La «buena» ocupación de agosto palia el descenso de julio en el Pirineo

Agosto ha sido un mes «bueno» para el turismo en Huesca, según coinciden en afirmar diversas fuentes del sector hotelero de la provincia. Julio fue más flojo que otros años en casi todo el Pirineo, en particular entre semana, pero la plena ocupación que se ha registrado durante gran parte del mes de agosto en todos los valles, especialmente en el de Benasque, ha compensado de tal manera la debilidad anterior que el balance conjunto de ambos meses es positivo.

La provincia de Teruel y la ciudad de Zaragoza, en cambio, han logrado una ocupación equilibrada en los dos principales meses del verano, sin los altibajos del resto del territorio.

En el caso del norte de Huesca, el índice de ocupación hotelera en el Pirineo durante el mes de julio descendió entre un 5% y un 7%, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Esta pérdida de visitantes disparó las alarmas e hizo temer que el verano del 2018 en su conjunto registraran una afluencia menor que en el pasado ejercicio, una previsión que no se ha cumplido, sin contar con que septiembre presenta buenas perspectivas.

«El verano del 2017 fue espectacular y este puede calificarse ya de bueno», asegura José María Ciria, presidente de la Asociación Turística del Valle de Benasque, que considera que, al final de la temporada, el 2018 arrojará un balance de ocupación «similar» al del año pasado.

Claro que en el valle de Benasque no se produjo un «bajón» como el que acusaron otras zonas de la cordillera y que «ha sido la tónica general en toda España». El Pirineo, apunta Ciria, no compite con los destinos de playa ni con otros países mediterráneos, pero sí que se enfrenta al fenómeno de los apartamentos turísticos, que han aumentado su oferta y, en algunos casos, no constan oficialmente, lo que falsea las estadísticas.

Este factor, relativamente nuevo en el norte de Huesca, puede estar detrás del descenso en el número de visitantes y pernoctaciones que se acusó en julio, según piensan los hoteleros. Pero al tratarse de economía sumergida es difícil averiguar su impacto real.

En cualquier caso también se han producido cambios que invitan al optimismo. «El paro ha bajado en la comarca de Jaca debido al tirón del sector turístico», apunta Juan Carlos Artero, presidente de la Asociación de Empresarios Turísticos de la Jacetania. De hecho, ya en junio era difícil contratar camareros con experiencia y otros profesionales de hostelería, tanto en Jaca como en otras localidades del valle del Aragón.

BAJA LA RESTAURACIÓN

En Jaca, julio se redujo a los fines de semana, como es habitual, y agosto empezó con poca fuerza, sin las avalanchas habituales de otros años. Con todo, la ocupación fue creciendo durante el pasado mes hasta alcanzar el 80% por término medio, según Artero.

Luis Terrén, presidente de la Asociación Turística del Valle del Aragón, eleva la ocupación del pasado mes en su ámbito al cien por cien entre el 4 y el 20 de agosto, «lo que indica que el periodo de máxima afluencia en los hoteles se ha acortado».

SEPTIEMBRE

Sin embargo, concluye que, en el cómputo global, el actual verano se puede calificar de «bueno», hasta el punto de «igualarse» con el del 2017, que marcó la cúspide del crecimiento tras la crisis económica.

En cambio, precisa Terrén, en el campo de la restauración, los ingresos obtenidos en agosto no compensan la atonía que se vivió entre semana durante el mes de julio, un mes vital para el sector hostelero.

Pero ahora el sector turístico del Pirineo mira hacia septiembre, que, gracias al buen tiempo en gran medida, empieza con un índice de ocupación durante las dos primeras semanas que varía entre el 40% y el 50%, según los valles.