglar tras su paso como consiliario de Acción Católica. Ese es el perfil de Escribano, que nació en 1964 en Carballo (La Coruña), donde trabajaba su padre en una mina, y que pronto recaló en Monzón. Estudió Empresariales en la UZ.

Su llegada a la archidiócesis de Zaragoza vendría de la mano del cardenal turolense y arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, que actualmente es el presidente de la Conferencia Episcopal Española. Fuentes consultadas señalan que aunque Escribano siempre estuvo ahí, la primera opción era el jienense Fernando Chica, que actualmente ocupa el cargo de observador permanente de la Santa Sede ante la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, más conocida como FAO. Su nombre no caló para Zaragoza puesto que no tiene experiencia gestora, puesto que su perfil es de diplomático, según estas mismas fuentes.Ahí empezó a coger fuerza Escribano puesto que antes de llegar a La Rioja fue obispo de Teruel y Albarracín, iglesia a la que todavía sigue vinculado personalmente. Antes de su llegada al Bajo Aragón ejercía como Vicario Episcopal de Zaragoza, que es el encargado de asistir al obispo en el gobierno de una porción de una diócesis o circunscripción eclesiástica. Una función que compaginaba con la de párroco de la basílica menor de Santa Engracia de la capital aragonesa. Antes estuvo en el Sagrado Corazón de Zaragoza tras su ordenación como sacerdote en 1996.

Su edad, 56 años, que se considera joven para el cargo de prelado; su conocimiento de Zaragoza, y que se le considera «un cura muy de parroquia» habrían sido, según fuentes eclesiásticas, el motivo de peso para que el nuevo nuncio en España, Bernardino Auza, haya dado el visto bueno para elegirlo al frente de uno de los palacios arzobispales más importantes de España.

Fuentes eclesiales consultadas reconocen que existe preocupación en el seno de la institución sobre la situación interna de esta archidiócesis,  malograda   tras la polémica salida del arzobispo Manuel Ureña. Su sucesor Vicente Jiménez apaciguó la marejada realizando muy pocos movimientos y con un perfil bajo. La esperanza está puesta en Escribano y en un cambio en las caras del consejo de gobierno que, salvo algunos cambios, son las mismas que estaban con Ureña.