El PP quiere aprovechar la inestabilidad del Gobierno y sus socios en el Congreso

Las chispas entre los dos socios de Gobierno llevan saltando semanas y lo que parecía ser una lucha justificada por la campaña catalana va camino de constatarse como un enfrentamiento continuo en el Consejo de Ministros. Esta semana se vivieron varias jornadas parlamentarias a las que el PP asistió atónito afirmando que la inestabilidad será una constante el resto de legislatura. Y, por eso, el partido de Pablo Casado no descarta que el PSOE esté dispuesto a mirar un poco más a la oposición y menos a sus socios habituales. En este contexto se produce también la llamada de Pedro Sánchez para desbloquear definitivamente los órganos constitucionales pendientes.

Primero fue la denominada ley Zerolo (la ley de igualdad de trato presentada por el PSOE) mientras que el Ministerio de Igualdad ultima otra propuesta, la conocida como ‘ley trans’, que ha abierto una brecha importante entre la vicepresidenta, Carmen Calvo, y la ministra del ramo, Irene Montero. Unidas Podemos, de hecho, rompió la disciplina de voto a la que obliga el acuerdo de Gobierno y por primera vez no respaldaron a sus socios. El PSOE respondió amenazando con rechazar otra proposición de los morados sobre los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, aunque finalmente dio su apoyo.

Es cierto que la sensación estos días ha sido la de que algo se rompía. «Se ha notado un lenguaje no verbal en el que no es que haya diferencias, es que parece que no se aguantan», según dicen los populares en la Cámara Baja. Un mensaje que resumía el diputado socialista, Odón Elorza, en un tuit: «El clima enrarecido entre los socios de Gobierno ha llegado al hemiciclo y de repente no intercambiamos aplausos ni nos miramos de frente. Debemos priorizar y revertir la situación porque los problemas del país a resolver son mucho más importantes que nuestras diferencias».

A las diferencias sobre igualdad (que se mantienen a escasas tres semanas del 8-M) se sumó también el decreto del complemento de maternidad en las pensiones que José Luis Escrivá salvó por la mínima con el apoyo de Junts, la abstención de ERC y un nuevo tirón de orejas de sus socios parlamentarios habituales. En el PP vienen denunciando desde hace mucho tiempo que la debilidad del Gobierno puede tener una afectación muy significativa para la agenda legislativa. En cada sesión dependen de una suma de distintos grupos parlamentarios. A eso se suman los problemas entre socios, que ponen en peligro incluso los 155 escaños que, en principio, deberían estar seguros.

«Se confirma la inestabilidad que anunciamos desde que se conformó el Gobierno. Pero probablemente nos ha sorprendido a todos que vaya a esta velocidad. La situación que está provocando Podemos es muy preocupante», explican apuntando también a la fractura de la coalición a causa de las protestas violentas por la encarcelación de Pablo Hasél, otro de los episodios de esta semana que puso el foco en el portavoz de Podemos, Pablo Echenique, por alentar las manifestaciones.

El Grupo Popular no niega que el escenario ha cambiado y que ve muy difícil recomponer la situación, sobre todo «si se cruzan líneas rojas como las de Echenique». En el partido de Casado, de hecho, enmarcan la dificultad que atraviesa el principal partido del Gobierno en el Congreso a algunos gestos de los últimos días. Un ejemplo fue la llamada de Pedro Sánchez al líder popular para desbloquear definitivamente la renovación de los órganos constitucionales pendientes: el CGPJ, el Tribunal Constitucional, RTVE y el Defensor del Pueblo.

«Es un gesto que hasta ahora no ha tenido», reconocían insistiendo en que las tres condiciones (resumidas en que Podemos no esté en el acuerdo) se mantienen intactas. Eso sí, no son pocas las voces dentro del principal partido de la oposición las que también ven que «el PSOE puede haberse dado cuenta» finalmente que con su socio morado no avanzará en muchas cuestiones que requieren de «más sentido de Estado».

Y por eso, dicen, podrían empezar a mirar al PP. La oposición dura de Casado, a pesar de la ruptura con Vox en la moción de censura, no ha cambiado el rumbo. En Génova insisten en que el PP representa la única alternativa posible y que su «labor responsable» como oposición se mantendrá a pesar de que los puentes con el Gobierno llevaban muchos meses prácticamente rotos. Sí hay contactos entre algunos interlocutores, como son Carmen Calvo y la portavoz parlamentaria popular, Cuca Gamarra. Pero la realidad es que los ataques mutuos no han cesado, siendo imposible casi llegar a acuerdos.

Este, de una importancia extraordinaria, podría ser el primero y abrir la puerta a otros posteriores. En el PP no ven cerca ese escenario, pero tampoco evitan recordar que el ofrecimiento de Casado hace más de un año fue precisamente ese tras reunirse con Sánchez en la Moncloa: que consiguiera la investidura con los grupos que le apoyaran (el PP no le haría presidente) pero que después podrían negociar las grandes reformas pendientes. Una oferta que se repitió después con la crisis del coronavirus y ante las tremendas consecuencias económicas que desató y seguirá provocando.