Sánchez defiende que «no hay otro camino» para «rescatar» Cataluña que sus «arriesgadas» decisiones sobre la sedición y la malversación

Unidad total entre La Moncloa y el PSC. Entre Pedro Sánchez y Salvador Illa. Ambos se necesitan. Los socialistas catalanes blanden con orgullo las decisiones del presidente del Gobierno en relación a Cataluña. Indultos. Sedición. Malversación. Y foco inversor del Estado en Cataluña como espejo de un cambio de ciclo respecto a 2017. A la vez el presidente necesita que el PSC se consolide como fuerza central para que los próximos gobiernos municipales y autonómicos en Cataluña tengan que salir del eje independentista.

Este domingo en Barcelona, en la puesta de largo de Jaume Collboni como candidato a la alcaldía de la ciudad condal, vuelve a quedar patente que la actual dirección del PSOE y el PSC están más cerca que nunca. Del dolor de muelas que el PSC provocaba en Ferraz o Moncloa durante las dos primeras décadas del siglo XXI a un momento actual en el que la estima hacia Sánchez es superior aquí que en otras federaciones del PSOE.

Durante su intervención, el presidente del Gobierno ha confirmado que, en el marco del nuevo decreto de medidas económicas para hacer frente a las consecuencias de la guerra en Ucrania, se van a incorporar antes de final de año «mecanismos para contener la evolución de los precios de los alimentos». Sánchez ha recriminado a Alberto Núñez Feijóo que reclame elecciones anticipadas: «Lo que se hunde y lo que se rompe es el discurso catastrofista de una derecha y una ultraderecha que no asumieron que perdieron las elecciones hace tres años».

Sánchez ha presumido de las decisiones que ha adoptado a raíz de su dependencia de ERC porque, aunque ha reconocido que «son arriesgadas», pero que «no hay otro camino» y que responden a una «decisión política» de primer orden: «Hemos decidido rescatar Cataluña del conflicto y devolverla a la convivencia».

La recuperación del PSC

Salvador Illa arrancaba su discurso reivindicando un PSC como «una fuerza tranquila» que «no está anclado en el pasado». Pero antes, con mensaje de gratitud al presidente del Gobierno tras un semana clave y antes de otra que seguirá siendo convulsa porque el PSOE tiene que terminar de encajar la rebaja con la malversación: «Muchas gracias por todo lo que has hecho», ha dicho Illa consciente de que la agenda catalana de Sánchez genera fricciones en el conjunto del PSOE.

Illa ha cargado también contra «el chantaje de la derecha» a cuenta de la no renovación del Consejo General del Poder Judicial: «Las lecciones de constitucionalismo y de patriotismo las vamos a dar los socialistas. España es de todos. La Constitución se cumple entera», ha defendido Illa.

El líder de la oposición en Cataluña ha puesto en valor que pronunciaba esas palabras desde una tierra que sufrió un ataque al ordenamiento jurídico. Y en ese sentido ha seguido defendiendo que pese al borrado del delito de sedición el Estado sigue teniendo elementos para defenderse: «generosidad toda, ingenuidad ninguna».

En este punto, Illa ha puesto en valor que Sánchez «ha cumplido» por haber abierto un diálogo entre gobiernos mientras que la Generalitat «no quiere abrir» un diálogo entre catalanes. El líder del PSC ha defendido que su proyecto quiere «pasar página a una década perdida», y se ha referido al Govern de Pere Aragonès con el que quiere pactar los presupuestos catalanes de 2023 como un Govern «desnortado, colapsado y débil».

El acto tenía el objetivo formal de lanzar la candidatura de Jaume Collboni a la alcaldía de Barcelona. Pero es mucho más. Es la imagen de la comunión total entre Pedro Sánchez y el PSC. Con la fuerza motriz de La Moncloa las organizaciones socialistas ponen rumbo al primer frente en disputa en el que se jugará uno de los hitos clave para el futuro del PSOE y de la política española: la rehabilitación del PSC como fuerza con capacidad de Gobierno. Su poder municipal ha sido el anclaje del socialismo catalán en sus horas más bajas. Ahora el objetivo es incrementarlo en consonancia con la recuperación del partido a nivel autonómico de la mano de Salvador Illa.

La situación de dependencia y colaboración con ERC va a dejar paso a meses de mucha tensión. PSC y ERC van a disputar una dura batalla por el poder municipal. Barcelona es la guinda del pastel. Pero hay muchas otras plazas importantes en juego. Para Pedro Sánchez es vital que su partido hermano en Cataluña esté fuerte y en condiciones de liderar gobiernos o, como mínimo, condicionar los que pueda liderar algún partido independentista. En La Moncloa defienden que su estrategia con Cataluña ha culminado ya la fase de la «desjudicialización» acordada con ERC en la mesa de diálogo. Y la fuerza del PSC tras el próximo ciclo electoral será clave para estar en una mejor posición para una relación con ERC que seguirá siendo fundamental para gobernar tanto en Madrid como en Barcelona.

La alcaldesa de Sant Boi, Lluisa Moret, que es además la viceprimera secretaria de Organización y Acción Electoral del PSC, se ha referido al inicio del acto a 2023 como «un año decisivo». Con tres ideas clave: «Somos el primer partido de Cataluña» tras las autonómicas de 2021. Algo que los socialistas catalanes llevaban lustros sin poder decir. Se trata de mantener el impulso emocional de esos comicios con Salvador Illa como candidato y en sintonía con la agenda de Pedro Sánchez: «Aquí está el PSC, vivo, con fuerza. No queremos más conflicto. Es el momento de la reconciliación».