Erdogan exige a Bruselas «apoyo sin condiciones políticas» en Siria

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha traído este lunes su chantaje a Bruselas. Lo ha hecho en mano, cara a cara, y sin ningún disimulo. Quiere «apoyo sin más dilación», quiere más dinero y que «los aliados muestren su solidaridad sin condicionalidad política». Y para conseguirlo ha venido con una advertencia debajo del brazo: «la frontera Siria es la frontera de la OTAN. La crisis del país es una amenaza para toda la región, para toda Europa por su dimensión humanitaria y de seguridad. Ningún país europeo se puede permitir el lujo de permanecer indiferente», ha avisado.

La jugada no se le escapa a nadie, de lo que se trata es únicamente de fijar los términos. Los nuevos términos. Turquía y la UE firmaron un acuerdo en 2016, con miles de millones de euros hacia Ankara y la reapertura de muchos capítulos de las negociaciones para una futura adhesión, a cambio de que Turquía cortara los flujos migratorios. Las llegadas, por tierra y por mar, de demandantes de asilo llegados en su mayoría de Siria se había convertido en un problema que Europa era incapaz de gestionar. Y antes del colapso, se pactó con el diablo mirando para otro lado ante las violaciones de Derechos Humanos. Erdogan, muy hábil, sacó todo el beneficio que pudo, entonces y poco después, cuando hizo una purga salvaje tras el polémico golpe de Estado de julio de ese mismo año.

Ahora, sin embargo, la situación ha cambiado y Erdogan quiere más. Las negociaciones de adhesión están muertas, quizás para siempre. Pero tiene 3,7 millones de refugiados en su territorio, y sabe que cualquier presión por esa vía puede desestabilizar la UE. Así que tras el choque abierto que mantiene con Rusia, considera que ha llegado la hora de pasar por caja de nuevo. Para eso, y siempre con Vladimir Putin como elefante en la habitación, ha venido a Bruselas.

En su viaje exprés, el turco se vio primero con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y con los presidentes de la Comisión Europea y el Consejo, Ursula von der Leyen y Charles Michel. Y dijo de manera bastante directa lo que pide, arremetiendo directamente contra Atenas. «Va más allá de la razón que un aliado y vecino apunte y responsabilice a Turquía de la inmigración irregular. He expresado en la reunión que no vamos a permitir que Grecia use la situación y a la UE para obtener beneficios para sí misma», apuntó.

Su tesis es conocida y en muchos aspectos, cierta. «Turquía ha luchado con amenazas y peligros llegados de Siria durante nueve años exactamente. Somos el único país de la OTAN que ha luchado hombre a hombre frente a Isis. Tenemos 3,7 millones de refugiados. Por eso esperamos apoyo concreto de todos nuestros aliados después de lo que Turquía ha hecho sola y con mucho sacrificio», señaló. «Es también esencial que los aliados muestren solidaridad sin condiciones políticas y sin discriminación. El apoyo que pedimos debe llegar sin más retraso», recalcó.

Las reacciones en Bruselas son muchísimo más tibias y contenidas. Saben que Turquía no es fiable, no es una democracia, no es trigo limpio y tiene un peligro inmenso, pero es una parte esencial de la ecuación. Sin su cooperación voluntaria no se puede hacer nada. Más allá de amenazas, ruido y discrepancias hay que encontrar el equilibrio. Esto es, el precio justo.

Y eso no es fácil. No se le puede dar más dinero porque el chantaje sería flagrante y un precedente muy peligroso. Y la segunda reclamación, la liberalización de visados para los turcos que quieren entran a la UE, es una línea roja ahora mismo. Política y técnica. La primera podría ser superable, hipotéticamente, pero la segunda no. Para ese requisito Turquía tendría que cumplir una serie de requerimientos, registros y bases de datos de las que no dispone. Y en esas condiciones es imposible. Así que hay que buscar buenas palabras yalternativas.

«Tenemos diferentes opiniones en diferentes asuntos y por eso es importante mantener un dialogo abierto, para ver si es posible superar los problemas. Hay que implementar el acuerdo con Turquía en la cuestión de la migración, pero también queremos abordar otros asuntos como el de la seguridad y, si es posible, mejorar la estabilidad de la región, especialmente en Siria. Estamos listos esta noche para hablarlo», se limitó a decir Charles Michel minutos antes del encuentro. «No sabemos sus exigencias, se trata de reanudar el debate, porque la situación en la frontera es inaceptable y no queremos que vuelva a repetirse. La idea es escuchar a las partes porque hay diferencias de opinión. Hoy empieza también este proceso para ver el apoyo que nos puede dar Turquía para controlar el flujo, pero sólo es el primer paso», apuntó unas horas antes Von der Leyen.

Tras el encuentro, pocas novedades. Optimismo, referencias a la necesidad de revisar punto a punto el acuerdo de 2016, que en realidad legalmente no es tal, sino una Declaración conjunta, y explorar dónde se puede mejorar. Se encargarán Josep Borrell y el ministro Mevlut Cavusoglu.

Charles Michel ha instado a que Ankara cumpla su parte, pero sin más detalles. Y Erdogan, por su parte, no se ha comprometido en ningún momento a impedir la llegada de emigrantes y demandantes de asilo.

De hoy no se esperaba en realidad ningún avance concreto. Es una negociación larga, en la que decenas de miles de sirios son la moneda de cambio. Erdogan no tiene ningún problema en jugar con sus vidas, lanzarlos -literalmente- contra las fronteras para tensar la cuerda y poner nerviosas a las capitales. La semana pasada, desde Grecia, las instituciones quisieron mostrarse fuertes, con una retórica de unidad y especialmente agresiva, definiendo al país heleno como el «escudo de Europa». Pero la opinión pública de la UE no es como la turca, y la propia Von der Leyen ha tenido que decir esta misma mañana, tras una semana larga cerrando los ojos, que «el uso excesivo de la fuerza es inaceptable» y pidiendo «investigar» las denuncias de violencia contra los demandantes de asilo que querían entrar en la UE.

El papel de la OTAN es diferente. Turquía es miembro de pleno derecho de la Alianza, puede invocar el Artículo 5 en cualquier momento reclamando defensa mutua y está pidiendo más respaldo militar y económico. Entre sus colegas hay apetito escaso, sobre todo después de que se metiera sola en el avispero sirio contra el deseo y el consejo de todos los demás. Pero las obligaciones son difíciles de esquivar sin dañar parza siempre a la organiación.

«Turquía es el aliado más afectado por el caos en Siria. Ningún otro ha sufrido más ataques y nadie tiene más refugiados; la OTAN seguirá apoyando con una amplia gama de medidas, incluyendo sistemas de misiles frente a las amenazas de Siria», ha dicho Stoltenberg, recordando que en los últimos años se han aportado más de 5.000 millones de dólares para la seguridad, incluyendo misiles, radares y bases militares. «Reconocemos que soporta una pesada carga, pero Turquía debe ser parte de a la solución a largo plazo. Vemos con gran preocupación lo que ha pasado en los últimos días en la frontera. Los flujos migratorios son un desafío común que requiere soluciones comunes. Es bienvenido el diálogo y confío en que se encuentre una vía», ha zanjado, exprimiendo casi al máximo lo que el lenguaje de la Alianza le permite.