Ciencia deja en vilo a 7.000 grupos de investigación tras demorar sus ayudas

La burocracia, la mala gestión y la falta de presupuesto están lastrando los anuncios del ministro de Ciencia, Pedro Duque. Él iba a poner en primera línea a la Ciencia española, pero de momento poco ha cambiado. El último mazazo que ha recibido la comunidad científica es el retraso en la entrega de las ayudas del Programa Estatal de Generación de Conocimiento y Fortalecimiento Científico y Tecnológico del Sistema de I+D+i. Pese a ser estas subvenciones el oxígeno de miles de grupos de investigación españoles, Ciencia ha anunciado que se ve obligada a retrasar su entrega seis meses más por su incapacidad para gestionar el elevado número de solicitudes.

Más de 7.000 grupos de investigación españoles estarían afectados por este retraso, «unos 3.100 grupos en retos de conocimiento y unos 4.000 en retos de investigación», según un portavoz del Ministerio, quien para aclarar la demora remitió a las explicaciones que la Agencia Estatal de Investigación había dado en redes sociales. En ellas se culpa al rechazo de los presupuestos de 2019 con los que se podrían «organizar más racionalmente los calendarios de las convocatorias y asignar debidamente los recursos que se requieren para la investigación». La agencia asegura que en los presupuestos había 17 millones destinados a ampliar los recursos humanos y materiales de la institución y con los que se hubiera podido agilizar ésta y otras convocatorias.

Falta de recursos

En la resolución oficial, la agencia estatal también argumenta la falta de recursos humanos y materiales para atender el elevado número de solicitudes que concurren a la convocatoria «y se incrementa cada año, como los numerosos requisitos exigidos a las entidades solicitantes y a los componentes de los equipos».

En este mismo documento, Ciencia se escuda en el retraso que han tenido otras convocatorias pasadas y reconoce el incumplimiento de la Ley General de Subvenciones que obliga a conceder las ayudas en un plazo máximo de seis meses. «A pesar de los importantes avances conseguidos en materia de tramitación electrónica, la experiencia de convocatorias anteriores muestra la gran dificultad existente para completar la tramitación del procedimiento de concesión en el plazo máximo establecido en la Ley General de Subvenciones».

Ahora Ciencia tiene un plazo máximo de seis meses para entregar las subvenciones, aunque podrían acortarse los plazos. Según la Agencia Estatal de Investigación, «se prevé comunicar la propuesta de resolución provisional a los investigadores en mayo».

Más retrasos

En realidad, no es solo un retraso aislado. Por eso, el aplazamiento pone en cuestión la gestión de estas ayudas esenciales para los investigadores. Lo normal hubiera sido que la convocatoria de 2018 se hubiera publicado en primavera para que se pudiera gestionar y terminar el mismo año y no el 1 de enero de 2019 como estaba previsto. Pero no pudo hacerse porque aún se estaba gestionando la convocatoria anterior de 2017. El retraso es acumulado.

Sin una fecha concreta en la que se recibe la financiación, los grupos de investigación no pueden tener un calendario previsible que les permita organizarse y diseñar su trabajo.

Esta situación no es nueva e indigna al mundo científico que lo considera un desastre para la Ciencia en España. Por eso, desde hace años se reclama un Pacto por la Ciencia que permita que la inversión esté siempre garantizada, respetando las fechas y los plazos, como se hace con las pensiones.

«Si fuese cierto que los partidos políticos consideran que la investigación es importante se evitarían estas discontinuidades con los presupuestos», ha explicado a ABC Jesús Pérez Gil, profesor de investigación en la Universidad Complutense de Madrid. Pérez dirige una línea de trabajo que busca fármacos para tratar dolencias respiratorias en niños prematuros, y ha explicado que, a causa de este retraso, puede peligrar la continuidad y la nómina de un investigador postdoctoral de su laboratorio.

«La queja principal es que no hay un calendario», ha señalado. En su opinión, la gestión es un lastre adicional que, añadido a la escasez de presupuesto, «afecta tremendamente a la competitividad de la Ciencia española».

Salvador Martínez Pérez, Director del Instituto de Neurociencias UMH-CSIC en Alicante, ha explicado que el retraso anunciado por la agencia estatal «ha generado mucha incertidumbre e indignación» entre los científicos de la institución que dirige. «Nos acaban de decir que esperemos seis meses más. ¿Qué hacemos con los investigadores cuyos contratos dependen de este presupuesto? ¿Les decimos que esperen? ¿Detenemos la investigación? Esto genera mucha incertidumbre», se ha lamentado.

«Efecto devastador»

Según Martínez, que trabaja en ensayos clínicos para frenar la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), el no tener calendario y tener que hacer frente a los aplazamientos «afecta a nuestra capacidad de desarrollar los proyectos», lo que tiene una consecuencia: «Cada día somos menos competitivos. Y esto no se puede recuperar fácilmente. Cuando tú te paras, otros con más medios -en otros países- siguen adelante».

José Miguel Lizcano, profesor de investigación en la Universidad Autónoma de Barcelona, que trabaja en fármacos contra tumores de endometrio, ha resaltado el «efecto devastador» de estos aplazamientos: «La investigación depende del talento y de la experiencia. Si la continuidad de los investigadores peligra, los equipos de trabajo se derrumban».